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Cine con olor a palomitas y gasolina

  • Triumph, Ducati y MV Agusta aparecieron en la trilogía Matrix
  • Tom Cruise ha conducido una GPZ, una Speed Triple o una Hypermotard

Principio de la esperadísima ‘Matrix Reloaded’ (2003), la segunda entrega de la trilogía de los hermanos Wachowski. Una flamante MV Agusta F4 rueda por un tejado directa al vacío. La conduce Trinity (Carrie-Anne Moss), un personaje que a lo largo de la saga se subió hasta en tres motos distintas. El celuloide y la gasolina se entienden desde hace muchos años y si bien Matrix es uno de los ejemplos más claros, hay muchísimos más.

A veces la aparición de uno u otro modelo no es casual. Hay acuerdos entre productoras y fabricantes, aunque en otras, la elección depende de necesidades del guión o de simples caprichos del director. En MotorEnLinea.es hemos recopilado algunas de las motocicletas y las escenas que forman parte de la leyenda del cine. Desde la Triumph TT Special 650 que se hizo pasar por una moto alemana de guerra en ‘La gran evasión’ hasta la Triumph Thruxton de Mario Casas en ‘Tres metros sobre el cielo’ pasando por la ya eterna Harley Davison American Captain de ‘Easy Rider’.

Volvemos a Matrix Reloaded (Larry y Andy Wachowski, 2003) y a esa escena inicial. La MV Agusta acaba estallando en mil pedazos como si llevara nitroglicerina en el tanque, pero eso es lo de menos. Hay algún que otro error de raccord y muchos giros imposibles de guión sobre dos ruedas –el continuo cambio de neumáticos en la persecución de ‘Misión Imposible 2’ o la Honda XR100 de John Connor con un cambio de marchas interminable en ‘Terminator 2’…-, pero hasta eso se perdona cuando lo verdaderamente importante es que en la gran pantalla aparece un buen hierro. 

No hay motero que se precie que no haga el esfuerzo de identificar al vuelo el modelo. Pues bien, en la saga Matrix tuvimos trabajo extra. La segunda parte empieza con un MV Agusta, pero es Ducati la que se lleva la palma. En la persecución de la autopista, Trinity escapa de los agentes con el hacedor de llaves a cuestas. ¿Cómo? Saltando a un camión cargado de motos de la marca boloñesa. Hay Monster y ST4s, pero elige una 996 de color verde, el mismo tono con el que más tarde el fabricante italiano vestiría una serie limitada de la 998 y la Monster bautizada como ‘Matrix’ para seguir con su huída. La persecución es una de las escenas más brillantes de ‘Matrix Reloaded’, pero no fue la primera vez que los Wachowski sentaron en una moto a Carrie-Anne Moss. En la primera (‘The Matrix’, 1999), aparece fugazmente otra que empleó la gran pantalla como trampolín. Sólo los incondicionales de Triumph o los auténticos freaks de Matrix lo recordarán, pero cuando a Thomas A. Anderson (Keanu Reeves) o lo que es lo mismo, Neo, lo detienen en su despacho, Trinity observa cómo lo meten en el coche a través del retrovisor de una… Triumph Speed Triple 955, un modelo que empezaba a comercializarse el mismo año en que se estrenó esta película.

La amplia filmografía de Triumph

Pero rastrear la presencia de la marca de Hinckley en el cine es hacerlo también por la historia de algunos de sus clásicos. Triumph sigue hoy sacando pecho de que uno de los moteros más ilustres del cine, Steve McQueen,  eligiera su Scrambler para correr los Seis Días de Enduro (ISDE) de 1964, los que se celebraron en Alemania del Este. Un año antes ya se subió a la TT Special 650 durante el rodaje de ‘La Gran Evasión’ (John Sturges, 1963), película que narra una historia real, la huida en masa de un grupo de prisioneros aliados del campo de Stalag Luft III. La imagen McQueen en el papel del capitán de la USAAF, Virgil Hilts, sobre la TT Special 650 debería ilustrar cualquier libro que repase el papel de la motocicleta en el cine. Pero con una aclaración a vuelta de página, porque esta Triumph nunca pudo pisar un campo de prisioneros alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Y no sólo por el hecho de ser una moto fabricada en Inglaterra –que ya sería razón más que suficiente-, también porque su producción arrancó en los sesenta y no en los años cuarenta. Aquí fue la necesidad de una moto ligera y ágil lo que llevó al equipo de rodaje a camuflar la TT Special 650 a imagen y cierta semejanza de, por ejemplo, una BMW R75 como la que llevaban los nazis.

Volviendo a McQueen y su afición por todo lo que llevara ruedas, Triumph sigue incluyendo en su catálogo un kit de personalización de su Scrambler con las placas y el número 278 que llevó el actor en los ISDE de 1964. Incluso hace unos años lanzaron una serie de ropa dedicada a leyendas como el propio actor norteamericano así como Bob Dylan, ilustre propietario de una Bonneville en los sesenta hasta que en 1966 sufrió un accidente. Y no fue el único en montar una de las máquinas inglesas. Marlon Brando lo hizo en ‘El Salvaje’ (Laszlo Benedek, 1954) concretamente a una Thunderbird 6T ; Clint Eastwood rodó la escena de persecución de ‘La jungla humana’ (Don Siegel, 1968) a través del Central Park de Nueva York en una Bonneville y hasta James Dean se subió a una en ‘Rebelde sin causa’ (Nicholas Ray, 1955), la película que lo convirtió en leyenda.  

Alejado ya de ese aspecto macarra, otro célebre piloto Triumph es Richard Gere. Llevó una Bonneville T140E en ‘Oficial y caballero’ (Taylor Hackford, 1982) y, años después, en ‘Mr. Jones’ (Mike Figgis, 1993) una T120R. Dicen de él que se fue a Inglaterra para traerse una Bonnie con el primer cheque que cobró de su participación en el musical de Grease a mediados de los setenta.

Volviendo a ese perfil de tipo malo, moto y cine han dado mucho de sí. Lo último, en la producción española adaptación del libro de Federico Moccia, ‘Tres metros sobre el cielo’ (Fernando González Medina, 2010) en la que Mario Casas aparece enfundado de cuero sobre una Triumph Thruxton. Años antes el macarra por antonomasia de las series de televisión española, Miguel Ángel Silvestre, El Duque de ‘Sin tetas no hay paraíso’, ya se subió en la inmensa Rocket III inglesa.

Acabamos con Triumph volviendo al modelo que aparecía rápidamente en ‘The Matrix’, la Speed Triple. Antes de que Carrie-Anne Moss se subiera a ella Tom Cruise ya se había marcado una persecución imposible a lomos de una en ‘Misión Imposible 2’ con otra moto de la marca, una Daytona. La consolidación de la arriesgada doble óptica de Triumph tuvo un antes y un después con esta película, ya que fue uno de los iconos de esta segunda entrega de la saga.

A propósito de Tom Cruise, ya en Top Gun (Tony Scott, 1986) montó una Kawasaki GPZ 750R y más recientemente, en ‘Noche y día’ (James Mangold, 2010) a una Ducati Hypermotard con Cameron Díaz de paquete. La marca boloñesa también es una de las preferidas por muchos directores y en Catwoman (Pitof, 2006) la condujo otra guapa de Hollywood: Halle Berry.

Producto nacional

Motos inglesas, italianas y, como no, americanas. Las Harley Davidson son una constante cuando motos y cine van de la mano. Y si hablamos de iconos, la Captain America de ‘Easy Rider’ (Dennis Hooper, 1969) es indiscutiblemente la imagen que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de una chopper auténtica. Paradojas de la vida, en Milwakee arquearon una ceja cuando les plantearon colaborar con el rodaje porque no querían asociar su imagen con la de un grupo de moteros forajidos. Así que producción tuvo que agenciarse dos FL 1200 subastadas por la policía de Los Ángeles y las tunearon hasta hacerlas casi irreconocibles. Quedaron tan satisfechos con el resultado que Peter Fonda se quedó la que sobrevivió al rodaje, aunque se la acabaron robando en su propio garaje.

Más HD… La FLSTF Fat Boy de Arnold Schwarzenneger en el papel del T-800 reprogramado para proteger a Sarah y John Connor en ‘Terminator 2: El juicio final’ (James Cameron, 1991). Por una vez, el bueno iba en moto y el malo, el T-1000, en un camión. Otra saga de ciencia ficción, la de X-Men, ha empleado Harley. Cíclope tenía una V Rod 1130, la más futurista de toda la gama; y en ‘X-Men Orígenes: Lobezno’ (Gabin Hood, 2009), su protagonista conducía una Harley Davidson Hydra Glide.

Veinte años antes, ‘Black Rain’ (Riddley Scott, 1989) comenzaba con Michael Douglas montando una de las máquinas americanas con aspecto café racer que algunos dicen que es una XLCR de 1977 y, otros, una evolución de la Sportster que salió al mercado en 1986. Hay auténticos especialistas en la identificación de modelos y versiones y precisamente este filme es uno de los que más debates genera, incluso con las Suzuki que en ella aparecen. De lo que no hay duda es que dos motos que eran nuevas en el catálogo del fabricante de Hamamatsu tuvieron su cuota de pantalla en ‘Black Rain’: la GSX-R 750 y la GSXF 1100, tanto que un joven Douglas aparecía sentado sobre una de ellas en el cartel.

Para moteros cinéfilos

Hay muchísimas más. La MV Agusta F4 750 SPR que conduce Will Smith en ‘Yo, robot’ (Alex Proyas, 2004); la BMW Cruiser R1200, una privilegiada al asociarse a la marca 007 en una de las entregas de James Bond o la enclenque Motoskeeter  de ‘Dos tontos muy tontos’ (Peter Farrelly, 1994), por citar sólo algunas.

Acabamos con una recomendación para motards: ‘Burt Munro: Un sueño, una leyenda (Roger Donaldson, 2005). Este biopic protagonizado por Anthony Hopkins cuenta la historia de un neozelandés –Herbert James Munro- cuyo récord de velocidad para motos de menos de mil centímetros cúbicos logrado en 1967 en el desierto de Bonneville Salt Flats con una Indian modificada artesanalmente todavía sigue vigente hoy. Los que conocen la verdadera historia de ‘Burt’ dicen que la película es muy fiel a la hora de retratar su obsesión por mejorar su Indian de 1920 y que convirtió en la más rápida de la historia.

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