Continúa la maldición alrededor de cualquier proyecto de construcción de un circuito permanente en Canarias. El de Tenerife, cuya primera piedra se puso hace ahora un año y debía estar finalizado en 2018, lleva meses en vía muerta y ha tenido que ser el propio Cabildo de Tenerife quien salga a su rescate anulando la adjudicación de su construcción y asumiendo el coste.
Según informan medios tinerfeños, el Cabildo de Tenerife ha resuelto ese contrato de construcción que debía ser ejecutado y financiado por la empresa Onda Rossa a cambio de la explotación de sus derechos durante 35 años. Las dificultades económicas que atravesaba, según estos medios, esta empresa concesionaria, fue el detonante de la paralización de esas obras que debían completarse en un plazo de 21 meses. Hace ahora un año, en agosto de 2016, se instaló la primera piedra y, meses después, en noviembre, comenzó el movimiento de tierras, pero poco más.
El Cabildo de Tenerife ha señalado que “en breve” se publicará en el Boletín Oficial del Estado “el acuerdo del inicio de procedimiento de la rescisión del contrato al no haberse podido notificar a la sociedad”. Aclara el Gobierno insular que la razón por la que las obras no se han ejecutado al ritmo previsto “no son responsabilidad del Cabildo sino de la empresa contratista, a la que la corporación insular ha requerido en varias reuniones que cumpliera los plazos acordados”.
Walter Sciacca, que fue nombrado director del Circuito del Motor de Tenerife va a seguir vinculado a este proyecto, ya que el Cabildo de Tenerife quiere contar con él como consultor especialista. No se ha especificado cómo va a afectar este cambio en la hoja de ruta en la agenda de construcción y puesta en marcha de estas instalaciones deportivas cuyo coste de construcción está valorado en 23,6 millones de euros, incluyendo la creación de un acceso norte y una serie de dependencias y servicios.
