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De 0 a 400 km/h (y parar) en... ¡42 segundos!

  • Al frenar, el alerón trasero adquiere un ángulo de 49º

Que el Bugatti Chiron no es un coche convencional es algo más que obvio. No puede serlo un vehículo con 1.500 CV de potencia y que, desde ahora, puede presumir de tener un récord mundial: pasar de 0 a 400 km/h y volver a detenerse por completo en 41,96 segundos.    

La marca de Alsacia ha recurrido a Juan Pablo Montoya para establecer esta plusmarca que, además, ha sido registrada por SGS-TÜV Saar, una empresa especializada en la verificación y certificación de pruebas. El colombiano, ganador de un gran premio de F1, de dos Indy 500 y tres ediciones de las 24 Horas de Daytona, necesitó 3.112 kilómetros.

Conseguir los 400 km/h puede parecer fácil en este coche con un motor de ocho litros y configuración W16. ‘Sólo’ hay que activar el modo ‘Top Speed’ que desactiva la limitación para circular a más de 380 km/h, activar el ‘Launch Control’, pisar con fuerza el pedal de freno y soltarlo cuando los 1.500 CV empiecen a trotar al unísono y repartidos entre las cuatro ruedas.

El control de tracción actúa ante cualquier pérdida de agarre de los neumáticos especiales Michelin mientras el motor empieza a aproximarse hacia su régimen máximo. Su sistema de sobrealimentación de dos etapas hace que al principio sólo actúen dos de los cuatro turbocompresores; a partir de las 3.800 rpm se activan los dos restantes.

32,6 segundos y 2.62 kilómetros después, la aguja del velocímetro del Chiron señala ya los 400 km/h. A esa velocidad todo sucede muy deprisa y la inmensa fuerza centrífuga a la que somete las ruedas hace que cada gramo de goma sea el equivalente a 3,6 kilogramos; la pequeña válvula metálica de 18,3 gramos se convierte a esa velocidad de giro en alrededor de 45 kilogramos. 

Llega la segunda etapa del récord. Es ahora cuando hace falta un piloto experimentado capaz de soportar casi sin despeinarse la sensación de frenar en seco esta bestia desbocada. En concreto, dos veces la fuerza de la gravedad. Pisa el freno y en ocho décimas de segundo el alerón posterior adquiere un ángulo de 49º para ayudar a detener el vehículo. El tren trasero llega a soportar a 400 km/h una presión aerodinámica de alrededor de 900 kilogramos.   

Si el motor es sensacional, en el otro lado del espejo, los frenos también son descomunales en el Chiron. Los discos, de 420 mm en el tren delantero y 400 mm en el trasero, están fabricados en una combinación de material cerámico y carbono; las pinzas, específicas para este modelo, tienen ocho pistones en las ruedas delanteras y seis en la trasera. Con todos estos componentes trabajando al límite de su resistencia, el Bugatti Chiron se detiene en 9,3 segundos, tiempo en que ha recorrido 491 metros.

“Haría cualquier cosa que quisiera Bugatti con tal de conducir este increíble coche”, ha afirmado Montoya. “Cuando estás conduciendo por primera vez el Chiron y te lo tomas con calma, no puedes imaginar lo potente que es. Pero tan pronto como pisas el acelerador, escuchas los turbos, llega todo ese par y, simplemente, no para. Es como una curva lineal de potencia hacia la felicidad”, bromea el piloto de las IndyCar Series. 

Por ahora, trescientas de las 500 unidades de la serie limitada del Chiron ya han sido vendidas. 

 

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