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Prueba

BMW 116d: Detalles que marcan la diferencia

  • Es al darle vida cuando las diferencias no se intuyen, se sienten
  • La suspensión deportiva aporta mayor estabilidad en curva y pisada
  • Gran parte de la carga tecnológica se concentra en el control iDrive

Aunque se espera una refundación del modelo allá por 2019, BMW no ha querido esperar para someter a su Serie 1 a una acertada puesta al día. Aunque se le pueda achacar una tendencia aún más acusada a homogeneizar su catálogo, lo cierto es que la adaptación del compacto a los modelos de más personalidad en la gama BMW le viene que ni pintado. 

Es cierto que, en cuanto a diseño, el Serie 1 dio un ligero bandazo en su segunda generación, pero la tercera –que entró en juego hace ahora dos años– volvió a alinearlo en el ala más agresiva de la gama BMW. Se acabaron las medias tintas y las líneas suaves. El nuevo Serie 1 abre bien los ojos, subraya la característica doble parrilla oval mediante un marco oscuro y conserva un capó y unos paragolpes muy afilados para hacerse fuerte en su posición de compacto ‘made in Germany’ con genes Premium deportivos. 

Han permanecido intocables desde 2004 el largo capó o el habitáculo en posición muy retrasada que, además de diferenciar, una tras otra, cada generación del Serie 1, es parte de la receta que da sustancia a este coche cuando se aprieta el botón de arranque.

Es aquí, al darle vida a este BMW, cuando las diferencias respecto a sus rivales no se intuyen, se sienten. El rendimiento dinámico de todo modelo de la marca triangula sobre tres vértices: el excelente reparto de pesos, una dirección que tiende a decantarse instintivamente hacia un tacto más deportivo y la sensación que aporta la propulsión trasera. Con esta constante, hay versiones que añaden una pizca de picante mediante un motor contundente y un equipamiento a juego.

En esta ocasión, esta unidad proporcionada por Marmotor, acunaba el motor 116d, un tres cilindros con 1.496 cc y 116 CV que tiene en su frugalidad (3,7 l/100 km en ciclo mixto) su mayor gancho, pero cuyo par de 270 Nm (entre 1.750 y 2.250 rpm) da más que una alegría cuando nos dejamos llevar por la tentación de hundir el pedal del acelerador en la chapa. No es su fuerte (sí su equilibrio y su enorme suavidad), pero no desentona a pesar de que su coraza endurecida por el paquete deportivo M que incluye taloneras y paragolpes específicos.

El paquete M trae aparejada también la suspensión deportiva, un componente que aporta una estabilidad en curva y pisada a la hora de poner en práctica una conducción más incisiva en carreteras viradas. Más aún, cuando se buscan sensaciones un poco más fuertes pulsando el botón de modo Sport y Sport Plus que endurecen esas suspensiones y la dirección asistida. Este modelo iba calzado con unas cautivadoras llantas de 18’’ de diámetro con cinco radios dobles en acabado bitono y con unos neumáticos de perfil muy bajo que ayudan a tener un feedback aún mayor al volante.

Mayor asistencia, mayor seguridad

El lifting al que BMW ha sometido a su Serie 1 también ha tenido otro efecto colateral muy positivo. La actualización incluye nuevos asistentes, como el Control de Crucero Activo (o adaptativo) con función Stop&Go. Dicho de otra forma, que es capaz de adaptarse de forma automática a la velocidad a la que discurre el tráfico siendo capaz incluso de frenar. El confort que proporciona es sólo un adelanto de los avances que se siguen incorporando a medida que nos aproximamos al ámbito de la conducción autónoma. 

En esta misma línea, el asistente de conducción incluye una función de frenado de emergencia en ciudad al percibir riesgo de impacto con otro vehículo (incluidas motocicletas) o con un peatón; y un aviso de abandono involuntario de carril. Por último, el nuevo asistente de aparcamiento (que no montaba esta unidad) tiene capacidad para detectar espacios para poder estacionar sea cual sea la posición.

Un interior muy tecnológico 

Salvo su gama eléctrica (la BMW i), que va más por libre, la marca arlequinada tiende a replicar en todos sus modelos una misma base de interior. Pero el Serie 5 ha supuesto un acelerón tan grande en materia de conectividad y ergonomía –gracias a la tecnología– que el avance se produce también en el Serie 1. Además, se detecta rápidamente. No hay más que darle al contacto para ver cómo toma vida el panel de instrumentos más digitalizado con un display perfectamente integrado en la base. 

Esa carga tecnológica extra se concentra en el control iDrive y la nueva pantalla táctil de hasta 8,8’’ (hasta ahora no tenía esta característica en el Serie 1). Ese mando incluye una superficie táctil con la que se pueden coger rápidos atajos a la hora de dar órdenes al sistema de entretenimiento y al navegador. La unidad probada recurría a una pantalla convencional y un control iDrive más sencillo pero igualmente resolutivo a la hora de navegar por el infinito mar del sistema de infoentretenimiento.

La instalación de una tarjeta SIM abre un mundo de posibilidades: información sobre el estado del tráfico en tiempo real; alertas de peligro; entretenimiento online y el ‘Asistente Personal’ de BMW con el que se puede obtener información de todo tipo de establecimientos e incluso realizar reservas. Otros servicios muy útiles son la integración con Microsoft Exchange, la creación de un punto de acceso Wifi para hasta una decena de dispositivos y la llamada de emergencia inteligente.

A nivel puramente estético, el puesto de mando está más orientado hacia el conductor y difusores del sistema de climatización, molduras, portavasos y mandos del elevalunas son nuevos. También la costura del salpicadero visible en el acabado M y una guantera cuyas ranuras son mucho más sutiles para integrarse con estilo en ese interior. Los listones embellecedores estrenan acabados, aunque en esta unidad con paquete M Sport que hemos probado para ESTILO MOTOR recurría a unos de color azul. Este ‘pack’ también aporta el aliciente del volante M y unos asientos con detalles de una deportividad exquisita, como las franjas BMW Motorsport y la combinación de tejidos.

Nuevas versiones

Dentro de una estructura de versiones y acabados muy racional y ante un escenario de actualización del modelo, BMW se vuelca con la propuesta de una serie de ediciones especiales que dan realce al desembarco de esta tercera generación: las Edition Sport Line Shadow, Edition M Sport Shadow y BMW M140i Edition Shadow. Son fácilmente identificables; sólo hay que fijarse en el marco negro de la parrilla, las ópticas LED con insertos en este mismo color, la carcasa oscurecida de los pilotos traseros y, en la M Sport, por las colas de escape también negras. Las llantas de esa última versión son de 18’’ en vez de las del Serie 1 Edition Sport Line Shadow, que son de 17’’.

 

Agradecimiento al Grupo Lopesan por ayudarnos a ilustrar esta prueba haciendo uso de los exteriores de su Hotel Villa del Conde de Maspalomas. 

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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