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A lo largo de esta semana, la 41ª edición del Rallye Villa de Llanes se había anunciado de manera recurrente como el último careo frontal entre los dos protagonistas indiscutibles de la esta temporada: Iván Ares y Cristian García. Los hombres que se han venido disputando los honores del campeonato desde que el susodicho recaló en Canarias allá por el mes de mayo. Pero, al final, en absoluto ha sido tal.
El guión ha cambiado sensiblemente respecto a la trama que estaba prevista, y, a la hora de la verdad, lo que se ha representado sobre los húmedos tramos de Llanes, resbalosos y húmedos, como impone la tradición, por acción del orbayu típicamente asturiano (por momentos, más intenso; en otros, liviano e imperceptible, según corresponde a su denominación local), ha sido, cabría decir, un primer ensayo del desfile triunfal como campeón al que parece ya destinado el hombre que, en cuestión de dos meses, se ha tornado el dominador indiscutible de este Nacional: Iván Ares.
Después de mantener a raya por la mañana, sin necesidad de forzar la maquinaria, a Pedro Burgo, que, al igual que en Oviedo, ha hecho la tentativa de plantar cara al coruñés durante los primeros kilómetros del día, el de Hyundai, lejos de verse obligado a atacar al límite, a rodar a fondo, como fue de ley durante la primera mitad del campeonato, ha disfrutado, igual que en las dos citas precedentes, de una jornada cómoda y placentera, pudiendo controlar la carrera a su antojo, prácticamente, desde la segunda sección.
Porque, desde luego, lo que ha quedado clarísimo en la meta del tercer tramo (el más delicado de todo el rallye), cuando los regueros de agua circulaban aún sobre el asfalto mientras la mañana, tímidamente, comenzaba a despuntar, ha sido que, pese al pronóstico de los más escépticos, Cristian García no iba de farol.
El piloto de Tarazona había dejado muy claro los días previos al rallye que, a pesar de su filia por los tramos llaniscos, no tenía intención alguna de arriesgar, teniendo el Cataluña a la vuelta de la esquina y habiendo retirado ya, instado por el patrón de RMC, Roberto Méndez, su candidatura a reeditar el título. Y tal cual ha sido. Vistas las condiciones que presentaba el asfalto desde que, a primera hora de la matinal, aún de noche cerrada, han tomado la salida a la primera especial del día, y sugestionados aún, en cierto modo, por el violento accidente que les dejó fuera de combate hace quince días, en el Princesa de Asturias, al aragonés y a su copiloto, Pablo Marcos, se les ha quitado rápidamente de la cabeza cualquier atisbo repentino que les pudiera entrar de querer correr.
La dupla de Ford se lo ha tomado con más calma que nunca: básicamente, se han dejado caer por las carreteras orientales del Principado, rodando con una prudencia quizá, incluso, excesiva, tratando de evitar cualquier contratiempo que pudiera comprometer su comparecencia, a partir del próximo jueves, en el parque de asistencia del Cataluña, donde se van a presentar por primera vez ante las figuras mundialistas de la categoría WRC2.
Por tanto, autodescartado desde el principio el campeón en título, y ratificada a mediodía la preponderancia de Ares sobre Pedro Burgo y Surhayen Pernía, el único aliciente que ha deparado la jornada lo ha aportado, sorprendentemente, el hombre que, hace justamente un año, volvió a sentirse piloto en el podio de la cita asturiana, después de un largo periodo en el dique seco por una fastidiosa lesión: Joan Vinyes.
Como en sus mejores tiempos, el bravo piloto andorrano ha vuelto a romper los esquemas a más de uno, mostrándose desde el principio capaz de pelear de tú a tú el podio a las monturas más lustrosas del campeonato con el Swift N5 que estrenó la temporada pasada Suzuki Ibérica. En manos de su principal figura, el prototipo con genes argentinos construido en los talleres de ARVidal ha mostrado la mejor cara que ha sido capaz de componer hasta la fecha, llegando, incluso, a hacer soñar al equipo con una victoria a la heroica antes de la última asistencia.
Dos tramos antes de finiquitar el rallye, Vinyes ha disparado la ilusión de los suyos, y de toda la afición, aproximándose con garra y fe a 10 segundos del liderato inamovible en que se había instalado Ares. Al final, la lógica se ha mantenido firme y el gallego ha acabado rematando sin demasiados esfuerzos una nueva victoria (la tercera consecutiva) para él, que le deja ya a las puertas del título, antes de afrontar la estación final de este periplo cantábrico que ha dado la vuelta como un calcetín al Nacional de la renovación. Máxime teniendo en cuenta que Burgo, su máximo rival ahora ante la hoja de cálculo, ha acabado apeado de las plazas de honor, después de que Surhayen Pernía le haya doblegado a última hora, reportando así un nuevo podio a Hyundai Canarias.
Sin embargo, este año, la sensación del rallye llanisco ha sido, indudablemente, Vinyes. Uno de los pilotos más queridos, aclamados y corajudos de las últimas décadas, que ha ampliado hoy, subido al capó de su Swift N5, la sonrisa que volvió a esbozar en este mismo viaje, hace doce meses, inscribiendo su nombre, casi tres años después, en un podio del Campeonato de España.
Su compañero, Gorka Antxustegi, se ha visto eclipsado, como suele, por su compañero de equipo, que le ha endosado más de dos minutos al término de los diez tramos incluidos en el rutómetro. El vasco ha finalizado sexto, entremedias de Cristian García y Álvaro Muñiz, sorprendente vencedor entre los vehículos de tracción simple sobre el deslizante asfalto asturiano, al volante de un Abarth 124 Rally que, en cuestión de seis meses, ha cambiando por completo la tendencia negativa de principio de temporada, alcanzando ahora un estado de forma formidable, en consonancia con el de su piloto; nuevamente, líder del Trofeo de España de 2RM.
Manuel Mora no ha podido batir esta vez al escorpión en la tierra de sus principales valedores: los artífices de la Copa Auto Colón. No obstante, el piloto moscón ha vuelto a encabezar la clasificación de R2, redondeando así un doble triunfo en su regreso al Campeonato de España con motivo de las pruebas que mejor conoce: las de su tierra natal.
Como cabía esperar, Fredy Tamés no ha tenido rival por los tramos de casa entre los Swift de la Copa Suzuki, en la que se postula ya como campeón, lo mismo que Antón Fojón dentro de la Sandero Cup, donde ha vuelto a mostrarse superior a sus rivales este fin de semana.
