COCHES
Prueba

Las casualidades no existen

  • La nueva pantalla ofrece una distribución más lógica de sus funciones
  • El nuevo Polo es sorprendentemente ágil

Hay poco misterio en que el Volkswagen Polo sea el modelo más vendido en Canarias desde 2013. Más allá del propio tirón del segmento en el que defiende el pabellón de la marca alemana, es un coche que, generación tras generación, ha ido ganando adeptos a base de un diseño definido y cada vez más atemporal; una serie de mecánicas de contrastada fiabilidad; y un equipamiento que, aunque con alguna excepción, ha sabido adaptarse a modas y demandas de un público, el de los subcompactos, que es el más permeable a tendencias y nuevas tecnologías. 

La sexta generación que acaba de llegar a Canarias sigue esta misma línea, avanzando exactamente en aquello que marca la pauta en su categoría. Lo hemos probado en su versión Highline con el motor 1.0 TSI y el cambio DSG de siete velocidades y aunque conducirlo es como reencontrarse con un viejo amigo, aún hay margen para sorprender y (volver a) convencer. 

Hay componentes de esta versión muy recomendables si se quiere marcar la diferencia, como los faros LED con luz diurna (con función ‘coming’ y ‘leaving home’) y el color Naranja Calatea. Hay llantas que le sientan mejor al nuevo Polo que las ‘Torsby’ (16’’) que montaba esta unidad, pero, en general, el resultado es un coche con un aire más avanzado y completo.

Del interior, lo que más salta a la vista al cerrar las puertas y acomodarse en el puesto de conducción es que la nueva configuración de consola y salpicadero crea una mayor sensación de espacio. Están los mismos componentes, pero la distribución de la pantalla multifunción en lo alto y, a continuación, el difusor de aire, el sistema de climatización y, ya en el túnel central, la palanca de cambios mejora la ergonomía. También refresca su aspecto (algo que se agradece en ese uniforme tan alemán) cómo pantalla y cuadro forman una unidad visual enmarcada por el embellecedor personalizable del salpicadero. 

Modas aparte, la nueva pantalla táctil de 8’’ ofrece una distribución más lógica de todas sus funciones y al estar presidiendo la consola, tanto su manejo como su visión se hace de manera mucho más natural. El entorno del conductor está ligeramente orientado hacia él, pero el hemisferio del habitáculo dedicado al copiloto da mayor sensación de amplitud. El maletero es un paso al frente innegable, ya que pasa de los 280 del anterior Polo a los 351 de éste, mucho más aprovechables.

Aunque, a pesar de ser la versión Highline, seguimos echando de menos algunos materiales con más presencia y mejor tacto, pero en este sentido parece obvio que en el Grupo Volkswagen se han dejado de inventos y han recurrido a plásticos de tacto mejorable, pero mucho más duraderos. Un diez, en cambio, al cuero que viste el volante y el pomo de la palanca de cambios, así como al tapizado ‘Tracks 2’ con un aire muy técnico. 

En el plano tecnológico, la integración del sistema multimedia con un teléfono inteligente con sistema operativo iOS es total y muy rápido si se emplea la toma USB que activa de forma automática Apple CarPlay. Desgraciadamente, hasta 2018 no se podrá equipar el Polo con el cuadro de instrumentos digital. Nos ha quedado también la espina de poder probar el equipo de sonido de Beats Audio después de haber conocido el B&O Play de uno de sus rivales más directos: el nuevo Ford Fiesta.

Siguiendo el hilo de su equipamiento tecnológico, brilla el control de crucero adaptativo (ACC) que adapta la velocidad del vehículo al del vehículo que nos precede en el mismo carril y teniendo en cuenta el nivel de distancia que ha fijado el conductor. Todo ello desde el volante multifunción, por cierto, de presencia, ergonomía y tacto muy mejorado respecto al anterior modelo.

Más ágil que nunca

En el plano dinámico, conducir el Polo ha sido como reencontrarse con un viejo amigo. Por lo menos en carretera, donde sigue convenciendo con un confort de marcha notable para un coche de su tamaño. Sin embargo, donde esta nueva generación se siente muy superior a la anterior es ‘dando marcha’ al volante. El nuevo Polo es, incluso para un coche de su segmento, sorprendentemente ágil.

Ligero es la palabra que mejor lo define, pero no tanto como dato comparativo de su ficha (que también), sino por la sensación que transmite en marcha. La nueva plataforma que comparte con el nuevo SEAT Ibiza le ha sentado de maravilla a la sexta generación del modelo más vendido en Canarias desde el año 2013.

El motor, el 1.0 TSI de 115 CV parece una buena apuesta por unas prestaciones más que holgadas para un coche del calibre del Polo y porque su consumo (4,8 l/100 km de media según datos oficiales) hace de él una alternativa bastante frugal. Eso sí, fue imposible moverse en unos niveles de consumo medianamente próximos a ese dato del que presume Volkswagen. No es, ni mucho menos, el propulsor más silencioso de Volkswagen, pero es cierto que, en condiciones de alta carga sobre el pedal del acelerador, ese ruido tiene claros tintes deportivos. Aunque en rumorosidad es mejorable, no hay ni rastro de vibraciones, algo que siempre hay que poner bajo lupa en un ‘tres cilindros’ como éste. 

El cambio automático DSG de doble embrague y siete velocidades está a prueba ya de cualquier tipo de propulsor. Aunque por razones de consumo, tienda a emplear marchas más largas haciendo algo más perezoso el motor, la electrónica sabe leer de inmediato la voluntad de dar alegría al cuentarrevoluciones para hacer que emerja esa otra cara del Polo 1.0 TSI. Sí nos ha resultado hasta cierto punto incómodo el Stop&Start automático en esta versión, ya que tenía el gatillo algo rápido a la hora de detener el motor. Hay que recordar que este sistema prescrito por muchas marcas para ir limando consumo de gasolina es fácilmente desconectable mediante el botón de la consola.

 

 

 

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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