No se han hecho esperar. Al comienzo de una edición que se ha internado en el desierto nada más empezar, los Peugeot han cumplido el guión previsto y, en cuanto los 3008 Maxi han asomado el morro por las dunas del Perú, sus pilotos -por lo pronto, los nacionales: los mismos que coparon hace un año el podio de Buenos Aires- han constatado que, antes de decir adiós al Dakar, son los grandes favoritos, una vez más -por mucho que el reglamento les haya obligado a engordar-, para alzarse con el triunfo final.
Ayer, en la prólogo inaugural, al contrario que Nasser Al-Attiyah, los hombres de Sochaux optaron por esconder la cabeza debajo el ala (las de sus puertas en forma de gaviota). Una decisión que hoy, con una etapa por delante de desierto y pura navegación (casi 300 kilómetros de especial en bucle alrededor de Pisco), a la que los coches han partido como avanzadilla, sin traza alguna que poder seguir, les ha resultado ganadora, al contrario que al catarí.
El jefe de filas de Toyota ha cedido un cuarto de hora deambulando por la arena, guiado a duras penas por su copiloto, Matthieu Baumel, que ha sufrido problemas de descomposición en el transcurso de la jornada, igual que Lucas Cruz.
El catalán no ha estado hoy demasiado católico que digamos, tampoco con la brújula. Aunque Carlos Sainz y él han liderado los kilómetros iniciales de la etapa, un par de pinchazos en los sectores sucesivos, unidos a algún error de navegación, ha acarreado 13 minutos de pérdida a la dupla española. En cambio, sus compañeros de equipo han gozado de un día espléndido surfeando bajo el sol abrasador del verano sudamericano por el desierto de Ica. Unas condiciones ideales para un dakariano de raza, que ha aprovechado Cyril Despres anotándose, tres años después de debutar con Peugeot, su primer triunfo parcial en la categoría de coches.
El galo ha aventajado por 48 segundos a Stéphane Peterhansel, erigiéndose automáticamente como nuevo líder del rallye con casi medio minuto de margen sobre Monsieur Dakar, y 5´44" respecto a Giniel de Villiers; el hombre más competitivo de Toyota durante esta segunda jornada: cuarto, a espaldas de Sébastien Loeb, que ha cedido apenas tres minutos en relación a sus compatriotas, con los que (como hoy) compartió triplete el pasado año.
Mientras tanto, Orlando Terranova ha sido quien ha liderado hoy las huestes de X-Raid. No obstante, no ha sido esta una jornada positiva para el equipo de Sven Quandt. El estadounidense Bryce Menzies, la sorpresa de la prólogo de ayer, al clasificarse cuarto con uno de los nuevos buggies que están construyendo los alemanes, ha destrozado el coche esta mañana, a las primeras de cambio. Por si fuera poco, el principal aspirante al triunfo de la escuadra teutona, Nani Roma, ha caído al décimo lugar de la general, después de encallarse en una duna y ceder 22 minutos al término de la especial.
