Ya lo decía David Castera, el director deportivo de este Dakar: “el regreso a Buenos Aires será temible”. Y lo está siendo, por lo menos para Carlos Sainz y Lucas Cruz, que después de una primera mitad de carrera arrolladora han sufrido en dos etapas todo lo que esquivaron hasta llegar Arica. Si la décima etapa entre Copiapó y Chilecito le costó prácticamente el triunfo, la undécima entre Chilecito y San Juan ha supuesto la puntilla para sus ya remotas opciones.
La culpa la ha tenido hoy la rotura de un amortiguador del Volkswagen Race Touareg, un coche que se había mostrado irrompible hasta ahora. Y es que la etapa de hoy, de 530 kilómetros cercenada por un tramo neutralizado también se las traía. El Dakar de este año no va a abrir la mano hasta la etapa del sábado, la reservada a homenajear a los supervivientes del raid más duro del mundo que llegarán deshechos a Buenos Aires.
Sainz no ha podido hacer nada y hoy ha perdido una hora y 14 minutos, suficiente para quitarse de la cabeza la posibilidad de seguir presionando a Nasser Al Attiyah, pero también para perder la segunda plaza provisional frente a otro de sus compañeros de equipo en Volkswagen, el sudafricano Giniel de Villiers.
No empezó bien el día para el madrileño y catarí, que sufrieron un accidente de tráfico por la mañana cuando se desplazaban al vivac para tomar la salida en esta undécima especial. Un coche embistió la furgoneta en la que viajaban y aunque el conductor tuvo que ser trasladado al hospital, ni Sainz ni Al Attiiyah sufrieron daños de consideración; sólo unos cortes y un pequeño esguince en el caso de Nasser.
Ya en carrera, se preveía una etapa con Sainz y Cruz volcados totalmente al ataque para poder restar alguno de los más de nueve minutos que le cayeron ayer miércoles. Tras salir detrás del líder de la prueba, Sainz pisó fuerte y pronto alcanzó la estela del Race Touareg de Al Attiyah, encargado de abrir pista el día de hoy. En el kilómetro 224, Sainz aventajaba en casi minuto y medio a su rival y parecía enfilado hacia su vigésimo tercera victoria parcial en el Dakar.
Al Attiyah será cauto
Sin embargo, en el kilómetro 412, Sainz, cegado por el polvo, clavaba su rueda delantera derecha en un socavón rompiendo violentamente la amortiguación de su coche. Su compañero, el norteamericano Mark Miller, paró a asistirle, pero no evitó que se pasaran más de una hora tratando de recuperar el Race Touareg para la causa. Si ayer, con la duna, los dos errores de navegación y la avería en la caja de cambios se despidió de la victoria, hoy ha cedido incluso la segunda posición.
El mal de unos es la alegría de otros. Al Attiyah tiene su primer Dakar prácticamente en el bolsillo y sólo una catástrofe en forma de avería le podría privar de ello. “Hemos arrancado bien la especial, optando por permanecer detrás de Peterhansel. El coche está respondiendo francamente bien y hoy no hemos tenido ningún problema. No sé qué le ha pasado a Carlos, que estaba atacando fuerte desde atrás, pero espero que pueda reparar el problema. Yo, por mi parte, estoy satisfecho con mi actuación. Hemos hecho un buen trabajo y voy a darlo todo para llegar bien a Buenos Aires. Mañana será otro día y nos toca abrir pista. Seremos lo más cautos posible”.
Stéphane Peterhansel ha sido el único capaz de seguir el ritmo del líder, por ello ha pasado por meta con un tiempo 1:13 segundos peor que el del príncipe catarí que, tras esta nueva victoria, amplía su ventaja a 52 minutos sobre De Villiers. Sainz tendrá que pelear en las dos jornadas que quedan para lograr un puesto en el podio final de Buenos Aires.
