COCHES
Prueba

Compacto premium con todas las letras

  • Su diseño no engaña: el Clase A es una flecha sobre la carretera
  • Lejos ha quedado ese pasado monovolumen de este modelo
  • En su conducción, demuestra que merece la enorme estrella del frontal

Hablar de los compactos de nuevo cuño y no aprovechar la invitación de Flick Canarias para subirnos al nuevo Clase A sería un pecado. Porque si hay un modelo que encarna buena parte de esa nueva manera de hacer las cosas es este nuevo Mercedes-Benz que está a la venta desde hace unas pocas semanas.

Ya saben que la historia del Clase A es la del viraje de Mercedes-Benz desde unas coordenadas propias de un monovolumen compacto hacia las de un segmento C. Ahora, en esta nueva entrega, se reafirma en ese perfil de dos volúmenes pero recalibrando sus cotas para hacerlo más útil y confortable. El interior rebosa tecnología y ésta, además de elevar el confort al volante y multiplicar el caudal de información, reinterpreta el lujo clásico de Mercedes-Benz a base de modernidad. 

Por fuera, ya lo ven, el nuevo Clase A parece una flecha. El capó más bajo y las ópticas más próximas al suelo (además de las luces diurnas en forma de antorcha) dan su punto a este modelo y lo alejan por completo de cualquiera de los compactos Premium que se atrevan a seguir su huella. Su silueta mejora aún más el coeficiente aerodinámico de su predecesor (ahora, Cx 0,25) y la línea de carácter lateral subraya lo que es un hecho: su mayor longitud. En realidad, crece en todas sus cotas con 4.419 mm de longitud (+120), 1.796 mm de ancho (+16), 1.440 mm de alto (+6) y 2,729 mm de distancia entre ejes (+30).

Si el exterior seduce jugando la carta del diseño (más aún con el acabado AMG de esta versión), el interior se desliza hacia un lado más tecnológico sin perder de vista en ningún momento la pureza de líneas de todo Mercedes-Benz. Los asientos son una virguería, los paneles de las puertas… Todo. Pero esos componentes quedan a la sombra del conjunto de dispositivos denominado MBUX (Mercedes-Benz User Experience) y que sumergen al nuevo Clase A en la nueva era de la conectividad.

Dejando a un lado los avances que el MBUX trae consigo en términos de confort y servicios conectados (hablamos de ello en otro apartado), vamos a poner el foco en el puesto de conducción Widescreen, el que fusiona dos visualizadores de 26 cm cada uno: el del cuadro de instrumentos digital y el de la pantalla táctil. Esta solución libera por completo el salpicadero y hace del Clase A un modelo que materializa el futuro que venían avanzando muchos prototipos. 

Cuadro y sistema multimedia forman un enorme conjunto horizontal que, a pesar de no tener ningún carenado ni ninguna hornacina, se ve de maravilla. Es mucho más sencillo que en otros coches con visualizadores digitales acceder a los distintos modos de presentación mediante (otra virguería) los botones de control táctil del volante.

 

Al volante de un Mercedes-Benz

Con esta configuración de interior (hay otras opciones), todos los controles son táctiles, ya sea mediante esos diminutos botones del volante, con el panel de la consola excelentemente acabado o de la propia pantalla. Los gráficos son de alta resolución y la ejecución, excelente. Pero todo esto no consigue abstraernos de lo que verdad importa: estamos al volante de un Mercedes-Benz.

Esa pieza, el volante, tiene mucho que ver en esa primera impresión que transmite el Clase A. En realidad, todo punto de contacto coche-conductor condiciona esa sensación placentera y exclusiva de marcas como Mercedes-Benz. Más que rodar sobre la carretera, el nuevo Clase A parece leerla, aunque hay que recordar que para nuestro mercado forma parte de su equipamiento de serie el chasis de enfoque deportivo rebajado en 15 mm y con ajustes de muelles y amortiguadores específicos. Firme en sus reacciones, la dinámica de conducción es deliciosa.

 

Un mar de virtudes

El motor del A200 es el nuevo cuatro cilindros de 1,33 litros al que han logrado extraerle 163 CV. Con él, el Clase A ofrece un buen compromiso entre rendimiento, confort y economía de consumo. Aquí hay que tener en cuenta que, en versiones con la caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades (7G-DCT) incorpora la desconexión selectiva de cilindros. Es decir, en condiciones de baja demanda de potencia, se ‘desconectan’ dos de los cilindros para poder reducir consumos y emisiones. Según datos oficiales, la media se sitúa en 5,2 l/100 km y 120 g/km de CO2, respectivamente. 

Con esta mecánica y en conducción deportiva no nos ha parecido un coche tan silencioso como presume la marca, aunque es mera anécdota en un mar de virtudes. Vivo si se quiere, suave como la seda lanzado en carretera, este pequeño 1,33 no desentona en absoluto en un coche delicioso de ver, tocar y conducir.

 

El nuevo lujo moderno de Mercedes-Benz

En su versión más equipada y con el puesto de conducción widescreen, el interior del nuevo Clase A encarna ese nuevo “lujo moderno” de Mercedes-Benz que va a ser tan necesario en su próxima gama eléctrica. La tecnología táctil y las pantallas digitales hacen desaparecer la inmensa mayoría de botones y mandos, con lo que el diseño es muy limpio y moderno. Además, ayuda a incrementar la sensación de espacio.

En este sentido, el nuevo Clase A consigue ser más amplio, confortable y útil que su predecesor. Al volante se agradece la mayor altura de hombros, el mayor espacio para los codos y también sobre la cabeza, una ganancia que se repite en las plazas posteriores. El maletero también gana 29 litros para ofrecer 370 litros de volumen de carga. La utilidad también abarca una mayor visibilidad al volante, algo que la marca asegura haber mejorado en un 10% al disminuir zonas ocultas y el tamaño de los montantes.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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