La protección de ocupantes y peatones se ha convertido en la mayor prioridad para las compañías automovilísticas. Las nuevas tecnologías han permitido grandes avances en este sentido y un buen ejemplo es el Ford Focus. La Alerta de Dirección Contraria se basa en el mismo principio que el de Reconocimiento de Señales de Tráfico, utiliza información GPS del sistema de navegación de a bordo para identificar su situación y una cámara montada en el parabrisas.
Si el sistema hace una lectura de dos señales de "dirección prohibida" a ambos lados de una vía de acceso a una autopista o autovía, la Alerta de Dirección Contraria emite una advertencia y muestra al conductor un símbolo rojo de "dirección prohibida", así como un mensaje para "comprobar la dirección de conducción".
Junto a este asistente, Ford añade al nuevo Focus otras tecnologías avanzadas que le permiten frenar automáticamente si el coche detecta una posible colisión o ayudar a los conductores a realizar maniobras evasivas para evitar obstáculos por delante. Una cámara trasera proporciona una visión de 180 grados para retroceder desde los espacios de estacionamiento o entradas a garajes.