Hay decoraciones y colores que han pasado a formar parte de la historia del automovilismo. Algunos de los episodios más emocionantes de este deporte se asocian a los emblemas que vestían la carrocería de los coches y aunque las tabaqueras se llevan en su mayoría la palma, también hay otros que se han ganado un sitio en el olimpo del ‘motorsport’.
Es el caso de la estadounidense American Gulf Oil, cuyos colores azul y naranja vistieron al GT40 que en 1968 dio la tercera de las cuatro victorias consecutivas de Ford en las 24 Horas de Le Mans. “Muchos consideran los colores de Gulf los más reconocibles del automovilismo. El GT40 de 1968 se convirtió al instante en una sensación mundial”, afirma Joe Hinrichs, presidente de operaciones mundiales de Ford.
De ahí que, coincidiendo con que se ha cumplido medio siglo de ese triunfo de Pedro Rodríguez y Lucien Bianchi –y a pesar de que esa misma decoración la llevó también el GT40 con el que Jacky Ickx y Jackie Oliver cerraron esa racha triunfal de Ford un año después–, esta serie limitada Heritage recupera esa emblemática combinación cromática. Otra de las razones de esta distinción especial es que aquel coche, el chasis número 1075 del GT40, es uno de los pocos que ha sido capaz de repetir victoria en las 24 Horas de Le Mans. 
Pero el valor de esta serie especial no radica tan solo en la decoración. Por primera vez en el Ford GT, el paquete opcional incluye una serie de elementos elaborados con fibra de carbono y que son visibles tanto en el exterior como en el interior del GT Heritage Edition. Ese paquete opcional también comprende un vinilo con el número 9 (también en símil carbono y en capó y puertas) como el que Pedro Rodríguez y Lucien Bianchi llevaron en 1968. En 2020 el Ford GT podrá llevar el número 6 en homenaje también a esa cuarta y última victoria consecutiva en Le Mans.
De serie, esta serie especial incluye pilares A en fibra de carbono, unas llantas de 20’’ hechas en acero oscuro brillante y con tuercas negras y, tras ellas, unas pinzas de freno plateadas. Los retrovisores tienen unas carcasas plateadas. Dentro, un tapizado que Ford ha denominado ‘Ebony Alcantara’ viste asientos, panel de instrumentos, pilares, techo y volante. Asientos y volante cuentan, además, con una serie de costuras azules y naranjas de contraste. Umbrales de puertas, módulos de climatización y consola central están hechos en fibra de carbono mate.
Más detalles que brillan en este interior propio de un deportivo con pedigrí son las levas de cambio hechas en aluminio anodizado pulido y los apliques de acero inoxidable oscuro brillante en panel de instrumentos, marcos de puertas y soportes en equis. Como otros modelos ‘heritage’, el Ford GT cuenta con una placa de indentificación.
