Mazda ha aprovechado que el MX-5 tenía que pasar por quirófano más de tres años después de haber implantado su cuarta generación para renovar una serie de áreas que lo van a mantener en forma una buena temporada. Es cierto que los plazos de regeneración han ido menguando, pero también lo es que para el actual MX-5 parece que el tiempo no ha pasado.
Con esa ventaja, pero con el deber moral de diseñadores e ingenieros de hacer que cada revisión de este coche lo haga más emocionante, esta ‘añada’ de 2019 se centra en matizar detalles de estilo y ergonomía, pero, sobre todo, a mejorar dinámica, motores y equipamiento de seguridad. Pasen y vean. 
Un coche que ha permanecido tan reconocible desde 1989 y que en su versión de 2015 dio en pleno centro de la diana sólo necesita algunas pinceladas para volver a estar como nuevo. Así, según versiones, las llantas adquieren ahora un acabado ‘Black Metallic’ a juego con los retrovisores en ‘Piano Black’. Mazda sube a siete el número de colores disponibles para la carrocería incluyendo, cómo no, el exclusivísimo Soul Red Crystal Metallic.
Y siguiendo con tonos, las versiones con el techo duro eléctrico de tres secciones (RF) pueden vestirlo con el Pack Sport de negro brillante. En variantes con techo de lona también hay novedades porque se añade una Nappa Edition que se identifica rápidamente por el color marrón de la capota.
Tecnología y ergonomía
En paralelo al resto de la familia Mazda, el roadster biplaza acoge con los brazos abiertos la compatibilidad Apple CarPlay y Android Auto. Menos digital y más analógico es la mejora de los portavasos desmontables, que ahora son más rígidos y su forma ha sido optimizada para poderse poner y quitar más fácilmente. 
Lo mismo podemos decir de los amortiguadores de las puertas que ‘agilizan’ su apertura y su cierre o el volante que ahora permite un ajuste telescópico en una horquilla de 30 mm para flexibilizar la posición de conducción. En este mismo aspecto incide el rediseño del mecanismo que regula la reclinación de los asientos.
No hay tecnología más útil que aquella que se traduce en unos mayores índices de seguridad. En este sentido, el MX-5 se pertrecha ahora con el asistente a la frenada en ciudad avanzado capaz de detectar vehículos y peatones; el asistente de frenada en ciudad posterior, que identifica otros vehículos y obstáculos; el detector de fatiga; el reconocimiento de señales de tráfico; y la cámara de visión trasera.
Más par y potencia
En el plano mecánico, la adaptación a la nueva normativa de emisiones le ha salido muy rentable al MX-5. Sus dos propulsores, el 2.0 SkyActiv-G y 1.5 SkyActive-G ganan dosis de potencia y par mediante una serie de modificaciones y mejoras que profundizan mucho más de lo que lo suele hacer una simple actualización.
Las versiones que salen ganando en mayor medida son las del motor ‘dos litros’ que ahora ‘gira’ hasta las 7.500 rpm (antes 6.800) y pasa de 160 a 184 CV a 7.000 rpm y de 200 a 205 Nm de par máximo a 4.000 rpm. No es magia; las mejoras en los sistemas de admisión, distribución e inyección, la reducción de la fricción y la masa inercial mediante pistones y bielas aligerados y una mejor combustión obran esta evolución en prestaciones. La marca también pone en gran valor el mejor tacto del acelerador gracias a un nuevo control de aceleración y que mitiga el desfase entre la acción (pisar el pedal) y la reacción del motor. Otro de los efectos de esta evolución del 2.0 SkyActiv-G es que el escape emite un sonido “más nítido y vibrante”.
El otro motor, el 1.5, logra ganancias más discretas subiendo su régimen de giro también hasta las 7.500 ‘vueltas’. Su potencia pasa a 132 CV (+1) a 7.000 rpm y el par motor, a 152 Nm (+2) a 4.500 rpm. Como su hermano mayor, este SkyActiv-G estrena mejoras en gestión de acelerador, combustión y reduce fricciones para una mayor eficiencia.
