La experiencia es un grado y la nueva pick up de Ford ha sabido recoger todo es bagaje para dar a luz una nueva generación realmente especial, con un diseño súper atractivo destinado a la práctica deportiva con un componente emocional muy bien integrado.
Desarrollado por Ford Performance, ha sido profundamente modificada, desde el chasis con aceros de alta resistencia, refuerzos y nuevos anclajes para la suspensión hecha a medida y elementos mecánicos hasta su aspecto final. El motor es un dos litros de cuatro cilindros diésel y biturbo de 213 CV y 500 Nm de par asociado a una caja de cambios automática de 10 velocidades, con levas en el volante.
“Destacan sus neumáticos de competición, sus amortiguadores delanteros y traseros FOX Pro Racing desarrollados para el mundo de la competición y su eje trasero de tipo Watt. Además de esto, todas las cotas se han aumentado para poder dar a este coche toda la habilidad que se necesita no solo para desarrollar el trabajo en una autopista en donde tiene una comodidad excelente, también en cualquier terreno, en especial gracias a sus seis modos de uso” indica Javier Martín, Brand Manager Vehículos Comerciales de Ford Iberia.
La electrónica también juega un papel preponderante. Ofrece hasta seis modos de uso: normal, deportivo, hierba/grava/nieve, barro/arena, roca y Baja. Por medio del Control de Estabilidad y el ABS, la electrónica se encarga de dar la mejor respuesta posible al usuario en función de la superficie sobre la que circula. Sin duda, la más llamativa es la de tipo Baja, que es un programa para uso de alta velocidad inspirado en lo que necesitaría el vehículo en caso de afrontar una competición de estas características.