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Alonso: “Cada vez aprendemos algo”

  • Coma: “Todo esto es parte de la experiencia que estamos adquiriendo”

Fernando Alonso y Marc Coma completaron contra los elementos su participación este pasado fin de semana en la Lichtenburg 400 sudafricana, su primera toma de contacto con una competición de raids. Tras haber hecho alrededor de 300 kilómetros de test para familiarizarse el uno con el otro y, en el caso del bicampeón del mundo de Fórmula 1, con el Toyota Hilux y el off-road, empezaron con muy buen pie al situarse en tercera posición de la provisional al término de la etapa prólogo de 55 kilómetros.

Sin embargo, en la primera etapa, 27 kilómetros después de tomar la salida, Alonso y Coma volcaban su Hilux y tuvieron que acometer el resto de la jornada sin parabrisas pertrechados de unas gafas de off-road para poder ver entre el polvo. Su equipo aprovechó la asistencia del mediodía para sustituir el parabrisas y hacer algunas pequeñas reparaciones en el coche, pero transcurridos apenas cinco kilómetros de la segunda pasada por la especial, el impacto de un pájaro volvió a quebrar el cristal. Piloto y copiloto tuvieron que turnarse para poder sostener el parabrisas sin perder de vista los instrumentos de navegación ni, por supuesto, el volante. En esas condiciones acabaron en decimosexta posición. 

Otro entrenamiento de 728 kilómetros antes de acometer el Rally de Marruecos, el verdadero examen del potencial de Alonso y Coma como pareja antes de decidir junto al equipo Toyota si se embarcan en el Dakar. Este rally se celebra entre los días 3 y 9 de octubre y para la mayoría de los equipos dakarianos supone el último ensayo general antes del raid más importante del mundo. No en vano, les esperan 2.500 kilómetros de recorrido de los que 1.868 serán de especiales cronometradas.

“Cada vez que nos subimos aprendemos algo y nos familiarizamos más con el Hilux –valoró el asturiano a la conclusión de la Lichtenburg 400–. Desafortunadamente, hoy fue una pesadilla para nosotros. Por la mañana dimos un pequeño vuelco y rompimos el parabrisas. Condujimos el resto del tramo con las gafas puestas y tras el polvo que dejaban todos los coches. Para la segunda pasada los organizadores nos permitieron empezar en cabeza para tener más visibilidad, pero después de unos kilómetros, golpeamos un pájaro y el parabrisas se rompió de nuevo. Fueron casi 200 kilómetros con una mano en el parabrisas y otra en el volante. No fue el mejor día para nosotros, pero pudimos recorrer más kilómetros y es bueno experimentar estas cosas antes de llegar a carreras más importantes”.

Por su parte, Marc Coma, que se estrenaba como copiloto después de haber ganado seis veces el mundial de raids y el Dakar en cinco ocasiones en la categoría de motos, valoró el trabajo en equipo. “Con Fernando, manejamos la situación juntos y llegamos al final de la prueba. Incluso con todos los desafíos a los que enfrentamos hoy, logramos acumular muchos y valiosos kilómetros. Sabemos que todo esto es parte de la experiencia que estamos adquiriendo”.  

 

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