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Desde el sector de los importadores, la grave crisis que padece la economía española no se va a solucionar con medidas tan ridículas como la propuesta, medida cuyo planteamiento no se considera extraño por parte de un Gobierno que pretende crear cortinas de humo para esconder su incapacidad y falta de liderazgo para encausar la grave situación por la que atraviesa este país. Esta medida no es sino una muestra más de la mediocridad de quienes dirigen nuestra política energética en la actualidad.
FREDICA considera que, si bien es cierto que medidas como esta pueden reducir el consumo, realmente tienen poca virtualidad, dado que no está acorde con la realidad y su cumplimiento no será mayoritario, lo que no evitará que miles de ciudadanos se vean obligados a pagar multas de carácter meramente recaudatorio por su necesario incumplimiento.
El Sector considera que el objetivo que se plantea con esta medida es, por una parte, restringir de nuevo la libertad de los ciudadanos, dándose además por hecho que, en el contexto actual, los ciudadanos no están adoptando medidas de ahorro energético de manera individual. Por lo pronto, la medida implicará un coste de 250.000 euros derivados solo de la compra y colocación de pegatinas sobre las señales actuales. Esta medida no tiene precedente en los países de nuestro entorno y muestra el viaje sin rumbo que plantea el gobierno de España cuyo chivo expiatorio parece ser el automóvil.
El impuesto sobre los carburantes genera al estado 10.000 millones de euros al año, con el añadido de que al aplicarse el IVA sobre el precio de venta, con las subidas de los precios, la administración tributaria ha aumentado su recaudación.
DIVORCIO CON LA REALIDAD.
Esta medida a nivel nacional, como el establecimiento de planteamientos, como la instalación de trenes a nivel local, muestra como existe un absoluto de divorcio entre los planteamientos de los representantes políticos y los intereses de la sociedad. El planteamiento de medidas inútiles por un lado, y faraónicas por otro, que no tienen justificación ni económica ni social, es el paradigma que se está viviendo en la actualidad. Todas estas políticas tienen en común que significan y serán una carga financiera muy importante para el conjunto de la sociedad, y por tanto para la economía de los sufridos ciudadanos.
