Esta vez no pudo ser. Después de haberse ganado un hueco en la primera cita de Valencia entre los mejores del Campeonato de España Iber GT, el equipo formado por Luis Monzón y Antonio Escámez vivió la otra cara de la moneda en Madrid. Ya adelantamos que esta segunda cita del nacional había traído consigo ingredientes de peso como el Audi R8 de César Campaniço y Joao Pedro Figueiredo o el Aston Martin DBRS9 de Antonio Coimbra y Luis Silva. Pero ya desde los entrenamientos quedó claro que, por lo menos en la categoría GTS, el coche a batir era el Ford GT GT3 . El checo Tomas Enge y el brasileño Roberto Bonifacio se hacían con el mejor tiempo en la primera sesión de cronometrados y el finlandés Mikko Eskelinen y el danés Christoffer Nugaard hacían lo propio en la segunda, ambos equipos sobre sendas unidades del potente Ford GT.
Monzón y Escámez sólo podían ser séptimos y sextos en esas dos sesiones, lejos de la cabeza de una categoría, la de GTS, cuyo liderato estaría cerrado a cal y canto para ellos durante las dos carreras. En la del sábado, el Lamborghini Gallardo sólo pudo aguantar doce vueltas en pista, las que resistieron los neumáticos antes de reventar. Sin saber exactamente el origen del problema, el ex campeón de España de rallys y su compañero tomaron la salida en la segunda carrera, la del domingo. Con unas condiciones más duras en lo que a temperatura del asfalto se refiere, otra vez el Gallardo fue devorando los neumáticos hasta que en el decimoséptimo giro otro reventón los dejaba fuera de carrera otra vez.
Al término de estas dos carreras de El Jarama, Monzón reconoció no saber “qué había pasado”. “Los neumáticos no han aguantado y han terminado por reventar. Ahora estamos intentando averiguar qué ha pasado. Si ha sido por temperatura, reglajes o mal estado de los neumáticos. El caso es que nos vamos del Jarama sin un punto, pero con el buen sabor de boca de saber que vamos por el buen camino”, apuntó el satauteño, que volvió a estar entre los mejores su categoría, la de los GTS, en la que el Ford GT de Enge y Bonifacio y el recién aterrizado Audi R8 de Campaniço y Figueiredo se repartieron las victorias.