Este pasado domingo día 13 se cumplieron veinte años de la consecución del primer título nacional de rallys que obtuvo el automovilismo canario en su historia. José Mari Ponce y José Carlos Déniz sellaron el campeonato en el Rally Catalunya Costa Brava de 1991 vestidos con los míticos colores de Camel y con un BMW M3.
A pesar de estar en medio de la vorágine del fin de campaña electoral y de ir en el número seis por el Partido Popular para representar a Canarias en el Congreso de los Diputados, el mayor de los hermanos Ponce ha querido –y ha sabido- abrir paréntesis para celebrar la efeméride con sus incondicionales a través de su perfil de la red social Facebook. Entre mitin y mitin, José María –o José Mari como le conocemos todos entre tramo y tramo- ha encontrado tiempo para ir compartiendo imágenes y recuerdos. Algunos los recordó esta semana con los oyentes de Radio Canarias.
“Conseguimos ese campeonato en unas condiciones verdaderamente complicadas. Los que nacimos allá por los años cincuenta no tuvimos las cosas nada fáciles para poder correr, sobre todo respecto a las generaciones posteriores de pilotos”, explica el eterno piloto de BMW, si bien su edad en aquel 1991 cree que fue una ayuda a la hora de poder imponerse a sus rivales. “Yo tenía 36 años y ya estaba maduro porque llevaba corriendo desde los 18 años”, recuerda Ponce, que cree que le vino mucho más de nuevo a un jovencísimo José Carlos Déniz. “Él sólo tenía veinte años. Los que me conocen saben que soy muy metódico y eso para una persona tan joven como lo era él entonces fue muy duro”.
Ambos, se reencontraron en la celebración que el Club BMW M3 Canarias realizó el pasado fin de semana en el sur de Gran Canaria para celebrar el 25 aniversario de la llegada de este modelo a las islas y que se reservó un lugar importante en su programa para homenajear al primer Campeón de España de Rallys isleño. “Es un momento dulce por los recuerdos. No sabía que iba a estar José Carlos y me alegré mucho. Fue muy agradable poder contar con él, sobre todo porque sé que es una persona a la que no le va demasiado el protagonismo o las fotos. Nos parecía todo muy lejano en el tiempo, pero a la vez bastante cercano. Se ha notado el paso de los años”, subrayó José Mari, uno de los deportistas más carismáticos de esta tierra y que no podía faltar en este acto. “BMW es una marca que llevo ya grabada a fuego y el M3 es un coche que aquí tuvo una relación de unidades matriculadas por número de habitantes de las más altas del mundo”, recuerda.
En medio de la campaña por el Congreso no ha habido tiempo para preparar nada fuera de lo normal, así que la celebración del aniversario lo hará en el Rally de Maspalomas y será “un reconocimiento a la afición”. “Tuvimos un seguimiento tan increíble de los medios de comunicación de la época y de los aficionados que nos sentimos muy arropados durante toda la carrera. El ambiente fue increíble y por ello saldremos a esta prueba a pesar de no haber podido ni salir a reconocer”, apunta el, en ese momento, piloto de Sauermann BMW. “Hay muchos que colaboraron en aquel título como el propio Walter Sauermann, Pepe Medina o Manuel Batista, jefe de taller y una persona muy valiosa para cualquiera que tenga un M3 en Canarias y que ha sido fundamental en toda mi carrera”.
Una carrera que sigue y que de momento no tiene fecha de caducidad porque todavía tiene retos y cuentas pendientes. Dos tienen que ver con volver a tener a su lado en un coche de rallys a su mujer, Isabel Fernández, y al propio José Carlos Déniz. “Los dos fueron mis copilotos y les he dado mi palabra de que volvería a hacer un rally con ellos antes de retirarme. Pero no será en Maspalomas porque me parece una falta de respeto el no acabar la temporada con Carlos Larrodé. Nunca lo haré con una temporada en curso”, afirma.
De lo que más orgulloso se siente es, además ser el primer isleño en lograr un título nacional automovilístico -que además se celebró a lo grande en Gran Canaria-, por haber sido el primero con un equipo privado, por haber abierto las puertas de otros muchos y, muy importante “por haber heredado una afición que me metió mi padre en la sangre”.
