COCHES
Prueba

Ciudadano up!

  • Amplio habitáculo al aprovechar al máximo su batalla
  • La mecánica tricilíndrica entrega de manera muy plana su potencia

Cómo ha cambiado el cuento. Hace sólo unos años los miniutilitarios eran coches pequeños con lo justo y necesario que les permitiera moverse en un medio eminentemente urbano. Las demostraciones de diseño o equipamiento no iba con ellos y –para qué engañarnos- el que se compraba uno era o bien porque iba a ser sacrificado como vehículo para romper mano con una ele blanca sobre verde colgada en la luna trasera o porque económicamente era lo más accesible.

Ahora, la última añada de estos diminutos ‘segmento A’ se pavonean modernos y orgullosos por nuestras calles con diseños llamativos y equipamientos impensables hace una década para el primer eslabón de la industria automovilística. Entre ellos un miembro ilustre es el nuevo up! de Volkswagen, un coche que empezó a comercializarse en las islas el pasado mes de febrero y que hemos puesto a prueba en MotorEnLinea.es en las calles de Las Palmas de Gran Canaria.

Desde un punto de vista de estilo, todos los miniutilitarios que se han ido lanzando o renovando en lo que llevamos de segunda década del Siglo XXI tienen en común ese corte risueño y vivaracho. El frontal del up! es el ejemplo perfecto, con una rejilla perimetral que dibuja algo parecido a una boca sonriente. Pero esa simpatía queda en un segundo plano por el barniz de calidad que envuelve a todo el modelo, sobre todo en su terminación White up! (la de la unidad probada) o Black up! con sus llantas de corte clásico, las molduras en el marco de la puerta, la moldura protectora lateral y la carcasa del espejo retrovisor en terminación cromada o las luces antiniebla.

Pero quizá lo más característico de este Volkswagen sea ese perfil como de caja que quiso darle Klaus Bischoff –jefe de diseño de la marca- para poder aprovechar al máximo el espacio interior. Esto nos lleva a uno de los grandes logros del up!, la amplitud relativa de una cabina impropia para un coche de 3,54 metros de largo, 1,64 de ancho y 1,48 de alto.

Tanto el redactor como el fotógrafo a cargo de esta prueba pasan del ‘metro ochenta’ y es inevitable arquear una ceja cuando hay que encajarse en el interior de un coche que pasa por muy poco de los tres metros y medio. Sin embargo el up! gracias al uso de un súper compacto propulsor tricilíndrico de ‘un litro’ y al desplazamiento del vano motor hacia delante aprovecha al máximo los 2,42 metros que hay entre eje y eje. Sin abusar, ajustando el espacio mínimo que ha de haber entre las rodillas y la compuerta de la guantera en el caso del copiloto y adaptando el puesto de conducción sin hacer concesiones ni al confort ni a la seguridad, el up! cumple su promesa de ofrecer cuatro plazas aprovechables. El maletero no permite muchas florituras, pero aún así sus 251 litros están en sintonía con los más amplios de su categoría.

Un truco muy efectivo

Esa misma pátina de modernidad que recorre el coche desde la calandra hasta el portón se aprecia con más claridad si cabe en el interior. La economía de escala le obliga a compartir muchos elementos con el Mii de Seat y el Citigo de Skoda, pero a cambio consigue distanciarse de los demás Volkswagen. En la terminación White up! se incluyen detalles que consiguen crear en el interior un envoltorio de sofisticación que no tienen sus primos de España y República Checa. El logotipo up! se repite en la palanca de cambios, volante deportivo con base achatada, asientos y hasta en la simpatiquísima carcasa que protege la llave. Pero hay un pequeño truco que tiene un resultado fantástico. Volkswagen permite elegir el Dash Pad, el panel en el tablero de instrumentos, con un lacado decorativo o –como es el caso- en combinación con alguno de los colores de la carrocería. De esta forma la anti estética chapa que queda visible en los marcos y paneles de las puertas quedan emparejadas con el panel embellecedor.

El up! que hemos probado llevaba una de las joyas del equipamiento opcional de este pequeño coche. El Maps+More es un dispositivo portátil que integra las funciones de navegador, telefonía, información del vehículo, asesor de conducción eficiente y entretenimiento, y que una vez colocado en el soporte del salpicadero queda perfectamente integrado en el diseño general. Además de darle su punto al puesto de conducción, tiene dos ventajas: su facilísima conexión con cualquier dispositivo externo con bluetooth y que puede actualizarse periódicamente con las últimas versiones de software.

Motor plano

Con el motor de ‘un litro’ en su variante de 75 CV, el up! se mueve con destreza por ciudad. Al pesar 929 kilogramos es un propulsor que le sienta bastante bien y es suficiente para ese uso urbano y, por supuesto, para llanear por vías rápidas sin problemas. En ascensiones hay que hilar un poco fino con el cambio, sobre todo a la hora de estirar la segunda velocidad y engranar la tercera porque peca de ser demasiado larga.

Como buen tricilíndrico, este motor tiene una entrega de la potencia extraordinariamente plana, tanto que en cualquier acelerón da la sensación de haber agotado el cuentarrevoluciones hasta la zona roja. En realidad no es así, pero su par máximo -95 Nm- se consume entre las 3.000 y 4.300 rpm. Al ralentí vibra más de lo esperable para un Volkswagen. Ciñéndonos al comportamiento dinámico del coche y no tanto en su motor, el up! cumple todas sus promesas: maravillosamente ágil, estable a pesar de su tamaño gracias a su buena batalla, fácil de aparcar y con buena visibilidad. 

Como dijimos en el reportaje que le dedicamos al up! cuando arrancó su comercialización en Canarias, tras un periodo de excedencia en el segmento de los miniutilitarios Volkswagen ha vuelto con un coche muy logrado. Puede parecer que se ha invocado el recuerdo del Lupo, pero en términos de detalles de acabado, imagen y dotación técnica y tecnológica el up! está en un plano muy superior. Con el Fox fueron a por precio, pero el resultado acabó desafinando en medio de una gama cuya evolución lo dejó desfasado muy pronto. En cambio el up!, a pesar de compartir un alto porcentaje de ADN con los Seat Mii y Skoda Citigo, encarna la inmensa mayoría de valores que Volkswagen tiene actualmente como marca y eso lo hace diferente.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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