Cuesta encontrar adjetivos para definir lo que está siendo el Rally de Francia Alsacia. Si la pasada prueba de Alemania ya hizo saltar por los aires los tensiómetros, esta antepenúltima cita del calendario 2013 del Mundial de Rallies está poniendo a prueba los nervios de cuatro pilotos, cuatro copilotos, dos equipos y miles de aficionados.
Los Volkswagen de Jari-Matti Latvala y Sébastien Ogier y los Citroën de Dani Sordo y Sébastien Loeb acabaron esta segunda jornada del rally galo en sólo cinco segundos de diferencia. El finlandés acabó el tramo de ‘Mulhouse’ (TC14) por primera vez al frente de la provisional, un lujo que horas antes tuvo Dani Sordo y, al arranque del día, Thierry Neuville.
Otra vez la lluvia añadió un toque de pimienta a esta etapa del sábado, ayudando a veces a unos y perjudicando a otros, aunque los cuatro pilotos que acabaron en cabeza lo hicieron por méritos propios. Sordo fue quien más tiempo lideró la tabla tras el traspié de Neuville, pero Ogier y Loeb –que obtuvo su scratch 900 de su carrera en el TC10– se jugaron el bigote para poder recuperar el tiempo perdido el viernes y llegan a la última etapa con casi idénticas opciones al triunfo en un Rally de Francia en el que hay mucho más en juego que unos puntos que ya no necesitan ninguno de los dos franceses.
Aún así, el cántabro volvió a estar soberbio. No pudo adjudicarse ninguno de los siete scratch en juego, pero mantuvo el tipo independientemente de lo seco o mojado, lo limpio o lo sucio que estuviera el asfalto para acabar a sólo cuatro décimas de Latvala. Pensar en una segunda victoria consecutiva y, otra vez, en territorio comanche no es ninguna quimera.
Este domingo se disputarán los tramos de ‘Vignoble de Cleebourg’ (14,60 km), ‘Bischwiller – Gries’ (7,95 km) y ‘Haguenau’ (5,74 km), éste último en la localidade de la que es natural Loeb. Un último round en el que el nueve veces campeón del mundo saldrá a dejarse la vida, más aún si la victoria sigue en juego.
De este interminable baile se quedó sin plaza Thierry Neuville (Ford Fiesta RS WRC), que golpeó el neumático trasero izquierdo de su coche en el undécimo tramo y llegó a meta en llanta. El minuto y veinte segundos que perdió es irrecuperable en una carrera en la que las diferencias son a la décima. Por ello acabó la jornada cuarto con su compañero de M-Sport, Evgeny Novikov, sexto a un minuto y seis segundos en la provisional.
Al ruso de Ford le siguieron los tres grandes olvidados de esta Rally de Francia, tres oficiales que no acaban de explotar esta temporada: Mikko Hirvonen (Citroën DS3 WRC), Mads Ostberg (Ford Fiesta RS WRC) y Andreas Mikkelsen (Volkswagen Polo R WRC). Undécimo con una ventaja sideral en WRC2, el polaco Robert Kubica (Citroën DS3 RRC) está a seis asaltos de lograr un nuevo triunfo en esta categoría que lo devolverá al liderato de la provisional.
Otra vez un pinchazo
Si en la lucha por la primera posición absoluta un pinchazo ha dado al traste con las opciones de Thierry Neuville de hacerse con el que podría haber sido su primer triunfo mundialista –y el de M-Sport en esta temporada de sequía–, lo mismo le pasó al canario Yeray Lemes en el JWRC. Su ventaja respecto a Pontus Tidemand había roto ya la barrera del minuto cuando también en el TC11 una pérdida de presión en un neumático mandó a él y al grancanario Rogelio Peñate a la tercera plaza. Aún caerían dos posiciones más, pero con el séptimo scratch de su cuenta en Francia acabaron escalando a la cuarta en el tramo final de ‘Mulhouse’.
Tidemand, que se ha encontrado unas cuantas así esta temporada, volvió a aprovechar la ocasión y se hizo con su tercera victoria, la segunda consecutiva. ‘Cohete’ Suárez se reenganchó después de la salida de carretera del viernes, marcó tres scratch más y volvió a tener un accidente que acabó con su Ford Fiesta R2 chocando contra un árbol. Con todo ello, Pontus Tidemand se proclamaba matemáticamente nuevo campeón del JWRC.
