DEPORTE
WRC

"El WRC es otro mundo"

  • Galería con el resumen gráfico de esta edición del RallyRACC

Por segundo año consecutivo he tenido la oportunidad de asistir al ‘RallyRACC’ y una vez más me quedo con la sensación de que soy un privilegiado. Después de seguir el Mundial de Rallies por televisión (qué tiempos aquellos...) y por el medio que fuera durante bastantes años, poder asistir en directo a una prueba del WRC es algo totalmente distinto a lo que supone vivir un rally del regional o el nacional. Sin lugar a dudas es otro mundo.

Igual que en la edición del año pasado me las arreglé para estar en Salou el miércoles. Eso me sirvió para ubicarme y darme un paseo por el tramo urbano mientras los operarios instalaban el podio y las gradas de la ceremonia final. El jueves madrugué para ir al principio de esa súper especial y así poder ver a los pilotos tomando las notas. De ahí a las asistencias a ver qué se cocía y, casi sin tiempo para descansar, a prepararse para el shakedown. Al estar a un kilómetro escaso del parque en este rally acabas caminando mucho. Muchísimo.

Aunque hubo que pelearse un poco para encontrar un buen lugar, en el shakedown decidí ubicarme en la rotonda cercana a la salida porque los equipos debían dar allí un giro de 360º y, su alguien quería lucirse, ése era el sitio. Pero una cosa es lo que se piensa y otra la realidad. El sitio no era en absoluto práctico y opté por moverme a lo largo del tramo y buscar cosas distintas. La zona de las chicanes me gustó y al final el resultado no estuvo del todo mal.

El viernes fue uno de esos días que yo llamo ‘raros’. Todo el día de concentración, con los brazos cruzados y a última hora tener que hacer un tramo nocturno de 80 kilómetros... No es lo mejor para empezar un rally, pero decidí irme al tramo de ‘Querol’ y situarme en un cruce de derechas que tenía buena pinta. Fue el único cartucho, ya que por horario iba a ser imposible poder moverme de ahí. Acerté, ya que hice algunas fotos interesantes y pude ver del primer al último coche.

El sábado, después de madrugar un poco, puse rumbo al cruce de Duesaigües, dentro del tramo de ‘Riudecanyes’. Allí cerca había un puente sobre el que discurría la vía del tren. Pensé que podía darme un fondo distinto. Más tarde me dirigí a otro cruce de derechas en el tramo de ‘Colldejou’ no sin antes darme un ‘paseo’ de más de tres kilómetros porque la carretera estaba cortada y el atasco de coches era considerable. Cosas de cubrir un rally del tirón del Cataluña.

Llegué justito y, claro, es difícil encontrar sitio sin molestar a un compañero o al público que te mira y, sin abrir la boca, te dice “yo llevo aquí todo el día y ni se te ocurre ponerte delante de mí”. Opté por subir ladera arriba y quedarme en una zona más cómoda, pero era imposible evitar la gran cantidad de público que había allí apostado y cuando llegaban pilotos como Dani Sordo se metían en plano.  

Como los horarios del sábado –en mi opinión– estaban bastante bien distribuidos, tras ver pasar los pilotos de WRC2 decidí abandonar mi posición en este tramo para caminar los correspondientes tres kilómetros de regreso hasta el coche y dirigirme a uno de los puntos más míticos de este rally: el cruce de El Molar. Los mossos no ayudaron a que llegará muy holgado de tiempo –en realidad todos los rallies son una contrarreloj para pilotos, copilotos, equipos y fotógrafos– y tras ir sobre seguro colocándome cerca de donde me situé en 2012 tuve que lidiar con los centenares de aficionados que, igual que yo, querían llevarse su recuerdo gráfico de este rally con sus cámaras, móviles, tabletas y lo que fuera que tuvieran a mano. Como se puede ver en las imágenes en El Molar los propios aficionados son los que le dan el encanto al cruce y a la composición.

Del bullicio de El Molar me dirigí de vuelta al parque de asistencia y, con tiempo suficiente me acerqué al tramo urbano de Salou. El entorno no acompañaba a la hora de tomar fotos, así que decidí situarme en control stop, ver cómo trabaja la gente del World Rally Championship y, de ahí, a ver otro de los grandes espectáculos de este rally por ser mixto de asfalto y tierra: la transformación de los coches de una a otra superficie. Sin duda, un trabajo digno de admirar el de los mecánicos. Antes de volver al hotel me pasé por la sala de prensa para editar algunas imágenes y poder estrechar la mano de personas a las que admiro como André Lavadinho.

El domingo, otro madrugón pero con premio. Me apetecía algo diferente y opté por irme a ‘Terra Alta’ en su primera pasada y allí acercarme hasta su famoso paso de agua. He de confesar que me costó lo mío dar con él y cuando empezó a amanecer temí que las sombras de la vegetación lo estropearan todo, pero a juzgar por el resultado mereció muchísimo la pena. Volviendo de camino me encontré con Michael Burri, del JWRC, que había estrellado su Ford Fiesta R2 contra un árbol e intentaba reemprender la marcha con ayuda de los aficionados.

De ahí me dirigí a la meta de ‘Pesells’. Si el paso de agua de ‘Terra Alta’ fue un acierto, aquí me tocó cruz. La nube de polvo que levantaban los equipos era tan grande que era imposible hacer una foto en condiciones. A penas pude experimentar tirando a muy larga distancia a los WRC en la parte final del tramo de ‘Gandesa’.

Para mí este fue el punto final de mi RallyRACC España Cataluña 2013 porque no soy muy amigo de las ceremonias finales... Como siempre, me quedo con la experiencia, con la gente que conoces en cada uno de los rallies y el poder ver en acción a los que, no tengo la menor duda, son los mejores pilotos del planeta.

 

Autor
Antonio Domínguez
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