COCHES
Prueba

El Polo más divertido de la historia

  • En marcha, las pequeñas diferencias se convierten en kilómetros
  • Su excepcional dinamismo se cobra como víctima el confort de marcha
  • En carretera las reacciones son de un verdadero deportivo

Hemos probado la unidad 219 de las 2.500 que el fabricante alemán ha hecho para todo el mundo. Justo la cantidad que exige la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) para homologar uno de los vehículos que compiten en su Mundial de Rallies y por ello, con unas características muy concretas que han servido de sólidos cimientos para este coche que ha encadenado la mayor racha de victorias consecutivas en la historia del campeonato. No nos negarán que como excusa para probarlo no está nada mal...

Lo primero que hay que decir es que el Polo R WRC ‘Street’ gana ‘en persona’. Frente a frente se aprecia la línea más afilada del frontal, los rasgos más marcados de la parte trasera y cómo resalta el alerón negro en el techo. El parentesco con el World Rally Car es claro gracias a los colores gris y azul sobre base blanca de Volkswagen Motorsport que cruzan la carrocería, el emblema de esta serie limitada y el logotipo del campeonato en el maletero. Nos haría rendirnos a sus pies antes incluso de arrancarlo si hubiera un poco más de fuegos de artificio, más músculo y exhibicionismo deportivo. Pero Volkswagen nos demuestra una vez más que en diseño no son muy amigos de las estridencias.

Donde sí creemos que se han quedado cortos es en el interior. Aunque aquí hay diferencias obvias respecto a cualquier versión domesticada del Polo, se echa de menos una mayor carga tecnológica ‘a la vista’ y más radicalidad. El eslabón perdido entre el modelo de calle y el coche que lleva dos temporadas arrasando en el Mundial de Rallies pide algo más que unos asientos y un volante distintos.

Eso para los que valoran mucho la estética, pero si la prioridad es que cada mando, cada componente y cada pieza funcione bien y colabore en hacer de la conducción deportiva una delicia, entonces empiezan a emerger las diferencias de esta versión. Así, el volante forrado en ante, el aro grueso y resaltes para los pulgares, proporciona un agarre perfecto, necesario incluso para domarlo en curva. Los asientos, que combinan tela con cuero alcántara son muy cómodos y sujetan de maravilla el cuerpo cuando llega el baile. 

...A bailar

Pero tratándose de un coche de talla tan compacta con 220 CV, con un chasis deportivo como columna vertebral y que descansa sobre unas llantas de 18’’, más que darle vueltas jugando a las siete diferencias, lo que había que hacer era subirse, darle al contacto y… ¡A coger curvas! Porque en marcha las pequeñas diferencias de este Polo respecto al resto se convierten en kilómetros. Cuánto más se le exige más gusta y convence esta versión ‘Street’ del Polo R WRC. Más se tiene la sensación de meterse en la piel de Sébastien Ogier.

Lo primero que llama la atención es la dirección. Muy directa, rápidamente le encontramos la utilidad a ese volante tan especial recubierto de ante y con una forma que se adapta perfectamente a las manos. Se requiere un buen agarre porque a diferencia de cualquier otro Polo, en éste hay que trabajar bien los brazos. En realidad es sólo la punta del iceberg; un primer aviso de que este coche no es uno de esos utilitarios deportivos amables y apto para todos los públicos. Es un coche muy potente para su tamaño y peso y en el que todo va enfocado a ser rápido y a transmitir un chorro de sensaciones. 

Esa dirección tan directa aporta una precisión al volante superior al de cualquier otro modelo de la saga, incluido el GTI. La comparación con éste es inevitable y precisamente de ella surge la certeza de que el R WRC toma una vía alternativa en el que la deportividad no es una elección a través de un conmutador de la consola.

El segundo y definitivo aviso de ello es cuando apretamos el pedal del acelerador y dejamos que los 220 CV afloren uno a uno. La sensación de potencia es considerable y la ‘patada’ que proporcionan los 350 Nm de par máximo del 2.0 TSI, asombrosa. Siendo un tracción delantera, con esas reservas de caballos cabía esperar que en aceleraciones muy fuertes la dirección tuviera la tendencia a flotar, y aunque es cierto que en ese momento hay que agarrar fuerte el volante y estar atento a la reacción de éste a la más mínima irregularidad del asfalto, nunca se pierde el control. Hay que recordar que acelera de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos y que su velocidad máxima es de 243 km/h.

Reactivo a más no poder 

Influye muchísimo la puesta a punto del chasis deportivo, según nuestra impresión mucho más sólido que en cualquiera de las versiones que hemos probado con este opcional que, en el R WRC ‘Street’ es de serie. Es la condición para hacer un paso por curva ágil, increíblemente estable y con la carrocería plana, sin que la amortiguación claudique frente a las leyes de la física. Eso sí, por el camino se pierde el confort de marcha cuando se llega a un firme en mal estado, sobre todo si seguimos conduciendo a un ritmo alegre.

Dirección, amortiguación, las ruedas sobre llantas de 18’’ con perfil bajo... Todo se suma para hacer del Polo R WRC un coche muy reactivo desde el punto de vista dinámico. Cuando los 220 CV entran en tropel hay que concentrarse en el volante y la carretera porque las reacciones son de un verdadero deportivo.  Cualquier variación en el asfalto, por mínima que sea, se hace perceptible y cuando a medida que se sale del viraje se empieza a acelerar con fuerza hay que aferrarse al volante para domarlo camino de la siguiente curva.

Y todo esto, unido al delicioso sonido cien por cien de motor sobrealimentado, hace de la conducción de este coche una experiencia muy placentera. Incluida también una caja de cambios formidable con un escalonado de relaciones adaptada a las prestaciones del motor. Uno y otro forman un fenomenal equipo.

En definitiva, además de ser el modelo más cercano a un coche que va lanzado a hacer historia en el Mundial de Rallies y de ser, con los datos en la mano, el Polo más potente jamás construido, después de haberlo probado podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el R WRC ‘Street’ es el Polo más divertido de la historia.

 

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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