Cuando Hyundai abrazó el concepto ‘Modern Premium’ lo hizo bajo la promesa de lanzar una serie de modelos que bucearan en él. Pues bien, el nuevo Tucson es el primer aldabonazo de esa filosofía que trata de maridar modernidad con una pizca de lujo estético que en el caso del modelo que hemos probado lo catapulta a primera línea de parrilla de los todocamino compactos.
Ya Agustín Déniz había tenido la oportunidad de tener una toma de contacto con él en la presentación internacional que Hyundai Canarias organizó en el sur de Gran Canaria en agosto. Pero faltaba fijar impresiones para ubicar al Tucson en toda esa generación de aguerridos SUV de en torno a cuatro metros. Vaya por delante que siendo la versión tope de gama con el motor 1.6 T-GDi de 176 CV, tracción total, caja de cambios de doble embrague DCT-7 y en acabado Premium, ya nos subimos a él con la convicción de que tenía argumentos por un tubo para convencernos.
De su diseño sólo se puede dar fe de que Hyundai ha dado en la diana. Elegante, deportivo, llamativo sin ser ‘cantoso’, moderno, personal... No tiene un perfil bueno el Tucson, es que sea cual sea el plano siempre muestra su mejor cara. Si encima lo adornas con un color blanco, la parrilla del radiador cromada, la doble salida de escape, la luz diurna LED y lo calzas con unas enormes llantas de aleación de 19’’, el resultado es sobresaliente.
Los aires ‘Modern Premium’ le han sentado de maravilla al exterior del sustituto del iX35. Pero ¿y el interior? Aquí también se aprecia un paso al frente, sobre todo en el aspecto general del puesto de conducción y en algunas terminaciones y en detalles como, por ejemplo, los interfaces de los sistemas de información y entretenimiento.
Como el i20, tiene un aire muy alemán con todo lo bueno que esto trae consigo en sensación de calidad y durabilidad. Sin embargo, incluso en una versión ‘top’ como la que probamos el ambiente Premium no lo aportan los acabados o los detalles, sino su equipamiento. ¿Es esto una pega? En absoluto, porque Hyundai, a pesar de esa aspiración, ha mantenido al Tucson con un precio ultra competitivo dentro de la categoría de los todocaminos compactos.
Centrados las primeras impresiones dentro del coche, nos gustó mucho lo bien ordenados y concentrados que están los mandos y botones y la sensación de dominio sobre la carretera que te aporta una vez tomas asiento. A propósito de los sillones, los de las plazas delanteras tenían reglaje eléctrico.
Una mecánica necesaria en la gama
Del motor hay mucho que decir. Para empezar, que la llegada, por fin, del turbo en las motorizaciones gasolina de este fabricante va a dar una nueva vida a muchos modelos tanto de Hyundai como de KIA. Lo necesitaban como agua de mayo en un mercado como el nuestro en el que el diesel sigue y seguirá muy lejos de la gasolina en las estadísticas de ventas. Por poner un ejemplo muy gráfico: en lo que llevamos de año casi el 72 por ciento de los coches matriculados llevaban propulsores de gasolina frente al 26 por ciento con motores diesel. Lejos de reducirse esa diferencia, en el mismo periodo de 2014 este tipo de mecánicas llegaron a rozar el 32 por ciento de las matriculaciones.
Y decimos esto porque la orografía de las islas, especialmente las más montañosas, los gasolina atmosféricos tienen sus limitaciones en coches voluminosos como los SUV compactos. Por ello había clientes que acababan decantándose por un diesel sobrealimentado por las ventajas de par y aceleración al margen de otros aspectos. Pues bien, el 1.6 T-GDi sobrealimentado y con inyección directa de gasolina convence con un poderío sensacional. Evidentemente, hablamos de una mecánica de 175 CV, que no es cualquier cosa, y que además se entiende de maravilla con la caja de cambios DCT-7 de doble embrague y siete velocidades.
Esta transmisión se adapta bien al estilo de conducción que vamos poniendo en práctica en todo momento y el salto de una a otra velocidad es muy suave. Si se requieren reacciones más instantáneas lo mejor, en vez de recurrir a un continuo juego de tobillo derecho es activar el botón ‘Sport’ de la consola. Con él el cambio recurre a marchas más cortas y el motor va a un régimen más alegre y se comporta de una forma más nerviosa. Como en otros modelos, este modo también varía el comportamiento de la dirección haciéndola claramente más directa, pero también más precisa. 
Sí nos ha parecido mejorable la comunicación motor-transmisión a la hora de realizar maniobras de aparcamiento o al transitar, casi al ralentí, por firmes pedregosos o agrestes. Esta unidad requería de pequeños acelerones para moverse con lo que costaba lograr la precisión de maniobra. Un detalle sin apenas importancia que se resuelve a base de práctica y más aún en un modelo como este que contaba con cámara de visión trasera y sensores de párking delanteros y traseros.
Equipadísimo
El Tucson se muestra estable y muy confortable en vías rápidas y todo lo ágil que debe ser un todocamino compacto al transitar por carreteras de montaña. Prácticamente la totalidad de la prueba se realizó bajo la lluvia y en estas condiciones pudimos chequear la seguridad extra que proporciona un sistema de tracción total como el que monta el Tucson en esta versión.
Para hacerlo todo mucho más fácil, esta unidad contaba con el control de crucero con limitador de velocidad, el detector con ángulo muerto, el navegador con pantalla táctil de ocho pulgadas y tres detalles de equipamiento que una vez les sacas provecho ya no quieres vivir sin ellos: el portón de maletero de accionamiento automático, la entrada inteligente y el techo solar panorámico.
