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Mercedes Benz CLS 63 AMG: noble y salvaje

  • A pesar de sus prestaciones el nuevo modelo ahorra un 32% de gasolina

En la ciudad de las estrellas, la marca cuyo emblema es un astro ha desvelado uno de sus modelos más brillantes. El CLS 63 AMG es una buena fusión de la vertiente más indómita, la de las versiones que pasan por el filtro de su preparador de altas prestaciones titular, y de una tradición centenaria de modernas berlinas de lujo. La elección de Los Ángeles para la premiere de esta variante del CLS no es capricho, ya que el fabricante alemán ha confirmado que uno de los primeros mercados en los que desembarcará el próximo verano será el americano.

  Aunque las siglas AMG imponen, este Mercedes Benz CLS sólo incorpora pequeños arreglos de diseño que pretenden –por este orden- mejorar el flujo del viento y afilar su aspecto. Son nuevos el paragolpes delantero en el que se encastra una línea de LED por cada lado coronando las dos tomas de aire; las llantas de 19’’; las discretas branquias laterales o el difusor trasero con las cuatro salidas de escape cromadas que, seguro, aullarán lo suyo con el motor a toda mecha.

Y ya que mentamos al diablo… El propulsor del CLS 63 AMG es un V8 de 5.5 litros y 525 CV y –agárrense- en torno a 700 Nm de par máximo, con el que este Mercedes pasa de 0 a 100 km/h en sólo 4,4 segundos con una punta limitada electrónicamente a 250 km/h. Si a algún insensato esto le parece poco, en Stuttgart tienen un plan B: el AMG Performace Package, un kit que implementa la potencia del V8 hasta los 558 CV y puentea la velocidad máxima hasta rayar los ‘trescientos por hora’. Independientemente de esta opción, este modelo monta un cambio automático de siete relaciones que Mercedes denomina SpeedShift MCT 7 y su nivel de consumo es casi inversamente proporcional a sus prestaciones, ya que con 9,9 litros en ciclo mixto (y 232 g/km de CO2) ahorra un 32 por ciento de combustible respecto al viejo CLS 63 AMG.

Carbono o nogal

Dentro, entre sus cuatro puertas, el mismo lujo pero con detalles que advierten que esta versión no es una simple berlina deportiva sin más. Un AMG es un AMG y el habitáculo debe ser un reflejo más de esa agresividad casi latente. Los asientos, vestidos con cuero, son más deportivos y los pedales están terminados en aluminio pulido. Inclusos las levas que asoman tras el volante multifunción están fabricados en metal, aunque es la fibra de carbono el material que más salta a la vista. Salpicadero y paneles de puertas pueden estar rematadas por estas planchas que le aportan un corte muy técnico al habitáculo, aunque de serie el carbono se sustituye por la madera de nogal.

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