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Toyota C-HR, creando tendencia

  • El sistema híbrido más compacto desarrolla una potencia de 122 CV
  • Calidad y precisión sobre un decorado interior de lo más moderno
  • Dispone de un completo paquete de ayudas a la conducción

Parece que llegan tiempos de cambio en el segmento SUV compacto. Consolidado su gancho comercial, este hace tiempo que dejó de ser una moda para convertirse en una alternativa real de mercado. Sin embargo, y tras un largo periodo ganándose el favor de los clientes, algunos fabricantes han decidido que es momento de dar un nuevo aire a la categoría. Una vuelta de tuerca más donde es posible engranar originalidad y un comportamiento sobresaliente.

El Toyota C-HR es la prueba palpable de esta nueva corriente.  Con una imagen tremendamente emocional, sólo hay que echar un vistazo a su arquitectura para darse cuenta que el diseño juega un papel fundamental en el momento de dar rienda suelta a su manifiesta rebeldía. Una rúbrica que además esconde un profundo sentido práctico.

En este sentido, se observa como las formas angulosas del parachoques y la moldura que engloba a la parrilla inferior propician que el flujo de aire se desplace hacia esa especie de toberas situadas en los flancos. Un recurso de estilo que no sólo refuerza su potente identidad visual sino que además incide directamente en su aerodinámica.

El perfil de corte coupé y el plano lateral, donde se combinan profundos pliegues con superficies completamente lisas, insisten en ese mismo patrón dinámico, desembocando en una zaga de hombros elevados, con el techo y el prominente alerón suspendidos sobre la carrocería.

Todo este enfoque toma sentido desde el momento en que Toyota decide llevar la tecnología híbrida al segmento. Una nueva y más compacta combinación de elementos cuyos componentes, incluida la batería de menor tamaño, encajan como un puzle sobre una nueva plataforma que infunde un estilo más natural al conducir.

Además, la revisión a la que ha sido sometido el sistema ha permitido afinar la eficacia del motor térmico de 1.8 litros, el mismo que utiliza el Prius de última generación, que combinado con el motor eléctrico puede desarrollar una potencia de hasta 122 caballos.

Todo el conjunto es muy ligero, la aceleración suave y la respuesta del sistema altamente resolutiva aunque aún se puede exigir algo menos de rumorosidad. Durante el test y después de varios días de uso continuado, el consumo medio se situó en 4,9 litros, una cifra que desciende gratamente para el bolsillo del propietario hasta los 4,6 litros cuando se circula por ciudad.

Y es que adoptando unas proporciones similares al Qashqai o el Seat Ateca, su centro de gravedad más bajo minimiza los vaivenes de la carrocería y las inercias del vehículo dotándolo de una respuesta más próxima a la de un turismo. Ello tiene sus ventajas también en todo lo que tiene que ver con la eficacia. Un planteamiento más consecuente con el uso real de estos vehículos cuyos desplazamientos, en la mayor parte del tiempo, transcurren sobre el asfalto y donde argumentos como la altura libre al suelo, ángulos de ataque y tarados algo más blandos de suspensiones se diluyen a favor de un desarrollo más realista.

No es menos cierto que los modelos antes mencionados sacan ventajas de sus dimensiones tanto en lo referente al acceso como a la disponibilidad de espacio en el interior, principalmente en las plazas traseras y en el maletero. Nuestro protagonista resulta más acogedor y el aprovechamiento de su habitabilidad es francamente sorprendente desmarcándose de los pequeños crossover con los que comparte algunos de sus virtudes en cuanto a comportamiento.

Esta idea también se refleja en un interior más elaborado, donde sorprende la calidad y la precisión de los elementos sobre un decorado que infunde modernidad. La pantalla táctil de gran formato, suspendida sobre un salpicadero con la cubierta en acabado bitono y silueteado por un inusual haz de luz azul, es fiel reflejo de esta aspiración. Ambos recursos se utilizan también en los paneles de las puertas, iluminando igualmente el interior de los huecos posavasos y las guanteras laterales para incidir en ese halo de estilo refinado.

Tanto encanto exigía ser igual de selecto con los detalles. El climatizador bizona, los sensores de accionamiento automático de los limpiaparabrisas y las luces, el sistema de aparcamiento asistido, la cámara de visión trasera, la llave inteligente son de serie en nuestra versión de pruebas. Cuestiones a los que se añaden los 'clásicos' ingenios asociados a la conectividad como navegador, intefaz para el teléfono móvil y entradas de conexión para dispositivos externos para que no falta de nada.

La fórmula se completa con un conjunto de ayudas destinadas a ampliar la protección de los ocupantes. Soluciones como el Control de Crucero Adaptativo gestionado por radar o una función de Detección de Peatones para el Sistema de Seguridad Precolisión forman parte de este nuevo paquete.

Atrevido, avanzado, económico, diferente... Parece que tal como ha irrumpido en el mercado, el éxito está garantizado.

 

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