MOTOS
Prueba

Ducati Monster 696: Reina y gobierna

  • Un giro estético mete de lleno la Monster en el Siglo XXI
  • Algunos cambios estructurales hacen más manejable la nueva Monster
  • La naked por excelencia mantiene el sello único de las motos boloñesas

Chasis tubular, motor bicilíndrico en ‘uve’ a 90 grados, manillar alto… La receta es la misma, pero como en la cocina de diseño los gurús del lápiz de Borgo Panigale han sublimado cada componente hasta convertirlos en pequeñas obras de arte. Los más puristas ponen peros a detalles como el subchasis de aluminio que hace un quiebro a la tradición tubular de la Monster y de cualquier Ducati, pero aunque diferente, el resultado es una moto exquisita dentro de las ‘naked’ deportivas.

Empezamos por su grupo óptico delantero, con reminiscencias de otro monstruo, la Brutale de MV Agusta, otra ‘naked’ de bandera. Del perfil, lo más característico es su chasis tubular en color rojo que sostiene el motor de 696 centímetros cúbicos y 80 CV de potencia que, a su vez, hace las veces de elemento estructural. El asiento se apoya en el subchasis hecho en fundición de aluminio, una novedad que, entre otras, ha permitido ahorrar siete kilos al peso de la Monster 696. El depósito, que junto con el faro era el elemento más característico del diseño de la primera generación de esta ‘naked’ también ha experimentado una metamorfosis total: sigue teniendo un peso estético considerable, pero adquiere formas más angulosas e incluye dos tomas de aire.

Los escapes dejan de estar junto al basculante –de aluminio por cierto- y pasan a ocupar una posición más elevada. Esta solución, además de radicalizar todavía más el aspecto del monstruo tiene como fin facilitar una mayor inclinación en curva sin correr el riesgo de rozar los silenciosos. Como buena Ducati –y a ahí están las 1.098, 848, Hypermotard y Multiestrada para demostrarlo- cualquier objeto funcional adquiere la categoría de pieza de museo. Ocurre con los reposapiés, los retrovisores o el mismo cuadro de instrumentos digital al estilo MotoGP.

En marcha la nueva Monster es una delicia. Lo más increíble es que es tan fácil acostumbrarse a ella que en a penas dos curvas, una lenta y una rápida, ya se le coge la medida. El motor, con la nueva electrónica de gestión obra de Siemens y con algunas modificaciones en la cámara de combustión, ha ganado en potencia pero sobre todo en capacidad de aprovechamiento de esos caballos en toda la gama de revoluciones. Su corona con más dientes y el propio carácter del motor bicilíndrico permiten tener par a destajo casi a punta de gas; y a partir de ahí, a agotar las marchas mientras la moto permite enlazar curvas una tras otra.

Lo más destacable, sin duda, su enorme manejabilidad y su capacidad de frenada. Sus frenos Brembo con dobles discos de 320 milímetros mordidos por pinzas de cuatro pistones con anclaje radial son de lo mejor del mercado. La posición muy adelantada del piloto, el manillar muy abierto y la distribución de pesos hacen de la Monster 696 el mejor escalón de entrada a la gama Ducati. Y no sólo por precio, sino también por su carácter, que permite hacer de ella un cursillo intensivo de lo que es y lo que significa conducir una de las motos italianas.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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