COCHES
Prueba

Mazda3: Apuesta por la calidad

  • Sorprende su dirección precisa y neutra a bajas velocidades
  • Hay coches que pisan la carretera y coches que la leen. El 3 la lee
  • Las suspensiones se deslizan hacia una vertiente más sensitiva

En MotorEnLinea.es teníamos una deuda con Mazda. Su ofensiva de novedades ha revolucionado su catálogo y cada nueva incorporación ha venido acompañada de un éxito de público y crítica. En el tintero se nos han quedado modelos soberbios, así que no podíamos dejar pasar la oportunidad de subirnos al nuevo ‘tres’, un coche que –ya lo adelantamos– nos ha parecido de lo mejor que hemos probado en la categoría compacta.

El papel lo aguanta todo, por ello los responsables de la marca aquí en Canarias, más que hablarnos del Mazda3 nos invitaban a probarlo. “Sorprende”, nos decían. Y tenían razón, primero en lo de que había que probarlo y, segundo, en que sorprende.

Aunque se trataba de tener sensaciones, es imposible abordar este coche sin detenerse en su línea. Deportividad y estilo recorren en paralelo toda la carrocería, de delante hacia atrás, con un sello que ya se ha asentado como algo propio de Mazda. Ellos lo llaman “filosofía kodo o alma en movimiento” y, en definitiva, lo que hace es sazonar con un par de toques de dinamismo unas formas muy suntuosas y Premium.

En esto tan manido en la industria del automóvil de ‘la calidad’ no sólo hay que parecerlo, también hay que serlo. En Mazda lo tienen muy claro y sus procesos de fabricación, sea cuál sea su planta, van enfocados a conseguirla. Ese esfuerzo que puede suponer dejar de ganar unos cuantos millones de euros a corto plazo tiene mucho sentido si se sabe apreciar cada detalle de su modelo compacto. 

Y se percibe fuera en los ajustes de los distintos componentes que se entrelazan en la carrocería, pero de manera muy especial en el interior. No hace falta irse a niveles de acabado elevados –y por tanto más costosos– para que el Mazda3 nos deje KO al tomar asiento. Sin recurrir a una gran profusión de mandos ni a un efectismo cargante, de nuevo lo que cautiva es la terminación de cada elemento y la inmejorable transición entre salpicadero, embellecedores, panel, consola...

El tacto de los materiales es intachable y el cuadro es otro ejemplo más de que en Mazda entienden la calidad como un todo. La única pega de éste es que los pequeños displays que acompañan al tacómetro digital son un poco pequeños, más aún si se comparan con los que emplea su competencia. Todo lo contrario que la pantalla de siete pulgadas que corona el salpicadero y que se controla mediante el mando giratorio HMI Commander que simplifica el control de los sistemas de información y entretenimiento. La facilidad para adaptar el puesto de conducción a tu talla y preferencia y lo bien que se siente uno al volante no es casualidad, ya que la marca afirma haber invertido mucho tiempo e ingenio en mejorar la ergonomía del puesto de conducción.

El tono oscuro que reina en toda la cabina contrasta con los embellecedores de metal pulido que dan toques de brillo por el interior. Muy elegante.

En marcha

Lo primero que llama la atención al echarnos a la carretera dispuestos a hacer kilómetros con el Mazda3 es su dirección. Precisa, resulta muy neutra circulando a bajas velocidades o enlazando curvas de radio muy amplio pero se torna más consistente cuando se aviva el ritmo o más que negociar los virajes, los atacamos. Hay un punto, en giros muy acusados, que se vuelve excesivamente dura, pero la marca explica que con ello se evitan correcciones en la trazada.

Hay coches que pisan la carretera y coches que la leen. El Mazda3 es de los que la leen. No al detalle como un gran deportivo con unas suspensiones que ponen a prueba el aguante de nuestras lumbares, pero sí tiende a proporcionar mucha información, algo más que la media de los compactos de última generación a los que nos hemos subido. Al menos a los que no son una versión deportiva. 

Esto es responsabilidad de unas suspensiones que, de nuevo, se desliza hacia esa vertiente más sensitiva y no tan neutra. En vías rápidas es confortable, pero en carreteras secundarias trufadas de curvas proporciona una dureza que se traduce en unos balanceos muy suaves de la carrocería al enfilar un viraje con fe.

Responsabilidad

A nivel mecánico deja una muy buena impresión también el cambio manual de seis velocidades acoplado en esta unidad al motor Skyactiv-G 2.0 de 120 CV  210 Nm. Recorridos muy cortos, accionamiento preciso y rápido para poderle sacar toda la ‘chicha’ a este propulsor. 

Aunque como hemos visto todo el conjunto del coche nos conduce al disfrute de la conducción a base de sensaciones, este motor hace un ejercicio de responsabilidad y opta por unas prestaciones muy equilibradas para ofrecer a su propietario unos consumos y emisiones que se ajustan a las necesidades del cliente medio. Son 5,1 litros cada 100 km en ciclo medio y 119 gramos de CO2 por kilómetro (exento pago del impuesto de matriculación) para una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,8 segundos, siempre según datos oficiales y con la caja manual de seis relaciones.

Lo mejor, sin duda, la finura de esta mecánica y que encaja perfectamente en un amplísimo espectro de clientes que buscan un coche con buen motor pero que gaste poco. Para el resto, para los que quieren un propulsor capaz de aprovechar mucho más las excelentes aptitudes del bastidor del Mazda3 existe la versión de 165 CV de este mismo ‘dos litros’.

En resumen, con ‘productazos’ como éste se entiende que en Mazda irradien autoconfianza y positividad. Las cifras de ventas con crecimientos exponenciales en Canarias son sólo la confirmación de que la apuesta por la calidad y la tecnología japonesa suele calar en un mercado como el nuestro. El ‘tres’ de la marca japonesa añade aún más leña a la categoría de los compactos y lo hace fiel a su estilo: con firmeza, sofisticación y personalidad.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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