DEPORTE
WRC

Ogier: "No tengo nada que perder"

  • "Es un poco pronto para saber lo que podremos alcanzar"
  • "Ganar se convirtió en algo normal, pero nunca fue fácil"
  • "Odio perder y cuando corro siempre doy lo mejor de mí"

“He alcanzado muchas cosas en estos últimos años, pero siento que estoy en una posición en la que no tengo nada que perder. No tengo nada más que demostrar”. Son palabras de Sébastien Ogier, el tetracampeón del WRC y que, tras su etapa en Volkswagen, ha decidido intentar engrandecer su palmarés en M-Sport. Un equipo que quizá no sea la opción más segura a la hora de seguir encadenando títulos, pero que daría más valor a lo que el francés ha conseguido hasta ahora.

Ogier ha hablado para nuestros compañeros de Red Bull Media a un mes de que el mundial reemprenda su camino en Montecarlo. Allí llegará con apenas cuatro días de test encima con el Fiesta WRC. “Ya he tenido un primer test de dos días esta semana en Suecia. Tendré otro test en enero antes del rally, que normalmente es de dos días, así que no voy a estar demasiado tiempo en este coche, por lo que espero que las sensaciones lleguen rápidamente. Es por eso que digo que tenemos ante nosotros un gran desafío y que es un poco pronto para saber lo que podremos alcanzar”, afirma.

Igual que el fichaje de Jorge Lorenzo por Ducati lleva implícito el reto de devolver a esta marca los éxitos que otros pilotos no pudieron alcanzar, el de Sébastien Ogier por M-Sport confirmaría que lo hecho en Volkswagen no fue ni mucho menos fruto de un gran coche. “Tuve la oportunidad de ser parte de un equipo fantástico los últimos cuatro años y conseguimos éxitos juntos. Al final, ganar se convirtió casi en algo normal, pero nunca fue fácil”, cuenta de aquella época. En la que está por venir, asume el desafío. “Voy a intentar dar lo mejor de mí y sin duda es un gran reto intentar devolver a M-Sport a la senda del éxito después de muchos años peleando”, sentencia.

Aunque no lo diga, da la impresión de que el de Gap sigue con su punto de mira en los nueve títulos que logró Loeb y alcanzar las 78 victorias que llegó a acumular durante su reinado en Citroën (2004 a 2012). “Odio perder y, cuando participo en una competición, siempre doy lo mejor de mí. Nunca me guardo nada y, si hago algo, doy el ciento por ciento. Por supuesto, es una buena sensación ganar”, dice quien en los últimos cuatro años logró 22 victorias en 54 rallies, es decir, el 40% de las pruebas disputadas en este periodo.  

Diez años en la elite

Han transcurrido nueve temporadas desde que Ogier se estrenó en México logrando la octava posición al volante de un Citroën C2 Súper 1.600, pero este año se cumplieron diez desde que comenzó a destacar en la Peugeot 206 Cup, el equivalente actual de la 208 Rally Cup. “Por supuesto que ha pasado rápido. En la vida siempre miras hacia delante y a veces es bonito mirar atrás y ver lo que has hecho. En la última década es estado volando, pero al mismo tiempo hemos alcanzado mucho más de lo que esperaba hace diez años”.

Y ¿qué es lo que esperaba Ogier cuando sólo era una estrella en ciernes? “Cuando empecé esperaba llegar al Mundial de Rallies y el máximo sueño era ser campeón. Conseguimos más que eso ahora que somos cuatro veces campeones del mundo, así que estos últimos diez años han sido una aventura fantástica que aún no ha terminado. Veremos qué nos trae ahora el futuro”.

Su paternidad

Cuando la marcha de su anterior equipo fue un hecho, muchos apuntaron la posibilidad de que Ogier se diera un tiempo para reflexionar y ver crecer a su hijo recién nacido. El tetracampeón del mundo no esconde que su nueva condición de padre pesa a la hora de hacer la maleta y avisa que su perspectiva y sus objetivos han cambiado. 

“Ha habido mayores desafíos dentro y fuera del coche al convertirme en padre de mi hijo Tim hace sólo seis meses. Esto ha hecho más difícil irme de casa. Claro que ser padre cambió mi vida, hace que piense un poco distinto y por supuesto que tengo una perspectiva distinta sobre la vida. Hubo unos cuantos años en los que estuve completamente centrado en competir y, por supuesto que ahora sigo haciéndolo con profesionalidad y doy lo mejor de mí, pero quiero darle algún tiempo a mí familia para disfrutar de ella. Quiero ser un buen papá, ahora es uno de mis objetivos. Se ha hecho más duro irme y se volverá cada vez peor y peor cuando crezca y empiece a hablar. ¡Estoy seguro de que la primera frase que le enseñará su mamá será la de “papá, quédate en casa”!”, bromea el francés.

 

 

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