En estos tiempos donde hace falta liderazgo político y lo que tenemos es mediocridad en aumento cada segundo que pasa. Donde los mejores economistas mundiales advierten una y otra vez que el recorte no es el camino de la recuperación –a pesar de que esos mediocres no le hagan caso– vivimos en nuestras propias carnes el desgarrador relato del Comité Organizador del Rally Príncipe de Asturias anunciando que por falta de ayudas deciden cerrar el chiringuito.
Triste, muy triste que la otrora prueba de referencia de nuestro país en el IRC no pueda salir adelante. Todos vivimos en el pasado en la abundancia y todos habremos cometido errores, seguro, pero la corrección presupuestaria debe llevar su tiempo y no se pueden hacer algunas cosas de la noche a la mañana. Los gastos pasados se pueden ir reduciendo de manera paulatina, pero nuestros pésimos gobernantes, esos mismos que se llenan sus bolsillos con nuestros dineros, son los primeros que nos ponen la soga en el cuello. No es de recibo que por este camino se nos quiera quitar todo lo que nos divierte y hace gozar; parece que para cuadrar el déficit tengamos que vivir una vida contemplativa y sin inversión ni diversión.
Me niego a creer que en una comunidad como la asturiana no existan gobernantes lo suficientemente lúcidos para darse cuenta de la importante publicidad que la prueba le hacía a su zona. Yo, sin ir más lejos, cuando estuve allí, una de las primeras cosas por las que me interesé fue por sus tramos y por sus zonas de referencia, apeteciéndome mucho el viaje entonces por tener Asturias una prueba de una importancia contrastada. Se puede decir, sin miedo a equivocarnos, que en el pasado fue la segunda prueba más importante de España tras el Cataluña, del WRC, pero los lumbreras de turno, esos que el pueblo astur votó, no lo ven o no les interesa ver.
Y las cosas del destino quisieron que los problemas del ‘Príncipe’ beneficiaran al Rally Islas Canarias ‘El Corte Inglés’, heredando el IRC y estando ahora en el ERC por deméritos de otros y porque la inversión acompañó. En este caso hay que estar muy agradecidos a la labor realizada por parte del Cabildo Insular de Gran Canaria con su presidente José Miguel Bravo de Laguna y su consejero de deportes Lucas Bravo de Laguna al frente. Ellos sí han sabido valorar el importante impacto publicitario para la isla, el bestial retorno económico por cada euro invertido, la cantidad de gente foránea que acude a la isla para presenciar en directo el evento, la muchísima afición local que se moviliza para no perdérselo, el seguimiento mediático local, nacional e internacional, además de la cobertura sin igual de una televisión como Eurosport que cubre los nichos de mercados turísticos que interesan a Canarias.
Pero, al igual que en Asturias, en Canarias no nos salvamos de los ‘vendepatrias’ y desde el ‘desgobierno’ de Canarias se intentan poner todas las trabas presupuestarias del mundo para no aportar dinero pactado y necesario a una prueba que congrega aficionados de todas las islas. Lo siento por mis muchos amigos tinerfeños, a los que quiero mucho y con los que nada tengo en contra, pero Paulino Rivero y su gente de confianza se mueren de envidia y hacen lo imposible porque esta prueba también se corra en su Tenerife natal. Que no ‘señor’ Rivero, que esta prueba nació, creció y se consolidó en Gran Canaria y la compartimos con nuestros hermanos canarios, pero en nuestras carreteras. Déjese de medrar y no ayudar para que se divida su rutómetro; no coaccione al Comité Organizador no dándole lo pactado –muy de políticos- para lograr un fin que no es otro que ganar votos políticos. Es tan torpe, que prefiere que muera de asfixia antes que ser justo y pagar –eso que tanto les cuesta a ustedes, los políticos-. Esperemos que las cosas sigan como están y que gracias a un promotor valiente y tenaz como Luis Monzón los canarios, todos, los españoles, todos, y las gentes de otros lugares del planeta puedan seguir paladeando el sabor de la alta competición en nuestra comunidad.
