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Yaris 1.5 VVT-iE, contra corriente

  • Lo hemos probado sobre la versión 'chic' más equipada
  • Desarrolla una potencia de 111 CV y 136 Nm de par máximo

Contra corriente. Esa parece ser la máxima utilizada por Toyota a la hora de abordar los desafíos que plantea el futuro de la movilidad y los retos a los que está siendo sometida la industria del automóvil. Lo hizo hace mucho tiempo cuando apostó por la tecnología híbrida como alternativa a largo plazo al motor diésel o al optar por la pila de hidrógeno como solución más idónea en la larga travesía hacia la electrificación. La historia de momento parece ir dándole la razón.

Pero no contentos con ello hace un nuevo acto de resistencia y frente a la tendencia generalizada de introducir motores sobrealimentados de pequeña cilindrada -lo que comúnmente se conoce como downsizing- incorpora a su catálogo un nuevo propulsor atmosférico de gasolina de 1.5 litros y cuatro cilindros en sustitución del anterior de 1.33 litros.

Esta es la respuesta de Toyota al duelo que mantienen los fabricantes con las cada vez más restrictivas medidas sobre emisiones, concretamente a las condiciones planteadas por la norma Euro 6c. Lo hemos testado y estamos en disposición de asegurarles que no nos ha decepcionado. La variante escogida para nuestra prueba y dotada con este propulsor fue el Yaris 'chic', la más completa de la gama actual a nivel de equipamiento.

Habrá alguien que diga que Toyota no utiliza el mismo rasero en todos sus modelos y no le falta razón. En el Auris o el exitoso C-HR se opta por un motor 1.2 turbo de 116 caballos. La razón es sencilla y atiende a una cuestión de tamaño pero sobre todo de peso del conjunto. Lo cierto es que el nuevo motor es un virtuoso en términos de innovación -VVT-iE motor eléctrico con reglaje variable inteligente de válvulas- ofreciendo un nivel de rendimiento ejemplar. En concreto, sus responsables aportan el dato de una reducción en el consumo de combustible de un doce por ciento respecto al motor al que sustituye.

Con una cilindrada de 1.496 cc, 111 caballos de potencia y un par máximo de 136 Nm, el nuevo Yaris se muestra bastante suelto en terrenos sinuosos, confortable y poco ruidoso en los largos trayectos por autopista y preferentemente vivo a la hora de recuperar. Todo ello desde la premisa de que estamos ante un vehículo ideado para ambientes urbanos, territorio donde se desenvuelve a las mil maravillas. Es en estas circunstancias donde se le exige que tenga unos buenos bajos para no estar acudiendo continuamente a la caja de cambios en busca de la solución más idónea a cada situación. La agilidad de respuesta se convierte entonces en su mejor baza lidiando con especial desparpajo entre el tráfico de la ciudad.

Más contenido se muestra en las largas pendientes por lo que no será difícil ajustar la velocidad a los límites que establece la vía. En este caso recurrimos de nuevo a los datos facilitados por el fabricante sobre aceleración -11 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado y 17,6 para acelerar de 80 a 120 km/h-. Sin embargo, más allá de la alegría propia de un vehículo con sus prestaciones habría que poner el acento en su capacidad de ahorro y bajas emisiones, especialmente a velocidades constantes en carretera. Toyota vuelve a insistir en estos aspectos como elementos claves de su filosofía como marca y para ello acude a nuevas soluciones tecnológicas, entre otras, la  introducción de un colector de escape refrigerado por agua que limita la temperatura del gas evitando enriquecer la mezcla para reducir la temperatura de combustión.

La llegada de este nuevo propulsor se enmarca en la nueva imagen del Yaris que sin grandes cambios, presenta un aspecto más desafiante y dinámico. Los parachoques albergan amplias secciones a partir de los grupos ópticos con un nuevo trazado de las luces led de luz diurna. Estas acogen los faros antiniebla con un arco cromado muy conveniente que opta por un estilo refinado en nuestra versión de pruebas junto al blanco perlado de la carrocería. La trama de la parrilla trapezoidal es de panal de abeja, una elección antes sólo reservada para distinguir a la variante híbrida.

La zaga copia el esquema de diseño de la sección anterior con un arco en relieve cuyos extremos parten desde el parachoques hasta alcanzar el nuevo portón. Las luces traseras son de nuevo cuño incorporando luces de freno y de posición led con guías luminosas. El cromo vuelve a hace acto de presencia en la  talonera lateral sobre una silueta resaltada por unas llamativas llantas de 16 pulgadas con cinco radios dobles.

El interior también experimenta una importante puesta al día con la introducción de una nueva tapicería en gradación negro-gris sobre un decorado en color negro así como en la instrumentación y los controles para mejorar la interacción con la interfaz del sistema multimedia compuesto por un display multi-información TFT en color. Además, los indicadores del cuadro de mandos presentan un nuevo diseño tipo 'prismáticos' con dos esferas analógicas a los lados de una nueva pantalla en esta ocasión de 4,2 pulgadas, cuya información se puede seleccionar mediante los mandos montados en el nuevo volante de tres radios.

 

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