La segunda etapa del Rallye de Australia, presidida por el ya afamado tramo de Nambucca, el más largo de todo el rutómetro, y uno de los más intensos de todo el Mundial, con casi medio centenar de kilómetros cronometrados, ha vuelto a porpiciar acontecimientos; y de gran magnitud, además.
Andreas Mikkelsen acababa de empezar a defender el liderato de 20 segundos que había cimentado el día anterior, partiendo desde atrás, cuando, en el transcurso de la segunda especial matinal, justamente después de que Thierry Neuville redujese su desventaja en un cuarto de fracción, el noruego ha sufrido un doble pinchazo que le ha abocado automáticamente al abandono, al no disponer más que de una sola rueda de repuesto en el maletero de su Hyundai i20 Coupé WRC.
A partir de ese momento, el belga ha recogido el testigo de su compañero de equipo, enfilándose directamente hacia la conquista de su cuarto triunfo del año, y, a su vez, un nuevo subcampeonato. Con cinco especiales restantes en el intinerario previsto para mañana, el piloto de referencia de la escuadra coreana aventaja a Jari-Matti Latvala por el mismo margen que le separaba a él de Andreas Mikkelsen al terminar la jornada de ayer.
Ott Tänak marcha tercero, a una distancia muy similar de su próximo compañero de equipo, seguido de un margen igualmente equiparable sobre Craig Breen, el hombre al que le va a tocar, una vez más, defender los honores del equipo Citroën en este último rallye del campeonato, después de que su jefe de filas, Kris Meeke, haya tenido que retirarse después de impactar contra un puente.
Hayden Paddon marcha a continuación, seguido de Sébastien Ogier, cuyos cronos no han experimentado una diferencia realmente significativa, después de que los mecánicos de M-Sport le hayan solventado ya el problema en el selector del cambio que le trajo de cabeza durante las especiales de ayer.
Los tres pilotos más jóvenes del actual Mundial, Stéphane Lefebvre, Elfyn Evans y Esapekka Lappi, siguen la estela del francés en la general.
Otro joven nórdico, Kalle Rovanperä, ha tenido que retirarse de un modo calcado al de Mikkelsen: después de sufrir un doble pinchazo en el Ford Fiesta R5 de Timo Jouhki con el que dominaba sin ambages la categoría WRC2.