El último bastión de la gama Kia se llama Stonic y desembarca en la categoría más en boga en estos momentos. El éxito creciente de este tipo de propuestas tiene su origen en su capacidad para reunir, en poco más de cuatro metros, todo el potencial en términos de diseño, confort, innovación y rendimiento aplicable a
sus hermanos mayores con la ventaja añadida de situarse en una horquilla de precios al alcance de un público más amplio y heterogéneo.
Con una longitud de 4,14 metros, la arquitectura del Stonic descansa sobre la misma plataforma del Kia Rio considerado por los expertos como el no va más en calidad y fiabilidad. Un excelente punto de partida, por tanto, sobre la que fluye una carrocería de líneas simples, bien protegida y que proyecta garra a partir de una sugestiva reinterpretación de la característica parrilla ‘tiger nose’.
Dada la variada oferta de este tipo de propuestas y teniendo en cuenta que el diseño continúa siendo uno de los principales argumentos de compra, los detalles pasan a ser importantes. Destellos de estilo que encuentran en la prominencia de los pasos de rueda, las llamativas llantas de 17 pulgadas y el techo tipo ‘targa’ con barras longitudinales la clara evidencia de que una brizna de refinamiento no es incompatible con la fortaleza de un crossover en toda su esencia.
Capítulo aparte merece la vista de la sección posterior. De hombros elevados, presenta la luna trasera enmarcada y coronada por un generoso alerón, un embellecedor cromado como nexo de unión entre los grupos ópticos y un amplio parachoques donde se integra un llamativo difusor. Aún así, los usuarios encuentran en la personalización un espacio propio donde alimentar su ego con un amplio surtido de combinaciones como el de nuestra unidad de prueba donde el amarillo de la carrocería contrasta con el techo en color negro.
Esta libertad de expresión sobre el decorado se hace extensible también al habitáculo donde paneles, tapicerías y acabados se pueden escoger en distintos tonos. Como un elemento más de la ambientación, la pantalla del sistema de info-entretenimiento, compatible con Apple CarPlay y Android Auto, proyecta un escogido muestrario de utilidades como el sonido o la navegación, ofreciendo soporte a su vez para todo tipo de aplicaciones compatibles..jpg)
Los mandos del climatizador ocupan el plano medio de la columna central reservando la parte baja a las entradas de conexión USB y auxiliar así como a una toma de corriente de 12 voltios. El manejo es simple y prescinde del abigarramiento, a veces tan excesivo como innecesario, de botonería y paneles de control centrando buena parte de las operaciones en los mandos situados en el volante.
Hay que destacar igualmente la capacidad de aprovechamiento del habitáculo más allá de las limitaciones aparentes por su tamaño. La sensación de espacio es real y tanto los pasajeros de la primera como de la segunda fila de asientos cuentan con una posición desahogada, incluso cuando viajan cinco ocupantes. El maletero, en dos niveles, tiene 332 litros de capacidad y el acceso es sencillo gracias a su bajo perfil de carga.
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De tentadora apariencia, especialmente acogedor y equipado a la última, entre las posibilidades de motorización, el 1.4 MPI de 100 CV de nuestra unidad de prueba se sitúa, en cuanto a su oferta, en el rango intermedio de potencia –desde 85 hasta a 120 CV-. Destaca por su elasticidad haciendo acopio de sus habilidades de forma muy progresiva y sin sobresaltos.
Lo positivo de este tipo de comportamiento está en el agrado por su baja rumorosidad pero sobre todo por su gran capacidad de ahorro. Prevalece, por tanto, la precisión sobre la explosividad, lo que se pone especialmente de manifiesto en la suavidad de respuesta de la caja de cambios de seis marchas.
Con estas premisas, y no falto del empuje necesario para ofrecer buenas sensaciones en cualquier escenario, se convierte en una invitación a la diversión sin olvidar su alto sentido práctico. El Stonic promete y con apenas unos meses en exposición ya está considerado como uno de los principales baluartes de la última oleada de SUV urbanos dispuesto a mantener en lo más alto el éxito de esta fórmula.
Cuestión de sensaciones
El Kia Stonic hereda el status propio de un SUV urbano al tiempo que introduce ciertos matices que lo hacen realmente singular. El desparpajo y agilidad asociados a su comportamiento lo sitúan en la órbita de un turismo convencional, maniobrando de forma precisa sin incurrir en molestos balanceos. Buena parte de la responsabilidad de esta actuación recae en soluciones como el Control de Frenado en Curva o el sistema de Vectorización de Par capaz de corregir el subviraje frenando la rueda interior. Como complemento y en caso de una frenada de emergencia en recta, el sistema de estabilidad evita las molestas sacudidas laterales.
Por sendas y caminos no asfaltados el Stonic se sitúa en los límites de su zona de confort. Exclusivamente en tracción delantera y sin ser un experto trepador, ello no impide aventurarse por sencillas veredas sin mayores preocupaciones gracias a los protectores del perímetro y su altura elevada.
Su ámbito natural, por tanto, se encuentra sobre la carretera y sin duda donde mejor se desenvuelve en las calles de la ciudad. El amplio pliego de asistentes a disposición del conductor ayudan al tránsito diario con soluciones que van desde la ayuda de arranque en pendiente o la cámara de asistencia al estacionamiento hasta sensores de aparcamiento o el sistema de frenada autónoma emergencia, en este caso con reconocimiento de peatones y alerta de colisión frontal.
No son los únicos y es que dependiendo de la variante escogida, la lista se completa con otros dispositivos como el detector de vehículos en ángulo muerto, el sistema de alerta de tráfico posterior o el de aviso de cambio de carril.
