Sucede con frecuencia, y hoy ha sido de esos días... Uno de esos en los que el Dakar se voltea como una tortilla y trastoca por completo el panorama imperante, en este caso, tras la tercera etapa de una edición que, de golpe y porrazo, camino de Arequipa, se ha convertido casi en un duelo cerrado entre los más zorros del desierto...
Los malos augurios para los pilotos puramente ‘rallísticos’ ante un recorrido tan arenoso como el de este año, se han cumplido prácticamente a las primeras de cambio... En especial, para el vigente campeón, Carlos Sainz, que ha roto la suspensión delantera izquierda de su Mini y, aunque ha podido reemprender la marcha, se ha dejado un mundo y todas sus opciones de volver a reinar en el Cono Sur.
Sébastien Loeb, que se las prometía muy felices después de haber ganado la especial de ayer, también ha tenido problemas durante los kilómetros finales, registrando a la postre más de 40 minutos de pérdida.
Igualmente damnificados se han visto Giniel de Villiers, líder del Dakar ayer por la noche, su compañero Bernhard ten Brinke, y Cyril Despres, prácticamente descartados ya de la lucha por un triunfo que, después de la escabechina que se ha producido hoy, va a tener como principales candidatos a los pilotos con mayor destreza a la hora de descifrar las dunas del Perú.
Nasser Al-Attiyah vuelve a dominar la clasificación por delante de Yazeed Al Rahji, el mejor clasificado actualmente (por increíble que parezca) del escuadrón de Mini, delante de Nani Roma, cuarto clasificado, a espaldas de Stéphane Peterhansel (vencedor del día), tras la primera etapa de eliminación de un Dakar donde va a ejercer a partir de ahora como principal baza española.