“Con el Taycan, comienza la era e-performance de Porsche”. Oliver Blume, Director General de Porsche, resume así el inicio del proceso de transformación de la marca, un fabricante de deportivos puros que ahora va más lejos y ofrece también servicios adicionales de movilidad exclusiva y deportiva. Dicho así de simple quizás no seamos conscientes de la verdadera trascendencia del mensaje.
Y si le contamos, por ejemplo, que las 600 unidades reservadas en España del Taycan supondrán sólo en el primer año de comercialización, es decir, en 2020, cerca del 20% de las ventas totales de Porsche. Los más puristas ya se están echando las manos a la cabeza pero sin duda el proceso es imparable.
El primer vehículo cien por cien eléctrico de Porsche es sólo la primera prueba visible del desarrollo de una nueva estrategia que sin duda ha sacudido los pilares de la compañía pero que ha sabido encajar con deportividad. Detrás viene toda una revolución que afecta a las infraestructuras, redes de carga, fábrica, trabajadores, proveedores y clientes. Con la perspectiva del tiempo y como ocurre con otros iconos del fabricante, será visto como la encarnación del cambio de paradigma de la industria del automóvil, expresa la compañía.
Porsche ha anunciado una inversión de más de 6.000 millones de euros en electromovilidad hasta el año 2022. Se ha previsto que, de ellos, alrededor de 3.000 millones de euros sean en activos materiales y una cifra similar en costes de desarrollo. De estos últimos se emplearán unos 500 millones de euros en las variantes del Taycan, otros mil millones de euros para la electrificación e hibridación de la gama, varios cientos de millones para la expansión de las instalaciones y alrededor de 700 millones de euros más en nuevas tecnologías, infraestructura de carga y movilidad inteligente.
