COCHES
Prueba

Q3 Sportback: Singularidad deportiva

  • Llega en un momento de plenitud creativa de Audi
  • Al volante, esta versión tiene un tacto más recio
  • Respuesta de Audi al conductor que valora la sofisticación

El concepto no es nuevo. Repetitivo incluso. Marca premium coge uno de sus todocamino de éxito y lo reinterpreta desde un prisma coupé. Lo que pasa es que en el caso de Audi, este esqueje del Q3 llega en un momento de plenitud creativa de la marca y con la buenísima influencia del esplendoroso Q8. Si a eso le unimos un tamaño contenido (fundamental para una dinámica solvente) y un tacto algo más robusto, el resultado es un coche que en absoluto pasa desapercibido.

Para empezar, porque el Q3 Sportback es de esos coches que cautiva. Lo supimos desde que lo vimos en la Audi Fashion Night y lo confirmamos a lo largo de la prueba. En realidad, puesto uno junto al otro, no es tan distinto del convencional, pero todo el último cuarto trasero es un fenomenal ejercicio de diseño que da razón de ser a esta versión. El techo arqueado, el pilar D, la luneta posterior inclinada y ese trasero respingón son una parte de su encanto. Además, con acierto, Audi Canarias puso en nuestras manos esta versión en color ‘Plata Rocío’ y con un paquete que oscurece muchos detalles del exterior.

Pero no sólo es su diseño lo que deja huella. Otra de las razones de ser de una versión como ésta es su naturaleza deportiva y aquí entran en juego elementos estructurales como la suspensión más firme (se puede montar la confort sin coste extra) o la dirección progresiva (que se endurece a medida que giramos más y más el volante). El selector de perfiles Audi drive select también forma parte del equipamiento de serie, pero despliega todo su potencial a la hora de armonizar el comportamiento del coche de acuerdo con el modo seleccionado (comfort, efficiency, dynamic, auto, individual y off-road) en versiones que, como ésta, disponen del control de amortiguación.

Es en la posición ‘dynamic’ donde el Q3 Sportback muestra todo su ímpetu. El motor 2.0 TFSI (sonido incluido) y el cambio S tronic se ponen en tensión para ofrecer, si el pie derecho del conductor así lo requiere, los 230 CV. La amortiguación también se robustece teniendo en cuenta los sensores de aceleración, los movimientos de carrocería y el recorrido de las ruedas para permitir unas sensaciones de conducción más puras y deportivas. Esto se logra reduciendo los movimientos de balanceo al tomar con decisión una curva o de cabeceo al frenar o acelerar con fuerza.

Todo esto tampoco es nuevo. Muchos otros modelos ofrecen un conmutador de perfiles que actúa sobre estos vectores, pero comparado con el Q3 convencional, el Sportback se siente más recio al tacto y más impetuoso a pesar de mantener intacta la anchura de vías y la distancia entre ejes. Las vistosas llantas de 20’’ con neumáticos de perfil bajo acentúan esa sensación con menos filtros.

El motor más poderoso de la gama

Brío (de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos) pero siempre vigilado. La tracción total quattro es esa red invisible y casi imperceptible que en una conducción viva transmite una enorme estabilidad. Y lo hace mediante el reparto de par entre las cuatro ruedas, pero también mediante una función integrada que actúa como un autoblocante al frenar las que quedan en el interior de la curva.

Siendo el vértice de la pirámide de mecánicas hasta que el RS Q3 de 400 CV tome posesión de su cargo, sólo podemos dedicar elogios al 2.0 TFSI de 230 CV y 350 Nm de par de la unidad que hemos probado. La transmisión S tronic de siete velocidades se adapta como un guante al modo de conducción, aunque en las posiciones ‘comfort’ y ‘efficiency’ se vuelve algo perezoso en bajos.

Técnicamente, con medidas en la mano, la tracción quattro y un perfil en el Audi drive select a medida, esta versión no se deja en su conversión coupé ni una pizca de capacidad todocamino. Para serles sinceros, después de haber probado el Q3 estándar en Fuerteventura con excursión off-road incluida, nos parecía un sacrilegio meter a esta belleza en tierra y preferimos sacarle todo el jugo en asfalto. Lo dejaremos para una próxima ocasión.

En resumen, el Q3 Sportback es la respuesta de Audi a un conductor que valora la sofisticación y que, sin renunciar a aspectos de funcionalidad y confort que ha catapultado al concepto crossover, pide algo más en términos de dinamismo.

Insertos decorativos

Audi se permite el lujo de dar uniformidad al interior en toda la gama Q3. Y se lo permite porque puede. La perfecta integración digital (panel de instrumentos virtual de 10,25 pulgadas y pantalla táctil del MMI Navigation Plus de 12,3 pulgadas), la iluminación ambiental personalizable y la calidad de materiales son la base y a partir de ahí se dan pinceladas de color o estilo con insertos decorativos. Los de esta versión eran de alcántara a juego con el color de la carrocería.

En cuanto a confort, la curvatura coupé del techo reduce altura en las plazas traseras, aunque a diferencia de otros coches con este mismo patrón, los pilares D tan esbeltos no entorpecen la visibilidad de los pasajeros. Sí lo hace la luneta posterior, por eso es fundamental contar con la cámara de visión trasera y los sensores de proximidad. Otro punto a favor es que la capacidad del maletero es la misma que en la otra carrocería del Q3 (530 litros). La banqueta posterior se puede desplazar longitudinalmente.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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