Con 37 asambleistas, es decir, una mayoría no absoluta pero sí cualificada, se celebró la Asamblea Extraordinaria de la Federación de Automovilismo de Las Palmas en las instalaciones del Gran Canaria Arena. Una asamblea bronca que se llevó a cabo contra los impedimentos previos y los que se plantearon durante su inicio.
Finalmente, el presidente de la Junta Electoral, Juan Hernández, determinó que se realizara una única votación con una papeleta en la que había cuatro opciones: en contra de las mociones de censura; a favor de la moción promovida por Ulises Barrera; a favor de la moción promovida por Miguel Ángel Domínguez y abstención.
Realizada la votación, Miguel Ángel Domínguez, que minutos antes había realizado una exposición de veinte minutos de las razones que le han llevado a presentar esta moción que venía cociéndose desde finales del verano pasado, salió escogido como nuevo presidente de la Federación de Automovilismo de Las Palmas a la espera de cuál será el siguiente paso que dará Miguel Ángel Toledo, ausente en esta asamblea.
Domínguez obtuvo 28 votos a su favor; Ulises Barrera obtuvo siete votos, mientras uno votó en contra de las dos mociones y uno asambleistas se abstuvieron.
Después de todo lo ocurrido desde la presentación de la primera moción de censura firmada por Ulises Barrera, todo el mundo se preguntaba lo mismo: ¿entregará Toledo ‘las llaves’ de la FALP a Domínguez o se aferrará al cargo agotando cualquier vía legal?
Toledo, hospitalizado
La mañana arrancó, como se preveía, con la noticia de la ausencia de Miguel Ángel Toledo, cuyo hermano aportó un documento de ingreso hospitalario fechado el día 9 de enero. Aunque el presidente de la Junta Electoral dio la oportunidad a algún representante de Toledo de, a lo largo de veinte minutos, defender su posición como todavía presidente de la FALP, nadie tomó la palabra.
Previo a esta votación, Juan Hernández, presidente de la Junta Electoral, hizo una completa y didáctica exposición de los hechos que han llevado a esta Asamblea General Extraordinaria de la FALP. Hernández calificó de “absolutamente anómala” esta situación, tanto que, dijo, “a nivel nacional no se ha visto un disparate de este tipo”.
Explicó el presidente de la Junta Electoral, en cuya mesa contó con un observador de la Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias (Isaías González) que la normativa de federaciones deportivas regionales impide que, unilateralmente, se desconvoque una moción de censura como intentó Toledo días atrás.
Sobre los famosos 22 avales en los que Ulises Barrera apoyaba su moción, Hernández aseguró que se le requirió a la FALP esa documentación “hasta en cuatro ocasiones” porque “no consta ningún documento oficial que acredite que se han retirado los avales” pero que se hizo caso omiso. Por ello, Barrera tuvo que presentar antes de iniciarse el proceso en Gran Canaria Arena, un documento de su puño y letra con ese listado de avalistas.
“Todo ello –concluyó Juan Hernández– llevó a Benito Rodríguez (presidente de la Federación Canaria de Automovilismo) a requerirme a mí como presidente de la Junta Electoral. No lo entiendan como una injerencia, sino como una solución”, subrayó.
En contra del proceso
Manuel Montesdeoca, apoderado de Ulises Barrera, solicitó la suspensión del proceso al no estar de acuerdo con la inclusión de la alternativa de Miguel Ángel Domínguez en la papeleta. A partir de ahí, la asamblea se enrocó en disquisiciones legales sobre si procedía o no la aceptación de esa moción alternativa. Sobre si cabía o no la supletoriedad de la normativa de la Real Federación Española de Automovilismo –“que no pinta nada aquí”, dijo Víctor Parada–, clave a la hora de incluir la moción de censura alternativa de Domínguez.
A solicitud de Juan Hernández, uno de los argumentos que aportó Manuel Montesdeoca para tumbar el proceso fue –entre las risas de los asistentes– que Toledo no estaba presente. Con las cartas ya sobre la mesa y con Ulises Barrera y su apoderado volcados en que no se llevara a cabo el proceso, tampoco quiso aprovechar su tiempo para poder defender su candidatura. “No estoy de acuerdo con el proceso”, insistió.
Tomó la palabra Miguel Ángel Domínguez, que arrancó con unas palabras de recuerdo y aliento a la figura de Enrique Rubio, que las pasadas Navidades sufrió un grave accidente por el que está hospitalizado. El ya oficialmente candidato insistió en la pérdida de credibilidad que ha sufrido el deporte del automovilismo durante el año que ha estado bajo el mando de Toledo en la provincia de Las Palmas.
“Posiblemente pasará a la historia como el peor regidor del deporte del motor en esta provincia”, denunció antes de apuntar los males que han afectado a su mandato: el desconocimiento de cómo dirigir un equipo en ninguna de las áreas de la FALP; por su inexperiencia en este campo; por su incapacidad para contar con una Junta de Gobierno estable; el rencor y sus ansias de revancha.
“Tuvo la oportunidad de seguir el legado que le había dejado el presidente saliente, lo sencillo era continuar, pero usted se empeñó en todo lo contrario”, afirmó Domínguez, que también denunció la suspensión de pruebas, la improvisación, la organización de pruebas a pesar de la promesa de lo contrario, la nula aportación de material de seguridad a las escuderías para la celebración de sus pruebas y su enfermiza fijación con el Circuito de Maspalomas.
“Denuncio la vergüenza que supone para este deporte las denuncias falsas. Dejemos los populismos, las fake news y la demagogia. Este deporte necesita tener unas miras más altas. No caben rencillas, somos mujeres y hombres de honor y como tal debemos comportarnos”, apostilló Domínguez antes de que se iniciara la votación en la que resultó vencedor. Tras ello, presentó su renuncia a la presidencia de la Escudería Maspalomas y de la dirección de aquellas empresas y clubes que dirige.
