No pertenece al segmento más de moda, pero al César lo que es del César. Al Passat lo avalan más de 30 millones de unidades vendidas y la etiqueta de la berlina media de más éxito de la historia. Quizá por ello o porque lleva en los genes la capacidad de hacer kilómetros y más kilómetros, Volkswagen le ha entregado a esta actualización de la octava generación Passat las llaves de muchos de los asistentes con los que la marca alemana ha acelerado hacia la conducción autónoma.
La ‘primicia’ –que le va a durar poco ante el aluvión de lanzamientos que tienen agendados en Wolfsburgo– se llama IQ.Drive la probamos en una ruta por la zona norte de Gran Canaria. Como otros fabricantes, Volkswagen ha agrupado bajo un mismo nombre los asistentes que avanzan, por ahora, hacia la conducción semiautónoma. La gran conquista del Passat viene con el botón ‘Travel Assist’ del lado izquierdo del volante multifunción que, al activarse, permite que circule de manera semiautónoma en todo el rango de velocidades: desde parado hasta los 210 km/h en versiones con cambio automático o desde 30 km/h hasta los 210 km/h con cambio manual.
En realidad, lo que hace este ‘asistente de viaje’ es hacer funcionar en tándem el control de velocidad de crucero activo y predictivo (ACC) y el asistente de mantenimiento de carril (Lane Assist), con lo que hasta a esas velocidades tan elevadas y prohibitivas en autopistas que no sean las autobahn alemanas, el Passat es capaz de tomar el control del acelerador, los frenos y la dirección adaptándose a los límites de velocidad de cada tramo, a la distancia del vehículo que le precede e incluso de las posibles obras que haya en la vía.
Hablamos, por tanto, de un nivel 2 de automatización que, en la práctica, se traduce en un vehículo más seguro y más sencillo de conducir en carretera. No cabe la posibilidad de soltar el volante (primero avisa y en última instancia se desactiva), pero el asistente de viaje libera de ciertas responsabilidades a quien está el volante y, lo más importante, lo hace de una manera maravillosamente sutil. Y es que Volkswagen ha mejorado el ‘Lane Assist’ al montar una nueva cámara multiusos.
Entre las tareas pendientes, se nos quedó probar otra de las novedades técnicas que estrena este ‘Passat 8.1’ y que importa de uno de los mascarones de proa de la marca, el Touareg, los faros matriciales led y que, además de la luz de marcha diurna, incorpora las funciones de luz de conducción en curva y la regulación dinámica de las luces de carretera.
Nuevo sistema de infoentretenimiento
Con el Golf VIII y el nuevo I.D.3 pisándole los talones, el Passat también se apunta el tanto de estrenar la tercera generación del sistema de infoentretenimiento de Volkswagen. Uno de los avances que trae consigo el MIB3 es la posibilidad de enlazar teléfono inteligente y coche a través de Apple CarPlay sin que haya entre ellos un cable.
La unidad de comunicación de este sistema modular de infoentretenimiento dispone de una tarjeta eSIM, con lo que el Passat puede estar siempre conectado a internet. Conectividad a un lado, la consecuencia más importante es la posibilidad de mejorar servicios como el de navegación, el de información en tiempo real y otros que trae aparejado lo que la marca llama ‘ecosistema Volkswange We’.
Volkswagen también presume de haber podido integrar en esta renovación del Passat de un control por voz más efectivo e intuitivo. Sólo diciendo ‘hola, Volkswagen’ se activa, pudiendo darle órdenes muy variadas. En este tipo de funciones, Mercedes-Benz nos sigue pareciendo la referencia con su MBUX. El Passat también estrena una versión mejorada de la instrumentación digital con unos gráficos más contrastados y de mayor calidad. Tiene tres interfaces de visualización distintos y los toques de color están a juego con la iluminación ambiental, también personalizable con hasta una treintena de tonos.
La versión probada estaba vestida con el más alto de los equipamientos de la gama Passat, la R-Line. A diferencia de otros modelos, en esta berlina el apellido R sólo aporta algunas pinceladas de deportividad, aunque compensada con otras mucho más gruesas de estilo y elegancia. Lo más efectivo de su paquete exterior son sus llantas de 18’’, mientras en el interior se diferencia de otros acabados por incluir el sistema de carga inductiva para smartphones integrado en un espacio portaobjetos más grande que en el modelo anterior.
Igual de Passat
Como no podía ser de otra manera, en Volkswagen han aprovechado que el ‘Passat VIII’ pasaba por quirófano para someterlo a una ligera operación cosmética. La parrilla y las ópticas con tecnología led (incluyendo funciones de luz diurna y antiniebla) le otorgan un rostro renovado pero igual de reconocible. Los paragolpes son también nuevos y el portón trasero ahora añade en el centro el anagrama Passat. La iluminación juega un papel importante en la modernización del interior. Y no hablamos tan solo de los nuevos grafismos del cuadro de instrumentos digital o de la pantalla multimedia, también de la iluminación ambiental circundante y la que tiñe de color las teclas del volante multifunción. Los paneles de las puertas, decoraciones, textiles y colores de las molduras también son diferentes. Como curiosidad, se prescinde del clásico reloj analógico de la consola central que se sustituye por el nombre del modelo.
Dinámica y motores
Tiene tantas cosas nuevas el Passat que casi no hemos hablado de cómo se mueve. Básicamente, la berlina media de Volkswagen, a pesar de tener al enemigo en casa con el apuesto Arteon, sigue fiel a su papel de coche ágil y noble en conducción deportiva, pero hecho a medida de interminables trayectos en autopista donde presumir de confort de marcha.
La gran novedad de la gama Passat en lo que a motorizaciones se refiere es el 2.0 TDI Evo, un propulsor de nueva factura que, prestaciones a un lado (150 CV), se reivindica en el terreno de las emisiones. Es el primero en emplear una doble inyección de AdBlue, lo que unido a sus dos catalizadores reduce drásticamente los valores de emanaciones de los peligrosos óxidos de nitrógeno y de partículas. Sin embargo, esta unidad empleaba el 1.5 TSI, también con 150 CV y con lo último en materia de respeto medioambiental del grupo, incluyendo el filtro de partículas gasolina. No es el más prestacional de los TSI (hay uno con 190 CV), pero es solvente a la hora de mover el Passat, sobre todo en conducción urbana y en vías rápidas.