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Prueba

Volkswagen ID.4: Mucho en común

  • La tecnología también está presente en cada rincón del interior
  • El HUD con realidad aumentada es una virguería muy recomendable

Volkswagen confirma coordenadas de lo que va a ser su futuro inmediato con el ID.4. Desde su presentación mundial, casi a la vez que llegaba a Canarias su hermano pequeño, el ID.3, quedó claro que toda esta primera generación de eléctricos parte de un mismo molde. Ahora que hemos probado los dos, confirmamos que uno –el compacto– y otro –el crossover– tienen muchísimo en común. Tanto, que al volante a veces cuesta diferenciarlos.

Lógico, cuando uno y otro comparten la plataforma modular de propulsión eléctrica (MEB) del grupo. Con 4,58 metros de largo, es 30 cm más largo, 4,4 cm más alto (1,61 metros) y 4,3 cm más ancho (1,85 metros), pero miden lo mismo en su batalla (2,77 metros). La gran diferencia, sin embargo, está en los 16 centímetros de altura libre al suelo que le dan todo el derecho a presentarse como un todocamino. Se percibe en distancias de frenado y en estabilidad, algo que se puede matizar transitando el modo deportivo.

Habrá que esperar para que haya una versión con tracción total que se denominará –como se anunció días atrás– GTX y que presentará, además, un acabado más deportivo. Esta unidad que hemos probado era la 1st Edition Max con la batería de mayor capacidad, la de 77 KWh y el motor de 204 CV que le proporcionan una autonomía de 492 kilómetros. Aunque, según el modo de conducción activado y prescindiendo del climatizador, esa cifra podía superar los 600 kilómetros.

Acabados aparte, el ID.4 también se ofrece con dos niveles de densidad energética de baterías y distintos motores. La de 52 kWh va de la mano de un propulsor de 148 CV (109 kW) o de 170 CV (125 kW); la de 77 kWh se asocia un motor de 175 CV (129 kW) o de ese de 204 CV (150 kW) que es el que, además, le aporta una aceleración más impetuosa: de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos, seis décimas más de las que necesita el ID.3.  

De serie, emplea un asistente de conducción eficiente que, de acuerdo con la información sobre límites de velocidad y el recorrido nos indica cuándo es conveniente dejar de acelerar. Con el selector del cambio en posición D, la recuperación energética se activa al frenar; en la posición B, esa recuperación se efectúa en cualquier fase de deceleración. No obstante, echamos de menos una posición aún más ‘extrema’ para descensos en carretera de montaña. Su efectividad está fuera de toda duda, ya que desde la cumbre de Gran Canaria hasta el nivel del mar fuimos capaces de recuperar más de 150 kilómetros de autonomía.  

Como ya apreciamos en este precursor de la gama ID, el crossover es muy noble en esa entrega de potencia y par (310 Nm) respecto a otros eléctricos que son más impulsivos. El hecho de ser un propulsión trasera le aporta una conducción natural y viva en curva. Los centímetros de más y, sobre todo, la mayor distancia libre al suelo, matizan el dinamismo con el que nos sorprendió su hermano en carreteras de montaña, pero sí tiene armas para ganarle la partida en este terreno a cualquier todocamino generalista con un motor convencional. El posicionamiento de las baterías en la base del habitáculo (pesan 493 kg) rebajando así el centro de gravedad y el reparto de pesos equitativo ayuda.

El fabricante alemán ha arriesgado con una identidad de diseño que marca distancias con la gama convencional. Dicho de otra manera: si te gustó el ID.3 te gustará el ID.4. Pero el SUV, que es el primer modelo verdaderamente global de esta familia eléctrica, adquiere un aspecto algo más ortodoxo en su último cuarto trasero. Elementos que podían desentonar en su ‘telonero’ como las grandes llantas de hasta 21’’, el techo en color de contraste y la moldura cromada que enmarca las ventanas laterales hasta cubrir todo el pilar C fluyen en mayor medida en el ID.4.   

Uniformidad alternativa

Si el sello ‘ID’ es muy marcado en el exterior, en el interior la uniformidad es todavía más acusada. Lo más característico es el pequeño cuadro de instrumentos en forma de display que integra también el selector del cambio al que, tras nuestro bautismo con el ID.3 hace meses, nos adaptamos de inmediato. La pantalla opcional de 12’’ táctil (10’’ de serie) es también idéntica y en sus distintos menús recoge la práctica totalidad de controles. En su base apenas hay unos pocos atajos, con lo que hace falta conocer bien los recovecos del interfaz para dar rápido con el control que buscamos. Si no, siempre existe el comodín del control fónico que se activa con un simple “hola, ID”.

En este aire alternativo del interior del ID4 influye bastante el factor de la sostenibilidad. Como en el tapizado de los asientos, que es de cuero sintético y un tipo de microfibra que Volkswagen denomina ‘ArtVelours’. Si nos parece simple el acabado, sólo hay que dejar que caiga la noche y jugar con la luz ambiental de serie personalizable.. El concepto ‘Open Space’ prioriza el espacio y la luminosidad, de ahí el diseño tan ligero y minimalista del salpicadero o la consola central que puede tener distintos compartimentos, separadores, algunos iluminados, y dos puertos de carga USB C para las plazas traseras. Si nos parece simple el acabado, sólo hay que dejar que caiga la noche y jugar con la luz ambiental de serie personalizable en con diez tonos distintos.  

La tecnología también está presente en cada rincón del interior. Y no sólo en el cuadro o en la pantalla digital. La luz que hay bajo el parabrisas –ID. Light– aporta información durante la carga de la batería y, también, asiste en el guiado del sistema de navegación o en el aprovechamiento del freno regenerativo. El no va más en cuanto a tecnología lo establece el ‘head-up display’ con realidad aumentada que estrenó el ID.3. Una virguería muy lograda y que con el navegador activo no puede ser más útil. Consejo: pruébenlo.

Además de tener un interior enorme, el maletero da la talla con 543 litros de capacidad. Su portón se puede abrir sólo pasando el pie por debajo de la parte trasera si dispone del sistema ‘Easy Open’.

Asistentes y carga

Con un radar y una cámara frontal, cuatro cámaras de entorno, dos radares traseros y ocho sensores de ultrasonido en sus versiones más equipadas, el ID.4 dispone de los últimos asistentes de Volkswagen. De serie incluye el ‘Lane Assist’ que actúa sobre la dirección para evitar que nos salgamos del carril involuntariamente; el Front Assist, que advierte e incluso frena el coche ante el riesgo de colisión con otros usuarios de la vía; la función de frenada de emergencia al girar y la que ayuda a esquivar obstáculos mediante impulsos en la dirección. 

Según información del importador para Canarias de la marca, en una estación de carga rápida de corriente continua, el ID.4 puede recargarse con la batería de 77 kWh y una potencia de carga de 125 kW en unos 30 minutos con corriente continua para conducir los siguientes 320 km (en ciclo de medición WLTP). Volkswagen comercializa un cargador ID. Charger tipo ‘wallbox’ con un precio desde 450 euros, si bien hay una versión ‘Connect’ y otra ‘Pro’ que se pueden controlar mediante un teléfono inteligente que disponga de la aplicación We Connect ID.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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