Si me preguntaran si hay un antes y después de la llegada del IONIQ 5 diría que sí. Dentro de la oferta destinada al gran público el nuevo vehículo eléctrico rompe con los patrones habituales ofreciendo un diseño y una tecnología que rompe con lo convencional.
La cada vez más prolífera oferta de vehículos eléctricos ha inspirado a muchos de sus creadores a indagar en nuevas corrientes de diseño que con más o menos acierto, se separan de los patrones habituales de referencia. El Ioniq 5 no has sorprendido para bien, que digo para bien, para muy bien, pero por otro lado era algo que esperábamos. Hyundai lleva tiempo rompiendo moldes con sus propuestas, una de los últimas y más evidentes ejemplos es el nuevo Tucson que siguiendo la estela de la generación anterior, se mantiene como una de las principales referencias comerciales de la categoría SUV compacta.
El Ioniq 5 es otra cosa. Especial trascendencia tiene la utilización de la nueva plataforma específica para vehículos eléctricos empleada por la marca (E-GMP) y que sirve de base para su construcción. Una arquitectura que le proporciona unas proporciones únicas y sobre la cual surge esta imagen
atrevida, de estilo a medio camino entre un compacto con espacio de carga integrado a la que se añaden ciertas influencias de los SUV actuales.
Mide 4,6 metros de longitud y 1,60 metros de alto. La anchura se sale un poco de lo convencional llegando a los 1,89 metros lo que como después veremos, sólo aporta ventajas.
Fácilmente identificable, es imposible que pase desapercibido. Una de sus principales señas identidad, más allá de su poderosa presencia, es la silueta cuadrada de los faros delanteros con fondo de diseño pixelado, recurso que se repite en los grupos ópticos de la parte posterior. Lo es también la característica parrilla con sección escamoteable, el tamaño desmesurado de las ruedas (20 pulgadas), los tiradores de las puertas enrasados o el techo convertido en una eficiente estructura de paneles solares.
Pero si su imagen les ha parecido original, no lo es menos el interior. La gran distancia entre ejes (3 metros) y su amplitud, unido el suelo plano bajo el que se alojan las baterías, convierten el habitáculo en un verdadero salón rodante, de ambientación sencilla, con elementos muy cuidados y absolutamente funcional. El compromiso medioambiental también es presente mediante el uso de revestimientos y tapicerías confeccionadas con distintos materiales sostenibles provenientes del reciclado.
El espacio y el confort priman sobre el habitáculo, premisas que se ponen de manifiesto nada más acceder al interior donde la posición sobre elevada de los asientos es producto de esa influencia SUV a la que antes nos referíamos. Todo está donde debe estar. El ajuste de los asientos delanteros eléctrico -y con función de relajación en nuestra unidad de pruebas- sitúa al conductor en perfecta sincronía con el volante, los pedales y el panel de información que sin solución de continuidad, son los cuadros gráficos los que permiten distinguir la zona reservada a la instrumentación digital de la pantalla principal de infoentretenimiento.
La ausencia de una consola central lleva el mando operativo del cambio de marchas hasta un accionador situado en el lado derecho del volante. No prescinde, sin embargo, del reposabrazos central convertido en una práctica guantera deslizante provista en su interior de cargador inalámbrico y dos puertos USB. Tampoco de las especiales características que proporciona el sistema de sonido premium BOSE asociado en este caso al nivel de acabado Premium TECH.
Los asientos de la parte posterior ventilados también pueden desplazarse longitudinalmente ofreciendo aún mayor amplitud para las piernas de los pasajeros. El volumen disponible en el maletero es de 531 litros, un espacio donde todo está perfectamente ordenado -cables de carga, adaptador, kit de pinchazos- para no tener que renunciar a un solo centímetro de su capacidad.
A LA ÚLTIMA
Rompedor en términos de diseño y a la hora de optimizar el confort, también lo es al representar lo máximo en tecnología de propulsión eléctrica. El IONIQ 5 es de los pocos coches que cuenta con tecnología de 800 V, un espacio reservado hasta el momento a un selecto club de vehículos de muy alta gama y que
Hyundai se ha encargado de desmitificar en beneficio de los usuarios. Entre las ventajas asociadas está su capacidad para realizar cargas ultra rápidas con cargadores de hasta 350 kW lo que en consecuencia reduce ostensiblemente los
tiempos de espera. No es la única “excentricidad”. La tecnología Vehicle-to-Load (V2L) permite aprovechar la energía almacenada en la batería para conectar aparatos eléctricos tanto a través de la toma instalada en el habitáculo como desde el conector exterior mediante un adaptador específico, ofreciendo hasta 3,5 kW de potencia.
En cuanto al sistema propulsor, nuestra versión equipa un motor eléctrico trasero de 160 kW (217 CV) y un conjunto de baterías con una capacidad bruta de 72,6 kWh. Con esta configuración, el dato homologado de autonomía asciende a 481 kilómetros en condiciones de conducción real y el de eficiencia energética a 17,9 kWh/100 km.
Y tan real, iniciamos recorrido con 437 kilómetros en la “reserva” y 8.507 kilómetros en el indicador de kilometraje total. El dato de consumo reflejado en el cuadro de instrumentos era de 44,2 kWh/100 km, lo que ciertamente nos descolocó. La consigna durante el test, como viene siendo habitual, es la de normalizar la conducción, aunque eso sí, empleando todos los recursos a nuestra disposición para optimizar el consumo.
Las levas del volante mediante las cuales se regula el sistema de regeneración de energía tienen una función primordial. Accionando la palanca izquierda (tres niveles) el grado de retención se incrementa hasta llegar a un punto en el que se puede acelerar y frenar utilizando únicamente el pedal del acelerador. Y así lo hicimos durante todo el trayecto en ciudad. La sensación al volante es de total serenidad, al tiempo que el vehículo responde con solvencia.
El sistema es igual de eficaz fuera de los límites de la capital. Un detalle interesante es como los sistemas de ayuda basados en sensores operan igualmente para contrarrestar el consumo. El selector de modos de conducción permite a su vez escoger el perfil que mejor se adapte a nuestro estado de ánimo o a las condiciones del tráfico.
En carretera, y circulando de forma animada, es verdad que sus casi dos toneladas de peso tienen cierta influencia. Eso sí, no pierde el tipo mantiniéndose equilibrado y estable gracias a la electrónica. Al mismo tiempo, el sistema de levas en frenada continúa garantizando su función.
La foto después de 146 kilómetros de recorrido, refleja una autonomía disponible 310 kilómetros y un consumo de 18,1 kWh/100 km. Valores que cotizan al alza, y que catalogan al IONIQ 5 como una auténtica revolución dentro de los vehículos eléctricos, marcando la senda a la llegada inminente de otros productos bajo esta misma denominación.
