No es una corriente nueva pero sí es la primera ocasión en la que Opel se sube a la categoría de los SUV de corte más deportivo y altas prestaciones. El vehículo escogido es el Grandland con sistema propulsor híbrido enchufable y las siglas que acompañan a esta novedosa versión son, como no, GSe.
Para la ocasión combina un motor de gasolina 1.6 turboalimentado y dos motores eléctricos -uno en cada eje- que desarrollan una potencia conjunta de 300 CV -221 kW-. Dispone de tracción total permanente eléctrica y una respuesta inmediata como corresponde a los vehículos asistidos por mecánicas eléctricas. En concreto, acelera de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos, y alcanza una velocidad máxima de 235 km/h -135 km/h en modo eléctrico-.
El Opel Grandland GSe, haciendo honor a su carácter, ha sido convenientemente ajustado para responder a las exigencias sobre comportamiento y dinámica de un deportivo. Para ello se ha llevado a cabo la puesta a punto tanto de la suspensión como de la dirección. Cuenta con amortiguadores y muelles que aportan mayor estabilidad y firmeza gracias a la tecnología Koni FSD (Frequency Selective Damping) adaptando el trabajo de las suspensiones a la demanda en cada situación de conducción, incluidas las frenadas y las curvas.
Estéticamente también acoge un diseño específico adoptando los rasgos de estilo propios de los modelos GSe. Ello incluye unas flamantes llantas de 19 pulgadas, difusor trasero exclusivo y como detalle adicional, puede estar disponible opcionalmente con el capó en contraste en negro. En su interior los asientos delanteros disponen de certificación AGR, una muestra más de la excelencia de Opel en cuanto a la ingeniería de asientos.
