El T-Cross se posiciona como un modelo fundamental en los planes de Volkswagen. Y es que el segmento B-SUV o el de los modelos crossover como prefieran, es de los que goza con mayor tirón comercial. Las razones son muy sencillas, junto a su precio, entre los más asequibles, existen otras muchas ventajas como su versatilidad de uso y su idoneidad para los desplazamientos en la ciudad. Además, su mantenimiento y coste de uso es también de los más económicos, gracias principalmente a la eficiencia de sus motores.
El T-Cross se presenta este año con una estética revisada, con un importante rediseño del frontal en donde destacan dos elementos principales, la iluminación, con la incorporación de la opción de faros matriciales LED (IQ. LIGHT LED), y un desarrollo completamente nuevo del parachoques, incluido el espacio destinado a los huecos de ventilación y las luces antiniebla.
En la zaga también se producen cambios notables. Los faros, de LED, presentan una nueva y curiosa firma luminosa en ‘equis’ lo que lo hace fácilmente identificable desde atrás. Junto a estos, se incorpora un nuevo diseño del parachoques al que se añade un embellecedor con trama en forma de rombo en la zona superior. El protector inferior se decora con un listón en acabado plateado. El acabado se remata con la introducción de nuevos colores, entre ellos este azul celeste (Clear Blue Metallic) de nuestra unidad de prueba.
El puesto de conducción vuelve a poner en valor la importancia de situar la vista en posición elevada sobre buena parte del resto de los vehículos en circulación. En situaciones de tráfico denso, habitual de las zonas urbanas, esta característica permite tener un mayor control de lo que ocurre en el entorno y prevenir cualquier situación peligrosa o contratiempo.
Además, y frente a lo que se pudiera pensar dadas sus dimensiones -4,13 metros de largo-, la marca hace un excelente trabajo de construcción interior. Para ello eleva ligeramente la zona del salpicadero para ganar espacio para las piernas del conductor y el acompañante y a su vez, ampliar el hueco reservado a las plazas traseras y para la carga (entre 385 y 455 litros con los respaldos de los asientos abatidos). Como detalles prácticos añadidos, la banqueta trasera se desliza horizontalmente para ajustarla en función de las necesidades de carga y el respaldo del asiento del acompañante se puede inclinar hacia delante para ofrecer hasta 2,40 metros de largo para el transporte de objetos como una tabla de surf.
La distribución interior permite, a su vez, un fácil acceso a la nueva pantalla de infoentretenimiento y la óptima gestión de la información que proyecta el panel de instrumentos digital. El climatizador automático Air Care Climatronic con deslizadores táctiles retroiluminados, así como el sistema de sonido con la firma de los especialistas “Beats” es de serie en nuestra versión R-Line.
El equipamiento técnico de esta nueva edición del T-Cross también está a otro nivel y es que no muchos vehículos de su categoría pueden presumir de un sistema como el Travel Assist, capaz de ajustar la velocidad del vehículo en función de las condiciones del tráfico al tiempo que regula la aceleración y actúa sobre la frenada y mantiene el vehículo en su carril. Otra de las funciones es que puede realizar automáticamente operaciones de parada y arranque cuando está equipado con el cambio DSG.
Todos los propulsores son gasolina TSI, sin mayores florituras, y la horquilla de potencia se sitúa entre 95 y 150 CV. Nosotros hemos conducido con el 1.5 TSI correspondiente precisamente al de mayor potencia. Este se muestra especialmente vivaz, sobre todo cuando circulamos con el programa de conducción Sport. Lo ideal si lo que se desea es hacer algo de economía escoger el modo Normal e incluso el modo Eco donde los niveles de consumo se mueven entorno a los seis litros a los cien kilómetros.
Pese a ese pequeño plus de altura, la conducción es muy similar a la de un utilitario convencional. Ello permite una gran facilidad de manejo y en carretera es bastante estable gracias a una correcta puesta a punto de la suspensión. En ciudad, como avanzábamos, el tamaño importa sobre todo al circular por calles estrechas o a la hora de buscar estacionamiento.
En Canarias, los acabados disponibles son la básica, Connect y la que muestran estas imágenes correspondientes al acabado R-Line. Se puede adquirir desde 17.300 euros, el precio de nuestra versión, con el motor más potente y el equipamiento más destacado es de 34.143 euros, incluida financiación.