En cuestión de meses, concretamente a partir del 1 de enero de 2026, los triángulos de emergencia pasarán a la historia dando paso a un nuevo sistema de señalización luminosa denominado V16. Este dispositivo, que en caso de incidente se coloca en el techo del coche, cambia por completo la forma de advertir sobre averías o accidentes en carretera, pero a pesar de sus buenas intenciones, su introducción no está exenta de dudas.
La DGT justifica esta decisión explicando que el dispositivo de preseñalización (V16) se introduce con el propósito de avanzar en el ámbito de la seguridad vial y la reducción de accidentes. En detalle, lo define como “una pequeña baliza de color amarillo que está dotada de conectividad y es capaz de emitir una luz 360º de alta intensidad de forma intermitente y continua al menos durante 30 minutos. Incorpora una pila o batería con una vida útil de un mínimo de 18 meses, al margen de si esta es o no recargable”.
Nadie tiene dudas respecto a su razón de ser y creo que todos somos conscientes de que tiene sus ventajas. Con ellos se reduce el riesgo que asumimos los conductores al bajarnos del coche para colocar los triángulos en caso de emergencia. En su lugar, basta unos segundos, el tiempo entre que lo sacamos, lo activamos y lo ponemos en el techo -se debe llevar lo más a mano posible, preferentemente en la guantera-, para que el aparatito empiece a emitir destellos visibles a distancia.
En ese momento, “además de emitir la señal luminosa de advertencia, se conectará a la plataforma DGT 3.0 para transmitir su ubicación en tiempo real y avisar a otros usuarios de la vía de la situación”. Y es que, ¡OJO! el modelo que será obligatorio incluye conectividad integrada.
En teoría todo bien, pero qué ha pasado. Desde que se informó del cambio, la implantación del V16 ha ido acompañada de cierta confusión. Hay conductores que compraron balizas sin saber que sólo las que disponían de conectividad serían validas a partir de la fecha de la entrada en vigor de la norma. Y es que algunos de estos dispositivos llevaban el sello de homologados a pesar de no cumplir con todos los requisitos exigidos.
Otro aspecto atañe al bolsillo. Porque, digámoslo claro, las balizas V16 conectadas no son precisamente asequibles. Lo hemos consultado y el precio medio de estos dispositivos ronda los 40 euros, una cantidad que, aunque asumible, supone un gasto añadido más para el conductor medio. Y es en este punto donde muchos se preguntan por qué, si los triángulos de emergencia llevan décadas viniendo de serie en los maleteros, los fabricantes de automóviles —o quien corresponda— no incluyen ya este nuevo accesorio de seguridad como equipamiento básico en los coches nuevos. Si va a ser obligatoria, no debería ser también parte del equipamiento.
A estas cuestiones se suman otras como su idoneidad en términos de visibilidad en ciertas situaciones, por ejemplo, en días muy soleados o cuando el vehículo con problemas se encuentra detrás de una curva, entre otras.
Con la fecha límite cada vez más cerca, la recomendación es informarse bien antes de comprar. La DGT mantiene en su página web un listado actualizado de dispositivos aprobados oficialmente (https://www.dgt.es/muevete-con-seguridad/tecnologia-e-innovacion-en-carretera/Dispositivos-de-presenalizacion-V16/). Si es por seguridad, la baliza V16 puede ser un paso en la dirección correcta, pero si no se acompaña de una estrategia de comunicación clara y transparente, estaremos en lo de siempre y no será fácil su implementación.