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Prueba

Prueba KGM Korando

  • KGM es la nueva denominación comercial de SsangYong
  • La longitud del modelo es de 4,45 metros
  • La oferta se compone únicamente de motorizaciones de gasolina

Acostumbrados, como estamos últimamente, a convivir con la electrificación en casi todas sus formas, enfrentarnos a la prueba del KGM Korando ha supuesto un interesante ejercicio de desconexión. Tocaba dejar a un lado los cables, los enchufes y los modos regenerativos para centrarnos en algo más sencillo y directo, un SUV de gasolina, puro y sin complejidades.

Ha sido fácil. Ha bastado con rebuscar un poco en el disco duro para enfocar el análisis con coherencia y objetividad. Porque, lejos de rebuscados adornos técnicos, el Korando ofrece una propuesta honesta, una mecánica sin florituras, pero eficaz, una construcción sin grandes artificios y, sobre todo, un precio -desde 19.950 euros- que lo convierte en una alternativa muy a tener en cuenta para quienes priorizan lo funcional.

Pongámonos en situación. La marca coreana KGM es la nueva denominación comercial de la extinta SsangYong, y en su transformación, junto al lanzamiento de nuevos e interesantes modelos como el Torres, reinterpreta lo mejor de su catálogo, es el caso del modelo que hoy nos ocupa. El Korando, un SUV compacto con clara vocación familiar que busca así abrirse hueco en el segmento más competido del mercado.

Para ello cuenta entre sus armas con un diseño sobrio pero interesante, buen espacio en el interior, un equipamiento razonable y una mecánica, como adelantábamos, sencilla, pero de lo más solvente. Así, y con una longitud de 4,45 metros, su imagen destila sobriedad con ciertas dosis de sofisticación, con un frontal dominado por una estrecha parrilla flanqueada por unos grupos ópticas LED y una sección baja asociada al parachoques con distintos detalles que aportan un toque de modernidad.

La silueta mantiene ese mismo doble juego entre discreción y cuidado por los detalles. Las llantas de 17 pulgadas, con resaltes plateados, combinan con el marco cromado que recorre la base de las ventanillas. En nuestra unidad de prueba, el acabado azul marino en combinación con el techo en negro cobra especial protagonismo en la elegante filigrana que se reproduce en el pilar C. Por su parte, la zaga, con unos generosos pilotos LED, cierra el conjunto con un estilo más práctico que rompedor, pero de atractivo indiscutible.

A BORDO

El interior del Korando sorprende sobre todo por su amplitud, especialmente en las plazas traseras, donde puede presumir de una habitabilidad envidiable para sus dimensiones. El maletero, por su parte, ofrece 423 litros de capacidad, una cifra que lo sitúa en la media de la categoría.

La posición de conducción es cómoda y la organización de los sistemas de control e interacción es correcta, resultando muy sencillo operar con ellos. Los materiales también convencen, transmitiendo una buena sensación de durabilidad, sin lujos innecesarios. En conectividad, el Korando cumple con lo esencial. Equipa de serie dos pantallas, una de 12,3 pulgadas para la instrumentación y una de 9 para el sistema de información y entretenimiento, compatible con Android Auto y Apple CarPlay, y navegador integrado.

La seguridad está bien cubierta con sistemas como la asistencia de mantenimiento de carril, frenada automática de emergencia, la lectura de las señales de tráfico o el control de crucero adaptativo.

MOTOR

La oferta en Canarias del Korando se compone únicamente y de momento, de motorizaciones de gasolina. Se trata del propulsor 1.5 TGDi de cuatro cilindros, disponible en dos niveles de potencia, 148 CV, con cambio manual y tracción delantera; y 163 CV, asociado en este caso a una caja automática con posibilidad de escoger entre tracción delantera o total conectable (AWD).

En nuestro caso, probamos la versión de acceso, el bloque de 148 CV con inyección directa, turboalimentado y sistema de distribución por cadena, una solución que muchos sabrán apreciar por sus bajos costes de mantenimiento y fiabilidad a largo plazo. El motor ofrece una entrega de potencia progresiva, con una respuesta enérgica desde bajo régimen y una notable elasticidad en todo el rango de revoluciones, lo que lo convierte en un compañero ideal en todo tipo de escenarios.

Asombra especialmente por su equilibrio general. La puesta a punto del chasis y el trabajo de suspensión son sobresalientes, absorbe bien las irregularidades del asfalto sin perder la compostura, al tiempo que transmite una sensación de agilidad y aplomo poco habitual en su categoría. La dirección, con un tacto firme, pero sin resultar pesada, facilita las maniobras y aporta confianza a ritmos más elevados. Este buen hacer no está reñido con la eficiencia. Durante nuestra prueba, el Korando se mostró comedido en consumos, moviéndose en cifras realistas, entre 6,5 y los 8 l/100 km en conducción mixta.

Espacioso, sólido y con un precio de lo más competitivo a cambio de renunciar a ciertos lujos, KGM apuesta en esta ocasión por la funcionalidad, la fiabilidad y un perfecto desempeño que no pasarán desapercibidos.

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