El segmento B, el de los pequeños utilitarios, es el que está aguantando con mayor entereza las sucesivas embestidas de la crisis. Los vehículos urbanos, con diseños cada vez más contundentes, mecánicas eficientes, una habitabilidad interior solvente para el día a día y un precio apañado son lo más buscado por los que se patean los concesionarios en busca de su futuro coche. Todos y cada uno de esos puntos y alguno más lo cumple de pe a pa el nuevo Kia Rio, un coche que como dijimos en la primera información que publicamos de él, es “pura dinamita”.
Al margen de ese don de la oportunidad que ha tenido el modelo, con él se puede decir que Kia Motors pone velocidad de crucero en lo que respecta a la refundación de su gama. En menos de dos años el Venga se ha convertido en el más veterano de todo el catálogo del fabricante coreano y el nuevo Rio es un concentrado de todo ese camino que ha andado Kia en este tiempo de la mano de Peter Schreyer –jefe de diseño y ex de marcas como Audi- y su equipo.
Porque el Rio es, en un alto porcentaje, imagen. Es mucho más, pero el salto respecto a la anterior generación es tan inmensamente grande, que es lo que más salta a la vista. Ya explicamos que cuando el segundo Rio llegó al mercado en 2005 tuvo la desgracia de hacerlo en el preciso instante en el que Kia empezaba a mostrar orgulloso los bocetos definitivos del cee’d. El compacto coreano fue la espoleta de una nueva etapa de la que se quedó descolgado el eslabón perdido entre el Picanto y ese ‘segmento C’ puro y duro. Tenía el diseño y la inspiración de la vieja filosofía low cost de la marca y aunque tuvo su mercado, pronto se quedó como el patito feo de la familia.
Pero como en el cuento, el patito se ha hecho cisne y, quizá como premio a su paciencia, esta cuarta generación sublima todo aquello que define a la nueva generación Kia: corte europeo, deportividad con estilo, personalidad, espíritu urbanita, un equipamiento acorde con su tiempo y mecánicas muy eficientes. Por su paciencia, pero sobre todo, porque bajo las condiciones actuales del mercado, son coches mundanos, funcionales y pequeños como éste los que se han ganado el corazón del conductor medio y, si encima lo envuelves de un diseño como el del nuevo Rio, de una mecánica a prueba de bombas, una garantía de siete años y un precio muy contenido, el éxito está asegurado.
Diseño potente
Por todo lo que hemos explicado antes, el Rio es el coche que mejor ilustra el viaje que ha seguido Kia Motors para reinventarse como fabricante de automóviles. Poniendo una al lado de otra la segunda y la tercera generación es casi imposible encontrar un solo punto en común salvo –y también es distinto- el emblema de la calandra. Empezando por su diseño, una ejecución perfecta de un estilo que venía mascullándose desde el Soul y que Sportage y Picanto pulieron hasta encajar perfectamente en el Rio.
El frontal es el más y mejor equilibrado, con la parrilla más estrecha y agresiva, los grupos ópticos –con diodos LED integrados para la luz diurna- alargándose en busca del parabrisas y, en el capó, unas sutiles nervaduras que le aportan un gran carácter. Lo mismo que el paragolpes, con una sección inferior dividida en tres partes, la frontal para servir como fuente de alimentación de aire fresco al radiador y las de los extremos, para encajar con estilo los faros antiniebla.
A diferencia de otros vehículos del segmento B que se han dejado seducir por perfiles más de monovolumen, el Rio se va por la tangente con una silueta claramente cupé, algo que le proporciona una personalidad innegable respecto a lo que hay en el mercado. La caída del techo y la luna trasera reducida a la mínima expresión no dejan lugar a dudas, y eso que estamos hablando en todo momento de la versión de cinco puertas, porque la que será la más deportiva, la de tres, llegará hacia la segunda mitad de 2012. Y si la calandra dentada es el estribillo que se repite en el frontal de cada Kia, en el lateral, lo es la compleja línea dinámica en forma de álabe que subraya el aspecto de cuña del nuevo Rio.
También en sus medidas no hay paralelismo alguno con el modelo que por fin jubila. El de 2011 mide 4.045 mm de largo (+55 mm), 1.720 mm de ancho (+25 mm) y tiene una batalla de 2.570 mm (+70 mm), mientras que la altura se ha reducido en 15 mm (1.455 mm) en línea con ese aspecto más cupé que comentábamos arriba. El maletero, al ganar en anchura, amplía su volumen en un 7 por ciento hasta los 288 litros. Aunque por cotas es evidente que la etiqueta ‘B’ entra con calzador, el Rio seguirá estando un peldaño por debajo del cee’d, un coche que cuando se reedite por completo –hasta ahora sólo ha sido objeto de un par de facelift- tendrá que añadir un plus de deportividad y carácter para volver a marcar distancias con él.
Nuevo equipamiento
La hoja de ruta de Kia en esa metamorfosis de sus modelos ha influido tiene un apartado reservado al equipamiento de serie. La nueva importadora ha considerado innegociables el aire acondicionado, los espejos retrovisores eléctricos, los elevalunas delanteros y traseros, el ordenador de a bordo, el radio CD con lector de MP3 y entrada USB para reproductores externos y mandos de audio en el volante y, ya en materia de seguridad, el ABS con distribuidor electrónico de la frenada (EBD) y programa de estabilidad (ESP), junto al sistema de gestión de estabilidad (VSM), los reposacabezas delanteros activos y los doble airbag frontal, lateral y de cortina.
Sobre las motorizaciones, de momento sólo estará disponible hasta mediados de 2012 el 1.2 con doble distribución variable CVVT de 86 CV de potencia, mecánica que ofrece un dato de consumo mixto de 5 litros a los 100 km y unas emisiones de CO2 de 114 gramos por kilómetro. Completarán la paleta de propulsores el 1.4 CVVT de 109 CV y el 1.4 diesel CRDI de 90 CV. A falta de definir la denominación de los distintos acabados, el precio parte de 10.905 euros.
