Aunque ya es tarde para ponerle emoción al mundial y Sébastien Loeb tiene su noveno título prácticamente en el bolsillo, 217 días después llegó la reacción de quien debía ser su principal rival en esta temporada. Jari-Matti Latvala, que empezó ganando en Suecia allá por el mes de febrero llevaba más de siete meses sin conocer la victoria, así que tanto él como su equipo, el Ford World Rally Team, necesitaban una inyección de moral, una razón por la que mantener la guardia alta en esta recta final del calendario.
Copilotado por Miikka Anttila, Latvala se colocó primero en el tercer tramos del viernes y poco a poco fue consolidando su ventaja con su Ford Fiesta RS WRC para llegar a la meta de Cardiff con una renta de 27.8 segundos. Esta vez no hubo más fallos que el llantazo que sufrió en la primera etapa y que quizá le recordó que para ganar a Loeb hay que pilotar sin un solo error y aunque las diferencias fueron muy cortas en los 19 tramos disputados, Latvala fue poco a poco incrementando esa ventaja sin dejar que le traicionaran los nervios esta vez, precisamente en un rally que ganó de carambola el pasado año y que es uno de sus favoritos.
Con siete victorias esta temporada y cinco de ellas de manera consecutiva, Loeb no tenía necesidad ninguna de arriesgar y lo cierto es que no lo hizo hasta que los tramos se adaptaron un poco más a su Citroën DS3 oficial. El viernes y sobre todo el sábado acabó perdiendo contacto con Latvala en la general y se quedó peleando por la segunda plaza con Petter Solberg. El noruego parecía tenerlo a raya, pero en la última etapa del domingo el tipo de terreno permitió a los Citroën gozar algo más de tracción y Loeb acabó dándole caza.
El segundo de Ford no se dio ni mucho menos por vencido y llegó a la última especial con una sola décima de segundo respecto al ocho veces campeón del mundo. Pero Loeb es mucho Loeb y en el Power Stage final acabó ganándole la partida por nueve décimas. De esta forma el mundial llega a Francia, antepenúltima cita del campeonato, con dos únicos aspirantes al título calculadora en mano: Sebastien Loeb y Mikko Hirvonen. Año redondo por tanto para Citroën que también deberá anotarse en Alsacia su octavo título de marcas.
Hirvonen volvió a estar lejos de lo que se esperaba de él. Su trayectoria en Gran Bretaña fue de menos a más, pero cuando reaccionó los demás oficiales eran ya inalcanzables. Incluso un privado como Mads Ostberg se coló por delante de él en la clasificación en cuarta posición. El noruego sufrió problemas de motor en su Ford Fiesta durante la última jornada, pero logró mantenerse a salvo de un Hirvonen que salvó los muebles sumando los tres puntos extra del Power Stage.
El ruso Evgeny Novikov finalizó sexto de la general después de que su compañero de equipo, Ott Tanak, arrancara el neumático delantero derecho de su Fiesta en la última sección de la tercera etapa. Thierry Neuville terminó séptimo en su debut en el Rallye de GB después de una carrera sin errores.
Matthew Wilson fue octavo en su primera prueba del WRC desde el Rally de Montecarlo del mes de enero. Martin Prokop terminó noveno por delante de Nasser Al-Attiyah que consiguió completar el top ten sumando un punto para la general después de que Chris Atkinson dañara la suspensión trasera izquierda de su MINI John Cooper Works WRC en el último tramo.
Sebastien Ogier fue el mejor Super 2000 con su Skoda Fabia de Volkswagen Motorsport, pero la victoria en la categoría del SWRC fue para Craig Breen, un triunfo muy emotivo ya que hace tres meses el piloto británico perdió en un accidente a su amigo y ex copiloto, Gareth Roberts. Además con este resultado se pone a un solo punto del líder del campeonato, el sueco Per-Gunnar Andersson que tuvo que abandonar en este rally.