COCHES
Prueba

Audi A3: vayamos al grano

  • Es un coche perfectamente reconocible pero que tiene algo distinto

Podríamos decir después de haberlo probado que en Audi decidieron ir al grano a la hora de renovar su superventas A3. No hay grandes concesiones al diseño –por lo menos nada que se salga del estricto patrón de Ingolstadt– y aunque más afilado saltan más a la vista las similitudes con el anterior modelo que las diferencias. Toda la energía creativa se ha centrado en aquello que necesitaba renovarse ante el más que previsible recrudecimiento de la batalla de los compactos Premium. Tomen nota: comportamiento dinámico, sensaciones deportivas, equipamiento, tecnología y acabados.

Hay que reconocer que Mercedes-Benz ha puesto a todos en guardia con la regeneración de su Clase A, pero también es cierto que en Audi saben que la fórmula A3 funciona y que, junto al Serie 1 de BMW, es el paradigma del compacto de lujo con talante deportivo. Así que lo lógico era no jugársela haciendo del A3 un coche irreconocible, más aún cuando la marca de los cuatro aros entrelazados hace años que ha incurrido en un discutible proceso de estandarización de toda su gama de vehículos.

Ya nos detuvimos en su aspecto en el reportaje que publicamos el día de su lanzamiento en Canarias. Su línea más afilada es parte de un proceso que empezó ya con la segunda generación pero que le sienta estupendamente. En cuanto al interior, tampoco hay grandes cambios. Vuelve a prevalecer el continuismo, pero sí hay un mayor detenimiento en aquello que empieza a separar el grano de la paja en esto de los coches Premium: los detalles.

No se trata de emplear cuero, madera, apliques en metal bruñido o en fibra de carbono. No. Se trata de cómo se emplea. En Audi, sin caer en el boato de otras marcas, tratan la distinción con maestría y esto se aprecia incluso en el A3. A mí personalmente me han cautivado los difusores de aire que, por cierto, tienen algo del Mercedes-Benz SLS. Sí, son redondas como en el anterior A3; sirven para lo mismo; de ellas sale aire, sólo aire, pero la terminación es espléndida. Incluso el tacto y el ‘clic’ del cierre al girar el aro es un detalle exquisito. Eso es lujo.

Hay otros detalles, como la botonería ubicada de manera muy elegante –aunque difícil de localizar en un primer contacto– rompiendo la continuidad de la moldura del salpicadero. La colocación del mando rotatorio que controla el sistema MMI o el propio monitor de siete pulgadas que emerge automáticamente son otro paso adelante respecto al ya viejo A3. Los materiales plásticos empleados en consola o el aspecto del cuadro son también mejores.

Algo diferente

Si hablamos de sensaciones sucede algo parecido. Reconocemos al A3. Es el mismo coche, pero a la vez hay algo distinto. La ampliación de la batalla, el esfuerzo de ingeniería realizado para reducir el peso total han tenido su efecto en un coche que pisa mejor el asfalto y que en curva presume de un temple considerable. Ese aplomo se puede convertir en firmeza echando mano de una de las grandes novedades que trae bajo el brazo el nuevo A3: el Audi Drive Select.

Este dispositivo que interviene sobre el acelerador y la dirección asistida –e incluso sobre el cambio si se monta S tronic– empezó siendo un equipamiento exclusivo de los grandes estandartes de Audi y poco a poco ha ido filtrándose hacia modelos más terrenales. En el caso del A3 urgía su llegada porque la categoría de los compactos deportivos es la que más permeable está siendo a este tipo de tecnologías.

Sobre cuatro modos – comfort, auto, dynamic, individual o efficiency– el A3 va amoldando su carácter, aunque es el más deportivo el que nos permite explotar las bondades de un bastidor que ha recibido mejoras en suspensiones. En posición dynamic la dirección progresiva se endurece y la amortiguación se torna más firme.

En cuanto al motor, la unidad a la que nos hemos subido acunaba bajo su capó el 2.0 TDI de 150 CV, una mecánica que lo tiene absolutamente todo. Es potente (150 CV) y sin embargo en su ficha técnica reluce el dato de consumo medio (4,1 l/100 km) y emisiones (106 g/km), algo que después de haberlo probado nos parece increíble.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
Etiquetas
No hay etiquetas asociadas
Comentarios

Comente:
Por favor, use un lenguaje apropiado. Todos los comentarios serán revisados antes de su publicación, por lo que no aparecen inmediatamente.

Publicaciones y blogs

MotorEnLinea.es emplea cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia de navegación en nuestra página web y para realizar mediciones estadísticas. Si está de acuerdo con su uso siga adelante con su visita. En nuestra política de cookies puede obtener más información.
ACEPTAR