Aún con el sabor de boca que nos dejó el pro_cee’d GT, esta semana nos ponemos otra vez al volante de un Kia, concretamente el nuevo Carens, un vehículo que saca el máximo provecho a la nueva escuela de diseño que se ha impuesto en la marca coreana, al nuevo estándar de acabados y practicidad aplicado en los interiores y a motorizaciones como la 1.7 CRDi que incluso en su versión ‘Low’ de 115 CV cumple dando vida a este monovolumen compacto.
Suena a estribillo repetido lo bien que le han sentado a Kia los aires europeos, pero es que el nuevo Carens es otro botón de muestra. Es cierto que aquí los diseñadores apostaron a caballo ganador con una línea que es continuista respecto al cee’d pero adaptándola a una carrocería familiar. Porque en cuanto a proporciones, el Carens es un monovolumen de los pies a la cabeza y en altura y aspecto frontal marca distancias con el cee’d Sportswagon que tanto nos gustó.
Eso sí, toma prestado de esa versión ‘ranchera’ pinceladas que hacen del Carens un coche muy atractivo desde una visión lateral, como el pequeño pilar C, la línea de los hombros ligeramente arqueada para reafirmar su aspecto en cuña o la línea de carácter que junto a las taloneras crea el efecto de un álabe en la base de las puertas. Su frontal baja un poco ese tono deportivo con unas formas más suaves y en proyección vertical que parecen demostrar que el frontal que estrenó el cee’d va a ser el común denominador en los futuros lanzamientos y restylings de Kia.
Impresiones del interior
Igual que en el exterior, Kia ha dado con un estilo en sus puestos de conducción con el que identificar sus modelos y lo van adaptando a cada vehículo según sea su segmento y aspiración. Queremos decir con esto que hay muchas cosas en común con el cee’d, pero también con toda la secuencia de lanzamientos que empezó con el Rio.
Se repite el salpicadero recubierto de una superficie de tacto suave y gomoso, el cuadro con el display digital integrado de facilísima lectura y la concentración de los mandos por zonas. Los materiales son correctísimos y con aspecto de aguantar sin quejarse el paso de los años. El volante sí es nuevo, pero los botones del control de crucero, el sistema manos libres y el audio mantienen su colocación.
Pero si por algo se distingue el nuevo Carens es por ofrecer de manera opcional para todas sus versiones una configuración de asientos ‘5+2’ que lo equiparan a otros monovolúmenes de tallaje compacto. Como su competencia, son dos asientos que sirven para sacarnos de un apuro, con la ventaja de que la segunda fila se puede adelantar para hacer sitio a nuestros inesperados invitados. Aquí el maletero es el gran damnificado al quedarse con sólo 103 litros frente a los más de 500 que puede tener en configuración cinco plazas y cerca de 1.700 prescindiendo de todas las plazas traseras.
Chip monovolumen
Todo esto limitándonos a su aspecto y presentación. Centrados ya en su manera de comportarse sobre asfalto hay que decir que el listón estaba muy alto después de probar buena parte de la gama cee’d. Es difícil que un Kia nos sorprenda después de este bagaje de nuestro equipo de pruebas, así que lo primero que había que hacer era reprogramar nuestras expectativas y poner el chip monovolumen.
No se le puede pedir a un Carens que hilvane una curva tras otra como un compacto de talante deportivo. Se le tiene que pedir lo que se espera de él: que sea un coche polivalente, cómodo para el día a día de casa-colegio-trabajo-colegio-casa, y capaz de llevarnos con alegría en nuestras pequeñas licencias de fin de semana. Pues bien, el Carens lo hace gracias a un bastidor altamente estable, bien armado en cuanto a frenos, muy confortable en trayectos por vías rápidas y que, de nuevo –como hemos destacado en otros Kia de nueva hornada–, con el FlexSteer como permanente comodín que además es de serie en todas las versiones.
Este sistema varía la asistencia de la dirección según tres posiciones: normal, confort y deportivo. El segundo es ideal para callejear y aparcar, aunque demasiado liviano cuando toca dejamos atrás la ciudad y vamos en busca de carreteras viradas. Aquí es recomendable buscar en el display la posición ‘Sport’ que nos da ese plus de confianza y una mayor precisión en el guiado del tren delantero. Sin duda, un punto a favor para el Carens ya que con este dispositivo puede mirar sin complejos a otros monovolúmenes compactos que presumen de dinamismo sin quizá serlo tanto. Las suspensiones priorizan el confort, pero no lo hacen un coche torpe ni mucho menos.
Para acabar, el motor de la unidad que hemos probado era el 1.7 CRDi VGT de 115 CV, es decir la versión que Kia llama ‘Low’ frente a los 136 del ‘High’. Suponemos –porque no lo hemos ‘catado’– que el más potente dará un brío sensacional a un coche del tamaño del Carens, pero hay que decir que el de 115 le sienta bien.
Ya explicamos en el reportaje que publicamos en el momento de su llegada a Canarias que los ingenieros se emplearon a fondo para lograr una relación de cambio para la caja manual de seis velocidades capaz de sacar el máximo partido al motor. En efecto, la primera y la segunda ponen en órbita el Carens y, a partir de ahí, se empieza a dar primacía a los consumos bajos.
En resumen, un coche que asienta a Kia en la media alta de la mayoría de segmentos en los que tiene presencia, entre otras razones, por su línea, por la posibilidad de las siete plazas y por un equipamiento notable: asistente de arranque en pendiente, el de aparcamiento trasero, las luces estáticas de curva, el sistema manos libres con Bluetooth, el control de crucero y, por supuesto, la dirección asistida regulable ‘FlexSteer’.
