Por increíble que parezca, en Renault están convencidos de que su gama de modelos no abarca la totalidad de las posibles necesidades del cliente europeo. Aún hay un pequeño reducto que estaba esperando un coche y en la marca del rombo creen haber dado con él. Un vehículo pequeño, descapotable, utilizable a diario y pensado para personas solas o para parejas sin hijos. Un coche para conductores jóvenes y a los que no les va eso de pasar desapercibidos. Se llama Renault Wind y su precio parte de los 17.323 euros para el mercado canario.
En Francia no van desencaminados cuando afirman que en esta categoría el diseño es el primer criterio de selección. Para seducir el Wind debía reunir dinamismo, robustez y modernidad y al converger en un mismo producto el resultado es uno de los coches más llamativos del mercado. Además con el Wind, Renault confirma que por fin la audacia de sus concept car va en paralelo a la de los modelos que acaba produciendo en serie.
Su imagen es de lo más fresco que hay actualmente. El frontal rinde cuentas a la nueva norma de estilo de Renault pero sin plegarse a ella. La enorme toma de aire dividida en tres secciones o el parabrisas exageradamente tendido son propios de un deportivo de raza, igual que los pliegues de los laterales al estilo de los ‘supercars’ descapotables. El cuarto trasero del Wind es exquisito, algo fuera de lo normal en un coche que quiere situarse entre el Twingo y el Clio… La espalda recuerda mucho al Laguna Coupé, aunque de nuevo con un corte propio y descarado.
Pero entre otras cosas, el Wind es un convertible y como tal, su techo rígido es una de las piezas clave de su imagen y su funcionalidad. Los ingenieros de la marca presumen de su peso (21,8 kg), de las pocas piezas que lo componen y de el tiempo que necesita para plegarse o desplegarse: sólo 12 segundos. Lo han llamado techo pivotante y su gran logro es que respeta el volumen del maletero (270 litros) independientemente de si está o no abierto además de no alterar demasiado los índices de rigidez de la carrocería, entre otras cosas, porque la luneta trasera es fija.
Al ‘aire libre’ el nuevo Wind exhibe sin pudor su interior. Lleno de referencias deportivas, Renault es otra de las marcas que ha sucumbido a la moda de inspiración ‘motard’ en aspectos como el cuadro con relojes de diseño tubular coronados por una original visera translúcida. Desde el fabricante se asegura que la posición de conducción es muy tendida y los asientos –las imágenes dan fe- son tipo bacquet con el reposacabezas integrado. A primer golpe de vista se le puede achacar al Wind que la línea de los mandos, consola y volante no discurre en paralelo al rupturismo del resto del conjunto.
RST
Desde un punto de vista de ingeniería, el Wind no es un coche más. No es un Clio RS o un Mégane RS, pero también ha sido supervisado por Renault Sport Technologies. Su estancia en la sede de Les Ulis se ha traducido en una relación peso/rigidez de carrocería fuera de lo común, una proporción necesaria para un coupé roadster con pretensiones de pequeño gran deportivo y para mantener bajo control los niveles de consumos y emisiones. Respecto a la rigidez –clave en el comportamiento en carretera de cualquier coche-, tanto la carrocería como el maletero esconden unas barras y largueros de refuerzo.
Respecto al bastidor, el hecho de que comparta la plataforma del Clio 2 RS ya es una garantía de sensaciones. Para adaptarlo a las peculiaridades de un coche como el Wind, amortiguadores y estabilizadoras han recibido cambios para potenciar el efecto antibalanceo en ambos trenes. La dirección asistida eléctrica ‘copia’ los parámetros de desmultiplicación (16,5) para que su tacto sea idéntico al del Clio RS de última generación.
Los motores son dos: el 1.2 TCe de 101 CV cuyo turbo de baja inercia asegura sensaciones y vivacidad desde un régimen de giro muy contenido con un consumo de 6,3 litros a los 100 km; y el 1.6 16V de 133 CV atmosférico, una mecánica con el marchamo de RST y que frente al TCe se caracteriza por su flexibilidad y potencia sin tiempo de espera.
