COCHES
Prueba

Volkswagen Scirocco R: Máxima pureza

  • El motor es pieza clave en el carácter bravío que exhibe
  • Al volante, se palpa algo de la 'explosión controlada' que es el Polo
  • El cambio DSG con mando secuencial es un socio necesario

No hay mejor manera de volver ‘al tajo’ que con una pequeña bomba de 280 CV esperándote en el garaje. Volkswagen Canarias ha puesto en nuestras manos el Scirocco R, lo más bestia dentro del catálogo de este modelo que es, de largo, el más exótico de su gama actual dejando al margen una serie limitada ultra exclusiva como el XL-1.

En otras ocasiones hemos puesto en valor cómo el Scirocco se aleja de la uniformidad que impone el ser una marca generalista con un planteamiento más ‘de autor’ y más hedonista. Pues bien, todo lo que subrayamos de este coche cuando lo probamos a principios de año hay que multiplicarlo por tres en su versión R.

En el caso del motor, pieza clave en el carácter bravío que exhibe desde el primer acelerón, prácticamente hay que multiplicarlo por dos respecto al 2.0 TSI de 180 CV que es el que más se le acerca. Son 280 CV, 15 CV más respecto al modelo anterior y con una aceleración de 0 a 100 km/h en algo más que un suspiro: 5,5 segundos.

Si en su momento ese propulsor de 180 CV nos pareció “fantástico” para el Scirocco, sorprende que con una serie limitada de modificaciones, la versión R brille de tal manera con el 2.0 TSI vitaminado de 280 CV. Es cierto que se pierde ese equilibrio que tenía aquel modelo que probamos, pero es lo que espera, más aún después de haber ‘catado’ también el Polo R WRC versión calle

Carácter explosivo

Efectivamente, se palpa algo de esa explosión controlada de prestaciones, una aceleración llena y rotunda que tiene en el cambio de doble embrague DSG con mando secuencial un socio perfecto y necesario. Con el selector en la posición S y desde parado, la aceleración que transmite es emocionante, llegando justo al límite de las capacidades de tracción del tren delantero sin tener launch control ni tracción total. De nuevo el escalonamiento de las distintas relaciones es un acierto absoluto y la electrónica es capaz de ‘sincronizar’ rápidamente el comportamiento del cambio a nuestras intenciones. Para que salga a relucir toda esa potencia, sólo hay que fruncir el ceño, apretar los dientes, agarrar fuerte el volante y girar el tobillo...

Volkswagen sigue sin cargar demasiado las tintas a la hora de exteriorizar la deportividad de sus coches. Ni siquiera en lo que ya es toda una subgama ‘R’ de altas prestaciones. Con ello se gana en discreción y, muy especialmente, en elegancia al recurrir a unos paragolpes más afilados y unas taloneras también específicas. Las llantas, de color negro, 19'' y diseño Lugano, son parte del equipamiento opcional.

Ambiente deportivo

En el interior sí se respira ese ambiente que todo amante de los deportivos espera. Los asientos R de baquet vestidos con habilidad Premium de distintos tipos de cuero aportan una sujeción necesaria cuando toca bailar al son que marca el Scirocco en curva. El volante, con pespuntes en color claro, mandos integrados y envuelto de piel muy fina, tiene la base ligeramente achatada como marca la ley –no escrita– para este tipo de coches.

En un ambiente en el que reina la oscuridad, hay elementos cromados que le dan un toque de brillo al propio volante, cuadro, difusores de aire, selector del cambio DSG y los propios pedales recubiertos de metal pulido. La moldura embellecedora que cruza el salpicadero está hecha en símil de fibra de carbono. Los tres indicadores que presiden ese salpicadero y que informan de la presión del turbo, la temperatura del aceite y un cronómetro, tienen más sentido en el Scirocco R que en ninguna otra variante de este coche.

Uno de los sacrificios que hace el Scirocco respecto a los modelos de la marca más deportivos es el confort. En la versión R, a las limitaciones de espacio, a las plazas traseras algo limitadas y un maletero también con sus restricciones hay que sumar unas suspensiones que ‘copian’ hasta la última piedra suelta de la carretera. Pero seamos sinceros: no nos importa en absoluto. 

Por encima de convencionalismos

El Scirocco es lo que es. Un coche con un cierto componente de capricho hecho para los que aún están exentos de preocupaciones tan mundanas como hacer encajar la silla infantil o si el maletero resiste una mudanza. No. El Scirocco está por encima de eso y sólo se somete a las leyes físicas que impone una carretera repleta de curvas. Ahí es donde esta versión R se ríe de todos esos coches que buscan un equilibrio para ser ‘deportivos para el día a día’.

Las suspensiones del Scirocco R son, de entrada, deportivas, es decir, no es un aditivo opcional en su equipamiento. Mientras que en otros coches hay que afinar el tacto para percibir una diferencia clara en una conducción fuera de circuito, en éste si nos ha parecido evidente ese mayor grado de dureza. Con ello el Scirocco, que ya de por sí es un coche que sorprende por su capacidad para girar con la carrocería plana en curva, tiene razones para presumir de un comportamiento extremadamente ágil. Hay que recordar que cuenta con el as en la manga del bloqueo electrónico del diferencial XDS que se encarga de aprovechar toda la tracción posible en curva.

Incluso con las ruedas bastante gastadas –como era el caso de esta unidad–, cuesta poner en problemas un tren delantero exquisito. Igual que en otras versiones y en otras tomas de contacto que hemos tenido con el Scirocco previamente, el eje trasero también mostró un comportamiento algo nervioso en fuertes frenadas. Lejos de ser incómodo, le da un toque ‘juguetón’ al trasero que lo hace divertidísimo. El tacto de la dirección vuelve a recordarnos al del Polo R WRC.

En resumen, el Volkswagen Scirocco R es la guinda perfecta de la gama Scirocco. Su configuración, poco anclada a las necesidades que han de cubrir los compactos deportivos de amplio espectro, da un juego enorme de cara a sacar partido al motor de 280 CV.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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