DEPORTE
CERT

El huracán de Manlleu

  • Juan Carlos Quintana está siendo una de las sensaciones este año.
  • Gustavo Sosa se mantiene en la lucha por el título de Grupo N.
  • Kevin Guerra sigue aspirando a ganar la Copa Kobe Motor.

Desde el mes de marzo, cuando se presentó en Lorca, metiendo el miedo en el cuerpo a sus rivales, nuevamente con un Peugeot 208 R5 como el que había impuesto el año anterior en Cervera, aunque alquilado esta vez a Calm Competició, Xevi Pons desató en la escena del Nacional de Tierra una suerte de huracán como los que le tocó sufrir durante alguno de sus viajes al Japón, cuando corrió el Mundial como oficial Subaru.

A igualdad de condiciones, guiando una montura más desarrollada que la que condujo Cohete en 2017, un piloto profesional, con su bagaje y palmarés, sólo podía aspirar a hegemonizar un campeonato aglutinado por equipos privados, muy apto para él como preparación previa al Dakar, cuyo statu quo ha roto claramente esta temporada.

Salvo en Lanzarote, donde le costó coger el feeling al principio, viéndose intimidado durante los kilómetros iniciales por el ídolo local, Yeray Lemes, inclusive por José Luis Peláez, el de Manlleu apenas tuvo oposición durante las cuatro primeras citas del certamen, en las que encadenó con facilidad una secuencia de triunfos que, a falta de otros tantos rallyes para completar el calendario, le ha establecido ya, prácticamente, como virtual campeón; por tercera vez.

Peláez ha sido, hasta el momento, el rival que más de cerca ha seguido la estela del catalán con su nuevo Skoda Fabia R5. Aunque una mala racha en forma de pinchazos le ha impedido llegar a plantarle cara con todas las de la ley. Se esperaba que Gorka Eizmendi, flamante vencedor de la última cita del pasado año, celebrada en Motril (Granada), pudiera echar carreras a Pons con su nuevo Ford Fiesta R5, como llegó a hacer, de hecho, durante los tramos iniciales del Rallye de Lorca. Pero un accidente en ese mismo escenario, que le dejó un par de vértebras tocadas, trastocó desde el principio la temporada del vasco.

Los hermanos Villanueva tampoco se han prodigado demasiado por ahora. El pequeño, Willy, brilló en su estreno con un Citroën DS3 R5; sin embargo, a partir de Pozoblanco, ni él ni Álex, el mayor, volvieron a concurrir a ningún rallye. Juan Carlos Quintana ha sabido aprovechar ese vacío de poder entre las huestes de los R5, y su magnífico desempeño con el Mitsubishi Proto que estrenó al inicio del campeonato, para establecerse entre las posiciones de privilegio de la clasificación, por delante de Javier Pardo, una de las figuras en ciernes de este campeonato, y Eduard Pons; posiblemente, junto a Daniel Alonso, el piloto que más haya evolucionado desde que se incorporó al Nacional de Tierra en marzo. Camino inverso, lamentablemente, al que ha experimentado Marcos González, desfondado anímicamente por las averías técnicas que experimentó el Peugeot 208 N5 con el que probó suerte, sin encontrarla, durante las primeras citas del calendario.

Los que también han seguido haciéndolo, y a pasos agigantados además, han sido los chicos de la Beca Junior R2, cuya sola presencia resultó un estímulo indiscutible en los dos rallyes del CERT a los que fueron convocados, Lorca y Pozoblanco, donde además de constatarse el potencial de Jan Solans, se descubrieron las buenas maneras que atesoran igualmente en este tipo de terreno otras nuevas promesas, procedentes del Volant RACC de Cataluña, como Sergi Francolí o Pep Bassas.

Como es lógico, la media de edad dentro del Grupo N está siendo mayor, un año más, aunque la inscripción sorpresa en Galicia de la joven dakariana Cristina Gutiérrez, que salió por primera vez a un rallye del Nacional, sirvió como incentivo para una división dominada hasta ahora por Rodolfo Suárez, donde Gustavo Sosa se mantiene aún con posibilidades de pelear el título durante la segunda mitad del año.

En circunstancias similares se encuentra a estas alturas del campeonato otro majorero, Kevin Guerra, segundo clasificado en la Copa Kobe Motor después de las tres pruebas celebradas hasta el momento, a 12 puntos del extremeño Paco Montes, mucho más solido y confiado que en anteriores ediciones de la monomarca Toyota.

Si bien el prematuro accidente que sufrió en Lorca le complicó las cosas al inicio, el palmero Antonio Acosta está también en la picota, después de haber recuperado terreno antes de alcanzar el ecuador de su segunda temporada como piloto del Nacional de Tierra. Un certamen con un plantel espléndido de vehículos, que se ha edulcorado todavía más este año con la incorporación del Porsche de Sergio Vallejo. Toda una delicia para disfrutarlo desde fuera, a pie de cuneta, y también desde dentro.

Autor
Nacho Villarín
Periodista por vocación. Apasionado al motor desde crío. Especialista en rallyes de MARCA. Colaborador de MotorEnLínea, TodoRacing, Turini y Vuelta Rápida GT.
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