DEPORTE
WRC

Al-Attiyah da el primer Dakar a Toyota

  • Carlos Sainz gana la última etapa.

Los japoneses han podido respirar tranquilos. Esta vez, no ha habido malfario de ningún tipo. Tal como estaba escrito, Nasser Al-Attiyah ha brindado hoy a Toyota, nada más concluir la última etapa, su primer triunfo absoluto en el Rallye Dakar. Una cuenta pendiente para la marca asiática, que, por fin, ha quedado saldada este año, después de varias intentonas, gracias a la eficacia y solidez de la Hilux V8 y, por supuesto, al dominio palmario que ha ejercido el piloto árabe, de principio a fin, en esta edición tan concentrada y selectiva, puramente desértica, como la que ha concentrado el desierto del Perú. Un terreno idóneo tanto al prototipo de Overdrive como a las destrezas del catarí, en el que se ha intercambiado los papeles (metafóricamente, se entiende) con Stéphane Peterhansel para adjudicarse el touareg dorado por tercera vez.

Por increíble que parezca, Monsieur Dakar, casi siempre certero e infalible, ha encadenado una serie de contratiempos en su primera andadura con el buggy de Mini que le han impedido plantar cara de tú a tú al hombre fuerte de Toyota, completamente transfigurado respecto al prototipo de piloto bravo y agresivo que ha sido siempre durante una edición intachable por su parte, en la que apenas ha tenido oposición.

Por primera vez en toda su carrera, el ímpetu, el nervio, la ambición que acostumbra a poner de relieve siempre que se acopla el casco se han difuminado de la idiosincrasia de Nasser, que ha corrido este Dakar con mayor lucidez que nunca, aplicando un planteamiento perfecto, inmaculado, sin un solo percance, que, a la postre, le ha reportado la victoria más contundente de los últimos tiempos.

Casi tan acertado como el catarí ha estado también Nani Roma en una de las mejores ediciones que se le recuerdan desde que pasó a competir dentro de la categoría de coches. Aunque no ha ganado ninguna etapa, tampoco ha incurrido en grandes dificultades a lo largo de una edición propicia para dakarianos de raza como él, en la que ha sacado a relucir su casta, una vez más, para hacerse con la segunda posición final, seguido, nada menos, del mismísimo Sébastien Loeb.

Aunque se ha pasado casi todo el rallye abriendo pista, el galo ha sido el que más especiales se ha anotado en su última actuación oficiosa con un vehículo del Grupo PSA. Una demostración más del talento y la velocidad que atesora el gran campeón francés, quien, sin embargo, sigue careciendo de esa pizca de fortuna siempre necesaria para ganar una prueba que, por momentos, se vuelve una auténtica lotería, como es el Dakar.

Este año, los boletos que le han tocado en su estreno con X-Raid no han sido, precisamente, los más halagüeños para Carlos Sainz. No obstante, a pesar de todos los desatinos que ha tenido que ir solventando en el transcurso de la carrera, el madrileño se ha podido despedir a lo grande, dejando su sello como a él le gusta al anotarse la última etapa de una edición atípica, agotadora y fulminante, aunque también compacta y monocorde, que puede marcar un antes y un después en la historia del Dakar.

Autor
Nacho Villarín
Periodista por vocación. Apasionado al motor desde crío. Especialista en rallyes de MARCA. Colaborador de MotorEnLínea, TodoRacing, Turini y Vuelta Rápida GT.
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